Volvamos al principio
Al principio de esta lección nos enfocamos en el deseo que Dios tenía de establecer una relación eterna con su creación humana. Quiere compartir con sus hijos su naturaleza divina. A lo largo de los siglos Dios ha invitado a las personas —incluso a toda una nación— a establecer una relación especial, un pacto, con él. Entre estos acuerdos divinos están muchas promesas que Dios ha cumplido y que aún cumplirá a su pueblo.
Comenzando hace aproximadamente 2000 años, Dios invitó a una nación espiritual, aquellos llamados a su iglesia (Gálatas 6:16), a tener una relación con él, y estableció el proceso para que esto fuera posible. La Biblia lo llama conversión (Hechos 3:19; 15:3).
Dios nos llama a establecer una relación personal con él. Debemos notar que a Dios le complace mucho conferir sus promesas y sus dones: “Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder, para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo” (2 Tesalonicenses 1:11-12).
Al comienzo Dios hizo que el hombre se enfrentara a una decisión crucial, simbolizada por los dos árboles del huerto del Edén (Génesis 3). Dios nuevamente le ofrece a su pueblo la oportunidad de tomar del árbol de la vida y entrar en una relación eterna con él. Este es el cumplimiento espiritual de la intención que Dios tenía originalmente con Adán y Eva. El sacrificio de Jesucristo lo hizo posible.
Jesús nos dice: “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad” (Apocalipsis 22:13-14).
Recordemos el cumplimiento seguro de la inspiradora promesa de la relación que tenemos con Dios bajo el nuevo pacto. ¡Él hará que sus promesas se cumplan! En Apocalipsis 21:3-5 se resume la relación que nuestro Creador quiere establecer con todos nosotros: “He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas”.
Dios nos llama —nos invita— a tener una relación eterna con él como miembros de su familia. En la próxima lección estudiaremos cómo es que Dios quiere que respondamos a su llamamiento y cultivemos nuestra relación con él.
En esta lección hemos tratado brevemente ciertos aspectos del plan de Dios, su propósito con la humanidad y su forma de trabajar y relacionarse con nosotros. Para entender mejor los conceptos fundamentales de esta lección, le recomendamos los siguientes folletos gratuitos:
• Nuestro asombroso potencial humano
• El camino hacia la vida eterna
• Usted puede tener una fe viva
• La iglesia que edificó Jesucristo
• El evangelio del Reino de Dios
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