Surge un evangelio falso

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Surge un evangelio falso

Hemos visto que en la actualidad Satanás es el gobernante y dios de este mundo. Siendo el engañador de la humanidad desde los principios de la historia humana, Satanás ha influido profundamente en la religión. Engaña a la humanidad falsificando y corrompiendo las enseñanzas de Dios.

¿Se enfrentaron los apóstoles con un evangelio pervertido y versiones adulteradas de las enseñanzas de Cristo?

“Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo” (Gálatas 1:6-7).

“Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado” (2 Pedro 2:1-2).

¿Cuál fue la reacción de Pablo ante quienes enseñaban un evangelio diferente?

“Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema” (Gálatas 1:8-9).

Pablo condenó a quienquiera que predicara un evangelio diferente del que habían enseñado él, los otros apóstoles y Jesucristo. Aunque Pablo no da detalles de esta enseñanza tergiversada, por los acontecimientos posteriores podemos deducir algunas formas en que el mensaje de Cristo empezó a ser adulterado.

¿Quién fue responsable de las falsas enseñanzas?

“Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis” (2 Corintios 11:3-4).

“Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (vv. 13-15)

Pablo les pidió a los ancianos de la iglesia de Éfeso que se reunieran con él (Hechos 20:17); esto fue poco antes de su arresto en Jerusalén por predicar el evangelio. Les advirtió: “Por tanto, mirad por vosotros mismos, y por todo el rebaño . . . para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos” (vv. 28-30). El creciente número de falsos maestros hizo que muchos abandonaran las enseñanzas de Pablo y de los otros apóstoles. Esas personas enseñaban sus propias ideas no bíblicas. Pablo escribió: “Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos” (Romanos 16:17- 18).

¿Previó Jesucristo este problema?

“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (Mateo 7:13-15).

Jesús sabía que surgirían falsos maestros que tergiversarían sus enseñanzas aun cuando afirmaran representarlo. Tales maestros continuaron ganando un mayor número de seguidores. Con el correr de los años se convirtieron en los muchos, y, como Jesús había predicho, los fieles eran pocos en comparación. No pasó mucho tiempo antes de que un cristianismo falso, que enseñaba un evangelio adulterado y radicalmente diferente del de Jesús y sus apóstoles, llegara a ser un gran movimiento religioso. Notemos la descripción que hace un historiador moderno del resultado de los cambios doctrinales en los primeros siglos: “Al considerar la iglesia cristiana a principios del siglo cuarto, nos es difícil reconocer en ella la comunidad de los tiempos apostólicos, o mejor dicho, no podemos reconocerla en absoluto” (Charles Guignebert, The Early History of Christianity [“Historia temprana del cristianismo”], 1927, p. 122). En menos de tres siglos, la iglesia visible que se llamaba a sí misma cristiana ya no era reconocible como la iglesia fundada por Cristo y los apóstoles. A veces, aquellos que rehusaban aceptar las doctrinas falsas y un evangelio adulterado ya no podían revelar abiertamente su identidad sin ponerse en riesgo de persecución y muerte.

Aún abundan, bajo el nombre de cristianismo, conceptos erróneos acerca del evangelio y las doctrinas de Cristo. La advertencia de Pablo continúa vigente: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo” (Colosenses 2:8).

¿Cuándo se detendrá el engaño satánico?

“Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años” (Apocalipsis 20:1-2).

Inmediatamente después de que Cristo regrese, Dios atará a Satanás. Durante los 1.000 años siguientes será restringido y ya no tendrá influencia en los asuntos humanos. Así terminará su gobierno de confusión y engaño como “el dios de este mundo” (2 Corintios 4:4). Entonces estará listo el escenario para un nuevo gobernante sobre la tierra, Jesucristo.