Las Limitaciones De La Ciencia

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Las Limitaciones De La Ciencia

La civilización moderna no es capaz de suplir nuestras necesidades espirituales. La ciencia se limita a lo que se puede observar y medir, y sencillamente no puede enseñarnos todo lo que necesitamos saber acerca de nosotros mismos. Las especulaciones filosóficas son sustitutos inadecuados del conocimiento revelado por Dios. Además, el engaño espiritual que afecta al mundo entero (mencionado en Apocalipsis 12:9) viene a incrementar nuestra dificultad para entendernos correctamente.

Lo que no se entiende es que nuestras mentes están sujetas a leyes espirituales que son tan inexorables como las leyes físicas que han descubierto los científicos. Aunque no podemos ver la fuerza de la gravedad, ninguno de nosotros duda de su existencia. Y así como la gravedad afecta y gobierna las acciones de todos los objetos físicos, así también las leyes espirituales afectan y gobiernan nuestras acciones y comportamiento. No podemos transgredir impunemente las leyes morales y espirituales de Dios.

El método científico tiene otras limitaciones. Las cualidades y sentimientos que no tienen peso ni dimensiones espaciales —tales como el amor, la vanidad, el odio, la apreciación de la belleza, la inspiración de un poeta o aun las aspiraciones de un científico— no pueden comprobarse científicamente.

Aunque la ciencia aporta cierto conocimiento al misterio del hombre, sólo Dios puede decirnos quiénes somos, por qué existimos y cuál es nuestro verdadero potencial. Su Palabra, la Biblia, llena el vacío espiritual en el conocimiento humano.

En la Palabra de Dios se considera al hombre en su totalidad, pues éste simplemente no puede ser separado en partes distintas e independientes. Así como dejaríamos de existir si nuestros órganos estuvieran aislados unos de otros, así también seríamos menos que humanos si nuestros atributos espirituales no estuvieran presentes. Es en el todo del hombre (y de la mujer) que debemos enfocar nuestras energías intelectuales. Sobre todo, no debemos hacer caso omiso del aspecto espiritual.

En su libro Human Options (“Opciones humanas”), el ensayista Norman Cousins escribió: “Ese algo que constituye la cualidad única humana no puede expresarse adecuadamente por medio de ningún término solo. Aún el ‘espíritu’ del hombre y su ‘capacidad para la fe’ no son la totalidad de esa cualidad única”. Son muchos los factores que nos separan del reino animal: el lenguaje; la capacidad de conceptualizar; nuestra percepción del pasado, del presente y del futuro; nuestra capacidad de razonar y de entender las matemáticas; nuestro cuerpo y mucho más. Sin embargo, hay un factor aún más importante: nuestra necesidad de entender.

El escritor R.J. Berry, en su libro God and Evolution (“Dios y la evolución”), señaló una importante característica distintiva, una característica que abarca y trasciende todas las demás: “El factor clave para entender nuestra naturaleza, tal como lo enseña la Biblia, es examinar el significado de la imagen de Dios, la cual nos diferencia de los ... animales”.