Curso Bíblico Lección 3: ¿Por qué creó Dios al hombre?

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El hombre necesita desesperadamente recibir conocimiento de una fuente fuera de sí mismo, no sólo respecto a lo físico y material, sino también en el aspecto mental y espiritual.

Biológicamente, el hombre es un organismo vivo.

La civilización moderna no es capaz de suplir nuestras necesidades espirituales. La ciencia se limita a lo que se puede observar y medir, y sencillamente no puede enseñarnos todo lo que necesitamos saber acerca de nosotros mismos.

En el libro del Génesis se nos dice que Dios creó al hombre a su imagen; lo formó del polvo de la tierra y sopló en su nariz aliento de vida (Génesis 1:26-27; 2:7).

¿Qué es el hombre? Son pocos los que tienen una respuesta correcta y satisfactoria a esa trascendental pregunta.

Debido al papel crucial que Jesús desempeña en el futuro de la humanidad, es esencial que entendamos su humanidad.

Jesucristo es llamado “el Hijo del Hombre” más de 80 veces en la Biblia. Este fue el término que más comúnmente usó para referirse a sí mismo. Tanto en arameo (idioma que Jesús hablaba), como en griego o hebreo, la expresión significa un hombre común y corriente.

La imagen de Dios puede ser renovada en los seres humanos solamente por la presencia viva de Jesucristo en sus vidas.

Algunas personas se imaginan a Dios como un monstruo que castiga a los seres humanos reprobados en el fuego del infierno por toda la eternidad.

Pero ¿dónde residirá la familia de Dios? ¿En qué se ocuparán sus miembros? ¿Existe alguna base bíblica que apoye la idea tan común de que eternamente estarán tocando arpas en alguna parte del cielo?

Dios el Padre es el gobernante supremo del universo entero. Todo en los cielos y en la tierra está sujeto a su autoridad.

Que podemos aprender sobre el ejemplo de David?

A continuación un pequeño glosario de la tercera lección.

Preguntas para ayudarle a reflexionar acerca de los conceptos presentados en esta lección y aplicarlos en su vida