El camino de vida según Dios

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El camino de vida según Dios

Para recibir la vida eterna, ¿basta con sólo creer en Jesús como nuestro Señor y Salvador?

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:21-23; comparar con Lucas 9:23).

Aunque aceptar y honrar el papel de Cristo es esencial para nuestra salvación, Jesús dijo que solamente creer en su nombre no cumple con todos los requisitos que Dios tiene en cuanto a la forma en que debemos vivir. Debemos también hacer la voluntad del Padre.

Jesús explicó que él espera mucho más de sus seguidores que simplemente creer que él es el Cristo —el Mesías— y llamarlo Señor. También requiere que cambiemos la forma en que vivimos.


¿Cómo describe Cristo la forma en que deberíamos vivir?

“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:13-14; comparar con Lucas 13:23-25).

George Barna, encuestador norteamericano especialista en observar y catalogar las tendencias y comportamientos religiosos, dice que el cristianismo moderno es de un kilómetro de ancho y un centímetro de profundidad.Pero esta clase de cristianismo no es el sendero que lleva hacia el Reino de Dios. Más bien, según lo que dice Jesús, es el camino a la destrucción.

El camino que conduce a la vida eterna es la forma de vida que se encuentra dentro de los límites definidos por la ley de Dios.No es el camino ancho y popular que aprueba cualquier preferencia y práctica de comportamiento.

¿En qué se basan la mayoría de las personas para definir la forma en que deben servir y adorar a Dios?

“Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres” (Mateo 15:8-9).

“No envié yo aquellos profetas, pero ellos corrían; yo no les hablé, mas ellos profetizaban. Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras” (Jeremías 23:21-22; comparar con 2 Corintios 11:13-15).

Como sucedió en los días de Jesús y de los profetas bíblicos, ¡así sucede hoy también! La mayoría de las personas basan su fe en las palabras y las opiniones de los maestros religiosos que aprecian más. Son pocos los que investigan primero las palabras de Dios en las Escrituras como la fuente básica de sus creencias.

¿Cuál debería ser la fuente de nuestras creencias y la guía para nuestro comportamiento?

“Así que la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Dios” (Romanos 10:17; comparar con los vv. 15-16).

“¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido” (Isaías 8:20).

Si de veras queremos seguir a Dios de acuerdo con sus instrucciones, debemos evaluar honestamente los orígenes de nuestros hábitos actuales de adoración y nuestra forma de vida. Debemos preguntarnos si se derivan de las Escrituras.¿Son nuestros maestros fieles a la palabra de Dios? ¿O transmiten únicamente las ideas y enseñanzas de los hombres? La respuesta a estas preguntas marca una enorme diferencia en si Dios va a trabajar con nosotros como sus siervos o si nos va a rechazar.


¿Es una tendencia reciente la adoración a Dios en vano?

“Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres” (Mateo 15:7-9).

“Y vendrán a ti como viene el pueblo, y estarán delante de ti como pueblo mío, y oirán tus palabras, y no las pondrán por obra; antes hacen halagos con sus bocas, y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia. Y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores, hermoso de voz y que canta bien; y oirán tus palabras, pero no las pondrán por obra” (Ezequiel 33:31-32).

Hace más de 2500 años los profetas Isaías y Ezequiel describieron el enfoque egoísta y sin sentido que los israelitas habían adoptado con respecto a la adoración. Las personas oían las palabras de los mensajeros de Dios, pero no practicaban lo que oían. Más tarde, en la época del Nuevo Testamento, Jesús dijo que el enfoque que ellos tenían era tal, que adoraban a Dios en vano:sin frutos y sin valor. Poco ha cambiado. Nuestra era es la de la incredulidad.

¿Cómo describen las Escrituras las creencias y la conducta de los primeros cristianos?

“. . . Cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios” (Hechos 18:26).

“Hubo por aquel tiempo un disturbio no pequeño acerca del Camino” (Hechos 19:23).

“Entonces Félix, oídas estas cosas, estando bien informado de este Camino, les aplazó, diciendo: Cuando descendiere el tribuno Lisias, acabaré de conocer de vuestro asunto” (Hechos 24:22; comparar Hechos 9:1-2; 19:1-2, 9-10).

Los miembros de la iglesia primitiva con frecuencia se referían a sí mismos como aquellos que seguían el Camino.Pablo se refiere a su forma de vida como “el camino del Señor” y “el camino de Dios” (Hechos 18:25-26). En otras palabras, los primeros cristianos, que habían sido instruidos directamente por los apóstoles de Cristo, eran reconocidos por sus obras y sus acciones.Su forma de vida piadosa los distinguía de la sociedad en que vivían.

El camino de vida de los primeros cristianos se llamó el Camino porque ellos vivían de la forma en que Cristo vivía.Siguieron su ejemplo y obedecían sus instrucciones. El “Camino” era entonces, y sigue siéndolo, una forma de vivir y de pensar que es profundamente diferente de la que sigue la inmensa mayoría de la humanidad.