La novia de Cristo
¿Cómo describe Pablo el amor que Cristo tiene por la iglesia?
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:25). Jesús ama a la iglesia como un hombre que espera casarse con la mujer de sus sueños. Él estaba dispuesto a dar su vida para salvar la de ella.
¿Cuál será la vestimenta de la novia para el matrimonio cuando Cristo regrese a regir la tierra?
“Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos” (Apocalipsis 19:6-8).
La iglesia se habrá preparado espiritualmente para esta boda. Ella aparece con un maravilloso vestido de boda, que de hecho simboliza sus actos justos. ¿Qué es justicia a los ojos de Dios? Salmos 119:172 la define: “Hablará mi lengua tus dichos, porque todos tus mandamientos son justicia”.Entre los actos justos están la obediencia a los mandamientos de Dios y una continua lucha por seguir el ejemplo perfecto de Jesús.
¿Cómo prepara Cristo a su iglesia para esa boda majestuosa?
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha” (Efesios 5:25-27).
Las “manchas” a las que Pablo se refiere aquí son pecados que mancillan el hermoso vestido limpio de la que será la novia de Cristo. El pecado —la violación de la ley de Dios— debe ser lavado por la sangre del sacrificio de Cristo, y debemos mantenerlo alejado utilizando el poder del Espíritu Santo, que nos capacita para cambiar y crecer espiritualmente. La Iglesia de Dios enseña, y exhorta a que vivamos, de acuerdo con las leyes de Dios. Se prepara activamente para convertirse en la novia de Cristo sin mancha ni arruga.