Rodeados

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Rodeados

¿Se imaginan lanzarse de un avión con paracaídas?

Ahora conciban esa idea en un escenario bélico. El avión que te transporta a ti y a tus compañeros es disparado y cañoneado por el enemigo desde el suelo. Algunos salen heridos, otros mueren instantáneamente. Puedes ver otros aviones cayendo mientras están prendidos en fuego. Eventualmente logras saltar de tu avión y ves un ejército de paracaidistas descendiendo a territorio enemigo, todo en medio de continuas ráfagas de fuego. Tantas cosas pueden salir mal, pero milagrosamente consigues aterrizar ileso, solo que embotellado por enemigos.

“…nos rodearán y borrarán nuestro nombre de la faz de la tierra.” – Josué 7:9 (Nueva Traducción Viviente.)

En este momento, quizás ya no quisieran ni acercarse a un avión. Suena atemorizante, y ciertamente lo fue para los soldados de la Compañía Easy del 2.º Batallón del 506.º Regimiento de Infantería de Paracaidistas de la 101.ª División Aerotransportada del Ejército de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.

Ellos vivieron todo lo que describí en plena oscuridad de la noche cuando invadieron Normandía para combatir al ejército de los Nazi. Fue todo un caos. Muchos de ellos hasta terminaron perdidos dentro de líneas enemigas luego de aterrizar.  

A pesar de estar rodeados por el adversario, los paracaidistas pudieron reagruparse y pelear contra los alemanes. El avance de las fuerzas aliadas (entre ellas los EE. UU. y Reino Unido) forzó la retirada de los Nazi. En diciembre de 1944, este grupo de soldados fue enviado a defender el punto estratégico de Bastoña, en medio de uno de los inviernos belgas más fríos que se había registrado.

Los alemanes querían cortar las líneas defensivas de los aliados, hasta el punto de forzarlos a aceptar su renuncia.

Las acciones de estos soldados están famosamente dramatizadas en la serie televisiva, “Banda de Hermanos”. Justo antes de entrar a Bastoña, un teniente le dice al Capitán Winters, comandante de la Compañía Easy: “Parece que estarán rodeados.”

“Así que una noche, el rey de Aram envió un gran ejército con muchos caballos y carros de guerra para rodear la ciudad.” – 2 Reyes 6:14 (Nueva Trraducción Viviente.)

La respuesta del capitán: “Somos paracaidistas. Se supone que deben rodearnos.”

Con el paso de los días, los valientes paracaidistas de la Compañía Easy, junto a otros batallones, y ante la superioridad numérica del adversario que los acechaba en las áreas circundantes de Bastoña, entraron a defender esa zona a pesar de carecer de suficientes municiones, comida, ropa de frío, y sin el apoyo aéreo, pues en aquella ocasión toda la zona estaba cubierta en neblina, dando poca visibilidad a los aviones.

Después de una lucha feroz contra los alemanes, y de sobrevivir a constantes bombardeos en medio de los bosques y en el pueblo, los paracaidistas lograron mantener su posición y exitosamente defendieron ese punto. Finalmente fueron rescatados de ahí por refuerzos del ejército del General Patton, famosa figura dentro de las fuerzas estadounidenses.

Pero esa es nuestra situación actual como cristianos, ¿no? Estamos embotellados, rodeados, cada día. ¿Y cuál debe ser nuestra respuesta ante tanta presión?

“Somos cristianos. Se supone que el mal nos rodea.” De ahí, nos toca luchar, como los valientes guerreros de David: “…hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó, y quedó pegada su mano a la espada” – 2 Samuel 23:10 (Reina Valera 1960). El rescate de Dios siempre llega.

“Por todos lados nos presionan las dificultades, pero no nos aplastan. Estamos perplejos, pero no caemos en la desesperación. Somos perseguidos, pero nunca abandonados por Dios. Somos derribados, pero no destruidos.” – 2 Corintios 4:8-9.