Estrechemos nuestra relación con los abuelos

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Muchos adolescentes no se identifican con sus abuelos y tienen ciertos estereotipos sobre los adultos mayores: cognitivamente lentos, viven en el pasado, repiten las historias y están desactualizados. Algunos jóvenes, incluso, piensan que no tienen muchas cosas que compartir con ellos.

Argumentan que los mayores no comprenden las presiones ni los cambios que ellos confrontan. Al mismo tiempo, algunos abuelos pueden estar inseguros de lo que deben decirles, especialmente en relación con la música y el entretenimiento de hoy en día.

Pero los abuelos no solo hacen reparaciones y manualidades, también te pueden dar consejos útiles por sus décadas de experiencia. Te pueden ayudar a resolver algunos problemas en mejor forma que tus amigos inmersos en las mismas dificultades.

El consejo de la Biblia

En la cultura oriental todavía prevalece el respeto y la honra hacia los ancianos. La Biblia nos dice que la sabiduría llega con los años. “En los ancianos está la ciencia, y en la larga edad la inteligencia” (Job 12:12). En el libro de Levítico, Dios amonestó a los israelitas a respetar a sus mayores: “Delante de las canas te levantaras, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor” (Levítico 19:32).

A través del registro familiar, podemos conocer mejor a nuestros ancestros. Los abuelos pueden contarte como era la familia cuatro generaciones atrás y relatarte historias sobre tus padres cuando ellos eran niños, lo cual te ayudará a conocerlos mejor.

No todos los abuelos tienen su cabeza blanca, cabello escaso o caminan con la ayuda de un bastón; algunos todavía trabajan y llevan una vida activa. Además, este contraste etario nos enseña el proceso del envejecimiento.

Los abuelos que sufren algún padecimiento crónico nos enseñan lecciones valiosas sobre la empatía. Mi abuelo, por ejemplo, sufrió un terrible accidente de adulto joven, lo cual le impidió caminar por el resto de su vida. Así que siempre lo tuvimos en casa, sentado en su silla de ruedas, como nuestro aliado y consejero. Recuerdo que con mi hermano mayor lo llevábamos a pasear en su silla y al cine a ver sus películas favoritas.

Fortaleciendo el vínculo

Puede haber obstáculos para estar cerca, pero se pueden superar. Debemos desechar los estereotipos sobre la gente mayor. No asumas que no les gusta escuchar tu música, tu deporte favorito o las películas que ves. Tampoco des por sentado que no pueden aprender a jugar videojuegos, usar la computadora o el teléfono celular; ayúdales a que disfruten de esta tecnología.

Los abuelos nos relatan “cómo eran las cosas antes” bajo el lente del mundo actual. Podemos pregúntales, por ejemplo, ¿qué retos tuvieron en su adolescencia? ¿Qué dificultades para comprender a sus padres o llevarse bien con sus hermanos? Pregúntales a tus abuelos dónde se conocieron, dónde vivían y a qué lugares han viajado.

Con un interés genuino, podrás descubrir lo fascinante de sus vidas. Si tus abuelos viven lejos, en otra ciudad u otro país, llámalos regularmente. Averigua si tienen acceso a una computadora o a un teléfono inteligente. Posiblemente te sorprenderá saber que muchos tienen Facebook.

Ninguna otra relación familiar es tan especial como la de los abuelos. Haz el esfuerzo de hablarles y cuando los visites no te concentres en tu celular, interésate en su vida y muéstrales que los valoras.

Algunos estudios sociológicos indican que la brecha entre los abuelos y los nietos depende de lo que se quiere transmitir y del interés de cada uno. Generalmente, los valores que los abuelos más desean inculcar en los nietos son la ética del trabajo, la tolerancia, el respeto y la humildad.

Las nuevas generaciones a veces no reflexionan sobre lo que es importante y tienden a posponer las cosas. A continuación, te dejo una nota de un joven en su cuenta de Instagram.

Ayer falleció mi abuelo. Hacía tiempo que lo veía, pero recuerdo mi infancia a su lado. Se tomó el tiempo para hacer lo que me gustaba; me enseñó a jugar futbol y no se perdió ninguno de mis partidos, hasta que nos trasladamos a otra ciudad. Es un sentimiento extraño, porque en ese momento trágico no recordé la última vez que lo vi.  ¿Por qué no lo busqué antes? Ahora solo me queda la lección de mantener la comunicación con mis seres queridos y no dejar las cosas para mañana, porque ese día tal vez nunca llegue”.

A través de esta fascinante relación con los abuelos, se transmiten en forma oral las tradiciones familiares de una generación a otra. Esto es algo muy valioso, especialmente cuando ya no estén con nosotros.