El valor de la amistad

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El valor de la amistad

La amistad es una relación afectiva entre dos o más individuos, cimentada sobre valores fundamentales como el amor, la lealtad, la sinceridad y el compromiso. Esta puede ser entre hombres y mujeres, familiares, personas de distintas edades, ideologías y culturas.

La Biblia tiene mucho que decir sobre la amistad. Jesucristo, quien es uno en mente y Espíritu con el Padre, se casará con la Iglesia, lo cual denota una relación muy estrecha.

Las Escrituras definen a Abraham y a Moisés como “amigos de Dios”. En su vida terrenal Jesús tuvo amigos. Aunque los discípulos fueron los más cercanos, también tuvo amistad con otras personas, incluyendo cobradores de impuestos, por lo que fue criticado. Mateo, uno de estos recaudadores, se convirtió más tarde en su discípulo.

Estos ejemplos demuestran que aunque no es inapropiado tener amigos que no están en la Iglesia, debemos escoger cuidadosamente nuestras amistades, que no sean como las monedas, de poco valor y con dos caras. Juan, otro discípulo y gran amigo de Jesús, nos aconseja tener lo siguiente en mente: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Juan 2:15).

El valor de la amistad consiste en ayudarse y fortalecerse mutuamente para crecer.

Debemos encontrar un equilibrio adecuado. Podemos ayudar a otras personas en el mundo —en la sociedad— involucrándonos en trabajo voluntario, aunque no compartamos su forma de vida.

Una amistad especial

Entre los discípulos, nuestro Salvador se sintió especialmente cercano a Juan a quien le encomendó que cuidara a María, su madre, después de su muerte. Aunque Jesús tenía muchos amigos, parece haber tenido una afinidad especial con Juan. 

Las epístolas de Juan hablan del amor como tema principal. Debido a que Dios es amor y el Hijo de Dios es semejante a su Padre (Hebreos 1:3), esto explica por qué Jesús sentía un cariño especial por Juan. Siguiendo el ejemplo de Jesucristo, podemos ver que no es erróneo tener amigos cercanos, siempre y cuando esto no nos impida ayudar a otros y mantener una relación estrecha con Dios.

Un verdadero amigo

Las personas pueden ser mucho más efectivas y equilibradas si se esfuerzan por desarrollar y mantener amistades sanas. La Palabra de Dios apoya este enfoque. El libro de Proverbios está lleno de preceptos relacionados con la amistad sobre premisas correctas. Por ejemplo, Proverbios 19:4,6 nos dice: “Las riquezas traen muchos amigos; más el pobre es apartado de su amigo... Muchos buscan el favor del generoso, y cada uno es amigo del hombre que da”.

Sin embargo, el rey Salomón observó que algunos cultivaban una amistad por motivos egoístas. Un verdadero amigo es aquel que se sacrifica por su hermano, no quien sacrifica a su hermano para obtener algo. Un verdadero amigo siempre será amoroso, incluso en la adversidad (Proverbios 17:17).

Observemos cómo describe Jesucristo esta relación: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:13). Jesús no solo expresó esto, sino que lo vivió en carne propia y, para nosotros, es un desafío seguir este hermoso ejemplo.

Algunos piensan que ser amigo significa no estar en desacuerdo. Sin embargo, en ocasiones un verdadero amigo necesita decirle a su hermano en qué está equivocado. “Fieles son las heridas del que ama; pero inoportunos los besos del que aborrece” (Proverbios 27:6).

El valor de la amistad consiste en ayudarse y fortalecerse mutuamente para crecer. Las personas obtienen una ventaja si trabajan juntas. “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante” (Eclesiastés 4:9-10).

El camino de Dios no es independiente, sino interdependiente, con relaciones estrechas, como un equipo bien entrenado. Necesitamos buscar y mantener la amistad, especialmente dentro de la Iglesia, compartiendo conocimientos y experiencias. Aunque en esta época tenemos algunas restricciones para reunirnos físicamente, los diferentes medios de comunicación digital pueden ayudarnos a disfrutar del valor de la amistad.