Confrontando el trastorno afectivo estacional
Seis pasos para superar la tristeza invernal.
Sufro de Trastorno Estacional Afectivo (TAE) el cual empeoraba particularmente cuando tenía que ir a trabajar antes que amaneciera y volvía a casa al anochecer, además trabajaba en una oficina sin ventanas.
No sabía cómo pasé de ser una persona que siempre veía el “vaso medio lleno” a ser una persona pesimista.
Los síntomas asociados a la falta de luz solar son la pérdida de interés en actividades que disfrutamos, baja energía, problemas para conciliar el sueño, sentimientos de flojera y agitación y dificultad para concentrarse. El aumento de peso y los antojos por los carbohidratos también son síntomas.
Mi doctor me dijo que tenía un nivel extremadamente bajo de vitamina D y que tomara grandes dosis hasta alcanzar un nivel normal.
En los meses de invierno, trato de tomar más vitamina D de lo normal e intento hacer cosas que me recuerden que estos días oscuros son temporales.
Este trastorno ha vuelto a asomarse durante los últimos dos años a pesar de que ya no salgo a trabajar y tengo la ventaja de ver el sol en el transcurso del día. La enfermedad combinada con un mundo problemático, ha complicado más las cosas, aún cuando pensaba que volvería a tener experiencias positivas y a disfrutar más de la vida.
Se me ocurrió pensar que la gente de la antigüedad posiblemente también sufrió por la privación de luz. En sus mentes supersticiosas pensaban que traer vegetación, construir grandes hogueras y ofrecerlos como sacrificios a sus dioses (a veces hasta sacrificios humanos) los apaciguaría y acortarían los meses de invierno y apresurarían el retorno del calor y la fertilidad.
Yo hago algunas cosas para ayudarme a través de estos meses:
1. Agradecer a Dios
A menudo agradezco a Dios por las cosas que considero como una bendición. Me detengo y le doy gracias.
2. Leer la Biblia
Leo la Biblia diariamente. No importa lo que lea, me inspira y me recuerda la verdad que tenemos disponible frente a nosotros. Muchos cristianos en el pasado y aún en nuestros días en algunos países se encuentran privados de un fácil acceso a la Biblia.
3. Recordar las pequeñas cosas
Pienso en las pequeñas cosas que me traen gozo. Mi familia, mi arte, mis escritos, ¡inclusive mi perro que es muy cariñoso!
4. Tomo muchas fotografías
Tomo fotografías durante la primavera, el verano y el otoño y mientras espero que llegue la primavera nuevamente reviso estas fotografías en los días sombríos, reviviendo la belleza de la creación. A menudo hago dibujos de las fotos de mariposas y aves que he tomado. Me digo que no me asombraría de la capacidad de belleza de nuestro Creador en cada primavera si no tuviera el invierno como contraste.
5. Seamos organizados
He descubierto que mantener un entorno ordenado ayuda mucho. No importa cómo me sienta, me esfuerzo para mantener mi casa en orden y la ropa limpia, porque el desorden agrega caos a mi mente.
6. Hago mi lista de cosas pendientes.
Hago listas cada semana de las cosas que espero completar. No las cumplo estrictamente, pero me ayuda a estar motivada.
Parece que estamos entrando en días oscuros en la historia de la humanidad. Necesitamos recordar las promesas de nuestro verdadero Dios y saber que esto pasará. Él ha prometido que traerá paz y prosperidad que la humanidad nunca ha experimentado, con su Hijo a cargo del gobierno sobre la tierra.
Estos días oscuros también son temporales. El ser humano tendrá algún día su pequeña parcela con su viña y su higuera y los gobiernos déspotas serán castigados hasta que comprendan que los caminos de Dios son la mejor opción.
Los siguientes dos pasajes los encuentro alentadores:
“Dios mismo dictará sentencia
contra naciones y pueblos lejanos,
y ellos convertirán sus espadas
en herramientas de trabajo.
Nunca más nación alguna
volverá a pelear contra otra,
ni se entrenará para la guerra”.
(Miqueas 4:3, Traducción en Lenguaje Actual)
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su nombre; y se llamará su nombre Admirable. Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”.
(Isaías 9:6)