Cómo superar las pruebas

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Cómo superar las pruebas

En el transcurso de la historia el hombre siempre ha confrontado diversas dificultades. Con la llegada de la pandemia del COVID-19, los problemas se han agudizado mucho más, dejando al descubierto otros factores que amenazan nuestra supervivencia.

Algunos estudios en el campo de la psicología humana demuestran que un alto porcentaje de estas preocupaciones son imaginarias, es decir, vistas desde una óptica diferente a la realidad. Como seres humanos, tenemos la tendencia a proyectar nuestros problemas hacia el futuro.

Un enfoque positivo

Uno de los consejos que Jesucristo nos dejó es que debemos ser positivos y no permitir que la ansiedad nos domine. “Así que no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal” (Mateo 6:34).

Ciertamente, la vida está llena de experiencias gratas y de problemas que nos agobian pero que, al final, templan nuestro carácter. No es posible contemplar la belleza de un arcoíris sin que le preceda una tormenta. Dios estableció este arco en las nubes como una señal de que no destruiría de nuevo la tierra con un diluvio. (Génesis 9:16).

La “oración de la serenidad” se le atribuye al teólogo y escritor estadounidense de origen alemán Reinhold Niebuhr, cuya versión más conocida dice: “Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, valor para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia”.

Nuestro sistema nervioso está compuesto por el cerebro, la médula espinal y las redes de células nerviosas sensitivas llamadas neuronas que se encuentran en todo el cuerpo. Los neurocientíficos han descubierto que existe un proceso emocional para producir y regular emociones, pensamientos y conductas. Las palabras forman pensamientos; los pensamientos provocan sentimientos que producen actitudes; las actitudes se transforman en acciones y estas finalmente producen resultados.

Un cambio de actitud

William James, un psicólogo estadounidense, lo expresó de esta manera: “El mejor descubrimiento de mi generación es que los seres humanos podemos modificar ciertos eventos, cambiando nuestra actitud.”

La actitud es una disposición que adoptamos frente a determinada situación. Cuando empezamos un proyecto con entusiasmo, hay más probabilidades de tener éxito. La palabra entusiasmo proviene de la frase griega en theos que significa “en Dios”. Si queremos vencer nuestras pruebas, debemos permanecer gozosos en la esperanza, pacientes en la aflicción y fieles a la oración.

Silas y Pablo nos dejaron un buen ejemplo para mantener una actitud positiva y acercarnos a Dios, a pesar de la gravedad de la situación. En el libro de los Hechos se narra sobre una joven que tenía un espíritu de adivinación con lo cual generaba ingresos para sus amos. Ella seguía a Pablo y a Silas diciendo “estos son siervos de Dios”. Pablo, cansado de ella, expulsó aquel espíritu de su cuerpo.

Cuando los amos vieron que habían perdido su fuente de ingreso, prendieron a Pablo y a Silas y los llevaron a los magistrados diciendo: “estos hombres siendo judíos, alborotan nuestra ciudad y enseñan costumbres diferentes”.

Las autoridades los desnudaron, azotaron, los echaron en la cárcel y les sujetaron los pies con grilletes. El primer impulso pudo haber sido llorar amargamente lamentando lo que podría pasarles, pero en lugar de eso, se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios (Hechos 16:25).

La respuesta de Dios

“De repente se produjo un terremoto tan fuerte que la cárcel se estremeció hasta sus cimientos. Al instante se abrieron todas las puertas y a los presos se les soltaron las cadenas” (Hechos 16:26). El carcelero despertó y quería quitarse la vida creyendo que todos habían escapado. Pero Pablo le dijo que no se hiciera daño porque todos estaban allí. Entonces, se postró a los pies de Pablo y sacándoles preguntó: ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos le dijeron, cree en el señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa. El carcelero los llevó a su casa y se bautizó con los suyos.

Cuando tenemos ánimo en medio de las pruebas, desarrollamos un “sistema inmunológico espiritual” para sobreponernos a las dificultades. “Si en el día de la aflicción te desanimas, muy limitada es tu fuerza” (Proverbios 24:10).

No perdamos el entusiasmo, acudamos a Dios en oración, concentrémonos en todo aquello que ennoblece, magnifica e inspira nuestra vida. Así podremos vencer nuestras dificultades de carácter físico, emocional y espiritual para tener la posibilidad de ser dignos de entrar en el Reino de Dios.