Preguntas y respuestas acerca del diezmo

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Preguntas y respuestas acerca del diezmo

¿Es el diezmo algo voluntario?

Sí, en el sentido de que todos quienes honran a Dios obedeciendo sus instrucciones lo hacen de manera voluntaria. Dios nunca obliga a nadie a actuar en contra de su voluntad; sin embargo, él también espera que diezmemos y compara el descuido del diezmo con robarle a él mismo, explicando que el no diezmar acarreará una maldición (Malaquías 3:8). Así, el diezmo no es voluntario en el sentido de ser “opcional”, y Dios tampoco permite que nosotros decidamos arbitrariamente la cantidad mínima que debemos entregarle. Mediante este sistema de diezmos, él establece el monto mínimo que debemos devolverle de todo lo que él nos da. Y como Dios es nuestro Creador y todo lo que existe le pertenece (Salmos 24:1; Hageo 2:8), él tiene todo el derecho de establecer este sistema de asistencia financiera para sus propósitos espirituales.

¿Se practicaba el diezmo antes del pacto nacional de Dios con Israel?

Abraham y Jacob entendían y practicaban el diezmo. Abraham entregó un diezmo de todo el botín conseguido en cierta misión de rescate (Génesis 14:20); y Jacob, al acercarse más a Dios, prometió darle un diezmo (una décima parte, o un diez por ciento) de las bendiciones que el Eterno derramaría sobre él (Génesis 28:22).

¿Diezmaban los sacerdotes y los levitas?

Dios entregaba un diezmo a los levitas por su trabajo en el tabernáculo y como herencia (Números 18:21, 24). De ese diezmo que recibían, debían también pagar un diezmo (v. 26). Dios escogió de entre la tribu de Leví a Aarón y a su familia para que sirvieran como sacerdotes (Éxodo 4:14; Números 3:10), y debido a que Aarón y su familia eran levitas, se esperaba que ellos también diezmaran.

¿Era el diezmo algo justo para Israel?

La intención de Dios era que Israel fuera un modelo para las otras naciones (Deuteronomio 28:1). En Romanos 2:6-15, el apóstol Pablo explica que todas las naciones serán juzgadas por la misma ley de Dios. El cristianismo de la Biblia no desmiente esa ley ni su conexión con Israel; por el contrario, aquellos que llegaron a ser parte de la Iglesia del Nuevo Testamento también fueron llamados “el Israel de Dios” (Gálatas 6:16).

¿Estaba limitado el diezmo solo a los productos de la tierra?

En Génesis 14, Abraham rescató a muchas personas y bienes (v. 16). Él dio un diezmo “de todo” este botín (v. 20; Hebreos 7:2), pero su diezmo no se limitaba a los productos agrícolas. En 2 Crónicas 31:5 leemos que los israelitas “trajeron asimismo en abundancia los diezmos de todas las cosas”.

Como la economía de la antigua Israel era predominantemente agrícola, este versículo describe detalladamente aquellos productos. Pero también debemos observar que la frase “el diezmo de todas las cosas” se refiere a otros productos no agrícolas. Igualmente, en Proverbios 3:9 se nos dice: “Honra al Eterno con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos”. Dios quiere que lo honremos con todosnuestros ingresos, no solo con los productos de la tierra. Sería contradictorio asumir que Dios esperaba que solo los agricultores diezmaran, eximiendo a todos los demás de esta obligación.

¿Cuántos diezmos aparecen en la Biblia?

La Biblia explica que los diezmos (que quiere decir la décima parte, Levítico 27:32, Traducción en lenguaje actual) se usaban para tres propósitos: para sostener económicamente el ministerio levítico (Números 18:21), para hacer posible que el pueblo de Dios observara las fiestas que él ordenaba (Deuteronomio 14:22-27) y para ayudar a los pobres (vv. 28-29). Aunque algunos afirman que solo se guardaba un diezmo, que la persona dividía entre estas tres categorías según su conveniencia, las instrucciones bíblicas contradicen esta suposición.

En Números 18:21 leemos que Dios daba a los hijos de Leví todoslos diezmos, o décimos, de las ganancias. Si los levitas solo debían recibir una parte de un diezmo, Dios no les hubiera prometido el diez por ciento. Dios, por supuesto, no miente (Números 23:19; Tito 1:2). Asimismo, Deuteronomio 14:23 habla de la persona que usa una décima parte, el diez por ciento de sus ganancias, para las fiestas. Y Deuteronomio 14:28-29 habla de un diez por ciento cada tercer año, que debía usarse para ayudar a los necesitados. Solo si hay tres diezmos se justifican adecuadamente las diferentes instrucciones expuestas en estos pasajes.

¿Existe alguna evidencia histórica, fuera de la Biblia, que hable de más de un diezmo?

Josefo, el historiador bíblico judío del primer siglo que escribió extensamente sobre la historia judía y sus costumbres, en dos ocasiones explica que había más de un diezmo. Primero anota: “Sacaréis una décima parte de vuestros frutos, aparte del que habréis asignado para darlo a los sacerdotes y los levitas, el que podréis vender en el país, pero será para ser usado en las fiestas y sacrificios que se celebren en la ciudad santa. Porque es conveniente que gocéis los frutos de la tierra que Dios os da en posesión, para honor del donante” (Antigüedades de los Judíos, libro 4, capítulo 8, sección 8).

Luego continúa diciendo: “Aparte de los dos diezmos, que como os he dicho, deberéis pagar todos los años, uno para los levitas y el otro para las fiestas, deberéis aportar cada tres años un tercer diezmo para ser distribuido entre los necesitados, las mujeres viudas y los niños huérfanos” (ídem, libro 4, capítulo 8, sección 22).

Otras fuentes históricas antiguas, incluyendo la Septuaginta (traducción griega del Antiguo Testamento que data de mediados del siglo II a.C.) y el Libro de los Jubileos (obra apócrifa escrita alrededor del año 100 a.C.), describen múltiples diezmos. Ciertos escritores eclesiásticos posteriores como Jerónimo (que vivió alrededor de los años 347-420 y fue el traductor principal de la versión Vulgata Latina de la Biblia) y Crisóstomo (347-407), también enseñaron que los israelitas pagaban múltiples diezmos.

¿Qué tan importante es el diezmo para Dios?

En Malaquías 3:8 Dios dice: “¿Robará el hombre a Dios?” Dios dice que quienes se rehúsan a darle diezmos y ofrendas están robándole— y quebrantando así uno de los Diez Mandamientos (Éxodo 20:15; Deuteronomio 5:19).

Los comentarios sobre el diezmo en el libro de Malaquías, ¿se refieren solo al sacerdocio o también a los demás israelitas?

Algunas de las instrucciones de Dios en el libro de Malaquías estaban dirigidas a los sacerdotes (Malaquías 1:8) porque ellos tenían la responsabilidad  de enseñar al pueblo la ley de Dios (Deuteronomio 33:8-10; Malaquías 2:7). Pero Dios no indicó que los levitas eran los únicos culpables de desobediencia. Cuando Dios se refiere a la negligencia para pagar diezmos y ofrendas, dice que “la nación toda” era culpable de este pecado (Malaquías 3:9).

Aun cuando los primeros dos capítulos de Malaquías se enfocan en los pecados de Israel en aquel tiempo, los últimos dos capítulos hablan de la segunda venida de Cristo y del lago de fuego. Curiosamente, la reprensión de Dios respecto al diezmo se encuentra inserta en esta sección bíblica eminentemente profética. Más aún, los temas tratados en Malaquías (respecto a la ley de Dios, los maestros fieles, evitar el divorcio, pagar los diezmos) eran temas importantes para todos los israelitas en la época en que se escribió este libro, y hoy en día continúan siendo igualmente importantes para el pueblo de Dios.

¿Ha sido abolido el diezmo bajo el Nuevo Pacto?

De ninguna manera. Aunque hay quienes suponen que las leyes de Dios fueron abolidas por el Nuevo Pacto, tanto Jeremías 31:31-33 como Hebreos 8 y 10 confirman que bajo el Nuevo Pacto las leyes de Dios serían escritas en el corazón de los creyentes — no abolidas ni eliminadas.

Aunque el Nuevo Testamento incluye cambios de un sacerdocio físico al sacerdocio espiritual de Jesucristo y el reemplazo de los sacrificios ofrecidos a él, todos estos ajustes quedaron documentados en el Nuevo Testamento. Hebreos 7 habla sobre los cambios en cuanto al sacerdocio. Jesucristo, sacerdote según la orden de Melquisedec (Jesucristo preencarnado como el sacerdote que recibía los diezmos de Abraham), ha reemplazado a la familia de Aarón. La implicancia obvia aquí es que como Jesucristo ahora había reemplazado como Sumo Sacerdote a la familia de Aarón, el ministerio de Jesucristo se había hecho cargo de la función de los levitas y por lo tanto ahora sería el destinatario de los diezmos para continuar la obra de Dios.

También es muy importante notar que aunque Dios entregó temporalmente los diezmos a los levitas por su servicio, el diezmo siguió siendo algo sagrado y que le pertenecía a él (Levítico 27:30). Cuando Dios lo asignó a los levitas y la gente se rehusaba a pagárselos, Dios dijo que el pueblo le estaba robando a él— no a los levitas. Los cristianos, que están bajo los términos del Nuevo Testamento, continúan honrando a Dios mediante sus diezmos y ofrendas.

¿Qué dijo Jesús acerca del diezmo?

En Mateo 23:23 Jesús criticó severamente a los líderes religiosos de ese tiempo por su distorsionado entendimiento espiritual. Eran muy meticulosos para diezmar hasta las especias y hierbas más minúsculas, dijo Jesús, pero “dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe”. Jesús dijo que ellos deberían haber puesto mayor énfasis en estos principios espirituales más importantes, “sin dejar de hacer aquello”. Aquí, Cristo sostuvo que el diezmo era una práctica que debía continuarse.

¿Por qué Pablo no menciona el diezmo en sus cartas?

Estando consciente de que toda la Escritura era inspirada por Dios y útil para instruir en justicia (2 Timoteo 3:16-17) y que la única Escritura disponible en su tiempo eran los libros que hoy conocemos como el Antiguo Testamento, Pablo no consideró necesario repetir en sus cartas todo lo que decía la ley de Dios. Sus epístolas contienen respuestas a temas específicos y no fueron escritas como un nuevo conjunto de leyes para reemplazar la instrucción de Dios que se encuentra en los primeros libros de la Biblia.

¿Por qué no tomó Pablo los diezmos de los corintios? ¿Es este el nuevo modelo a seguir por los ministros, según el Nuevo Testamento?

Entre los corintios se contaban algunos de los más enconados detractores del apóstol Pablo. En 1 Corintios 9:1-23, él defiende su cargo ministerial y argumenta que tanto él como Bernabé tienen derecho a recibir apoyo financiero de los corintios por su servicio a la Iglesia (vv. 13-14). Pero aunque tenían este derecho, explicó Pablo, no lo ejercitaban porque les preocupaba que podría poner un “obstáculo al evangelio” (v. 12). Él no quería ser acusado de codicia o de pretender ser mantenido por los miembros en Corinto. Para evitar tales acusaciones, se rehusó a recibir cualquier tipo de ayuda económica de parte de ellos.

Para mantenerse económicamente, Pablo trabajaba como fabricante de carpas (Hechos 18:1-3). En 2 Corintios 11:5-13 Pablo reflexiona sobre su decisión: “¿O cometí un pecado al humillarme a mí mismo para que ustedes fueran exaltados, porque les prediqué el evangelio de Dios gratuitamente? A otras iglesias despojé, tomando salario de ellas para servirles a ustedes”. Luego explica que los hermanos en Macedonia habían pagado los gastos que él no había podido cubrir mientras se hallaba en Corinto: “Cuando estaba con ustedes y tuve necesidad, a nadie fui carga; porque cuando los hermanos llegaron de Macedonia, suplieron plenamente mi necesidad, y en todo me guardé, y me guardaré, de serles carga” (v. 9, Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy).

La decisión de Pablo de no aceptar ayuda financiera de los corintios fue una situación excepcional, motivada por las actitudes acusatorias de los demás.

¿Cómo debo calcular el pago de mis diezmos?

Los diezmos deben calcularse según las “ganancias” que uno recibe (Deuteronomio 14:22, Deuteronomio 14:28; 2 Crónicas 31:5). Para determinar sus utilidades, uno debe restar de los ingresos totales el costo suscitado por el negocio mismo. Por ejemplo, en el caso de un agricultor, el costo de semillas, fertilizantes, equipos y otros gastos relacionados con su trabajo debe ser extraído de las ganancias de una cosecha antes de determinar las utilidades.

Después de determinar nuestras utilidades, debemos darle un diez por ciento a Dios para apoyar su obra. Si recibimos cheques de manera periódica, es mejor enviar nuestros diezmos y ofrendas (éstas son contribuciones adicionales al diez por ciento) al recibir el cheque. Las personas que trabajan de manera independiente y que experimentan grandes fluctuaciones entre ingresos y egresos tal vez no puedan calcular adecuadamente sus utilidades hasta que concluya el año.

Dios nos dice que además de darle el diez por ciento de nuestras ganancias, debemos guardar otro diez por ciento para observar sus fiestas santas. Debemos apartar fielmente estos fondos a través del año para que estén disponibles llegado el momento.

Finalmente, y solo si podemos, Dios espera que ayudemos a los pobres con un tercer diezmo ahorrado en los años tercero y sexto de un ciclo de siete años (Deuteronomio 14:28-29; Deuteronomio 15:1). Hoy en día casi todos los gobiernos cobran impuestos superiores al diez por ciento para programas de ayuda a los necesitados. Bajo tales circunstancias, la mayoría de la gente ya está pagando su tercer diezmo por medio de los impuestos. Y aunque todavía tenemos la obligación cristiana de auxiliar a los pobres, no es necesario también contribuir con fondos adicionales para los necesitados —además de los impuestos que pagamos— si no estamos en condiciones de hacerlo.