La relación que nos une

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Las doctrinas trinitarias cierran la relación de la familia divina, impidiendo que formemos parte de ella. No obstante, la Biblia nos habla de otro tipo de relación... y no de una trinidad. Mensaje entregado el 30 de abril de 2022.

Transcripción

Introducción

Como cantaba Rubén Blades, vivimos en un mundo con gente de plástico. La chica de plástico, el chico de plástico, la pareja de plástico. Esta metáfora la utiliza como un llamado de atención para no enfocarnos en las "cosas" que tiene el mundo, que son pasajeras y no tienen más valor que la propia utilidad para lo cual fueron hechas.

Rubén Blades nos habla de que vivimos en un mundo consumista y desechable, que se enfoca en las cosas que tenemos. Un reloj, unos zapatos, un auto, una casa. Estas cosas son las realmente importantes.

Pero ¿Quién valora una bella amistad? ¿Un matrimonio que se basa en la confianza? ¿Una conversación íntima entre un padre y un hijo?

Las relaciones son importantes, y mucho más importantes que las cosas que podemos comprar.

De hecho, Dios nos muestra una hermosa relación que tiene con su Hijo. Y esta relación nos ayuda a entender la naturaleza de estos dos seres eternos, así como el plan que han dispuesto.

Pero ¿Cómo es la relación entre ellos? y ¿Cómo se relacionan con nosotros?

Objetivo

Vamos a responder estas preguntas primero y luego hablaremos de la dimensión espiritual que nos une.

Título: La relación que nos une

Desarrollo

Relación entre Dios y el Hijo

Hemos mencionado varias veces que una de las misiones de Cristo era dar a conocer al Padre. En las Escrituras hebreas (A.T.) se manifiesta principalmente un solo ser: Yo soy el que soy. Pero muy pocas veces leemos algo como lo que nos dice el rey David en Salmos 110:1: "El Eterno dijo a mi Señor, Siéntate a mi diestra hasta que ponga ponga a tus enemigos por estrado de tus pies", algo que incluso cita Pedro en Hechos 2:34-35. Claro, para este entonces ya había una idea más clara de estos dos seres, porque Cristo se lo explicó a sus discípulos.

Juan 14:7

(v7) Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.

Juan 14:10-12

(v10) ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. (v11) Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras. (v12) De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.

Para los apóstoles fue una revelación muy grande considerar que Jesús era Dios, que era el Hijo de Dios, y que su Padre es también nuestro Padre. De la misma impactante manera, vemos que que Jesús también nos habla de LA RELACIÓN QUE HAY ENTRE ELLOS.

"Yo soy en el Padre y el Padre en mí" ¿No es sino acaso esta frase una clara manifestación de la cercanía e intimidad que hay entre estos dos seres? Recuerden que no sólo es identificar a Dios el Padre y a Dios el Hijo, sino que también, estamos viendo cómo se relacionan ellos. Esto es clave para comprender el gran potencial humano que todos tenemos.

Tenemos que leer Juan 1 para seguir encausando este tema.

Juan 1:1-3

(v1) En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. (v2) Este era en el principio con Dios. (v3) Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

Hay muchas cosas que podemos hablar al respecto de estos versículos. Pero estamos viendo aquí que hay indiscutiblemente una relación entre el Verbo y Dios, dos seres, no más. Recordemos que esta palabra "era" es un indicativo de estarse mirando el uno al otro.

Esta relación tan estrecha e íntima ha existido desde antes que existiera el tiempo y la materia. Veamos algo más sobre el Verbo.

Juan 1:14

(v14) Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

El Verbo no fue un ser creado, sino que "fue hecho carne", y desde entonces es revelado como el "Hijo de Dios", porque fue engendrado por el poder del Espíritu Santo de Dios en María.

En ocasiones reflexionamos en este proceso en relación a la humildad y la obediencia de Cristo, pero también debemos considerar que es un claro indicativo respecto a la relación estrecha entre el Padre y el Hijo (Verbo) en cuando la confianza.

Filipenses 2:6-8

(v6) el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, (v7) sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; (v8) y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Aunque no nos acordamos, todos vivimos la fragilidad en el inicio de la vida dentro del vientre de nuestras madres, y fuera de él. Cristo voluntariamente nació como un bebé, frágil y delicado, expuesto a morir (quiso matarlo Herodes). El Verbo, al cambiar de forma, no dejó de ser Dios (Juan 1:1), sino que se despojó de la GLORIA que tenía con el Padre. Esto implica una confianza absoluta y plena en su Padre. Cristo sabía que volvería a recibirla una vez que cumpliera su misión.

Juan 17:5

(v5) Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.

La palabra aquí de kosmos no se limita a la Tierra, sino a TODO LO CREADO, todo el Universo... Volvemos a ver esta estrecha relación que vimos en Juan 1:1 entre ahora Jesús y el Padre.

Otro rápido ejemplo de esta estrecha relación de confianza absoluta son aquellos duros minutos de Jesucristo antes de morir. "Padre, EN TUS MANOS encomiendo mi espíritu" (Lucas 23:46).

Cristo murió, y estuvo muerto por tres días y tres noches. Pero fue resucitado, tal como el plan perfecto se había contemplado. Fue presentado al Padre (como la gavilla mecida) y volvió a tener la gloria que tenía con el Padre antes de la fundación del mundo. Ellos tienen una relación maravillosa basada en la confianza mutua.

Relación entre el Hijo y nosotros

Hebreos 2:11-18

(v11) Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, (v12) diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, En medio de la congregación te alabaré. (v13) Y otra vez: Yo confiaré en él. Y de nuevo: He aquí, yo y los hijos que Dios me dio. (v14) Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, (v15) y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. (v16) Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. (v17) Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. (v18) Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.

En Juan 1:14 leímos que el Verbo (Dios) que se hizo carne, habitó entre nosotros. El Creador vino a vivir en el mundo creado por él, y vino a compartir con los seres que él creó.

Y su misión para con nosotros era lograr la victoria de la muerte, nuestro enemigo. Y lo logró muriendo por nosotros. Nos consideró como sus "hermanos", y también como sus amigos. Noten aquí en Juan.

Juan 15:13-15

(v13) Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. (v14) Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. (v15) Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.

Cristo estuvo con ellos de manera muy estrecha. Les dio a conocer los misterios divinos, les enseñó día y noche principios olvidados. Viajó, durmió, comió con ellos. Fue muy amoroso, tanto que murió por ellos y por todos nosotros. Jesús Dio su vida por sus amigos. Estableció una relación muy bonita con nosotros.

Nuestra relación con el Padre por medio del Hijo

Juan 17:20-23

(v20) Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, (v21) para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. (v22) La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. (v23) Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.

Estos versos nos muestran que el objetivo de la presencia de Cristo sobre la tierra fue y es que seamos:

  • Unidos entre nosotros por la gloria del Hijo manifestada en la Tierra
  • Unidos en Cristo, para ser uno
  • Unidos en ellos -Dios y el Hijo- para que seamos todos UNO.

La hermosa relación entre el Verbo y Dios, que ha existido siempre, NO ES CERRADA. El plan de Dios fue ABRIR ESTA RELACIÓN por medio de la venida del Verbo hecho carne sobre la tierra, para así ser parte de ellos.

Lo que nos une

Hubo un hombre que se interesó en la obra milagrosa que estaba empezando a hacer Jesucristo en la tierra de Galilea en los comienzos de su ministerio. Aparentemente lo tenía muy desconcertado, y a pesar de que su comunidad lo veía como una competencia y como enemigo, Nicodemo quiso tener una conversación privada y en secreto con el Hijo de Dios.

Nicodemo no era cualquier hombre, sino uno importante dentro de la comunidad judía. Su formación estructurada y basada en la Ley de Dios y en las tradiciones rabínicas no permitió entender esto de "nacer de nuevo" que le dijo Jesús. Por eso vemos que le pregunta al Maestro: "¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?" Amorosamente Cristo le responde con una analogía muy interesante. Vamos ahí.

Juan 3:8

(v8) El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.

Jesucristo se está refiriendo a que hay algo más allá de nuestras narices que vemos y palpamos, algo más allá que, aunque es real y se percibe, no es tan fácil explicarlo. Es en esta dimensión donde se encuentra la respuesta a la interrogante de Nicodemo. ¿Cómo es posible nacer otra vez? Jesús no habla de la carne, sino del Espíritu. Como lo menciona el verso 3, esta es la única manera para llegar a ver el reino de Dios.

Dice Juan 4:24 que "Dios es Espíritu", y que debemos adorarlo en espíritu y verdad. Este es el canal para encontrarlo y establecer una relación con él.

Hebreos 11:6

(v6) Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

La fe, en su definición bíblica de Hebreos 11, es congruente con esta dimensión espiritual por la cual podemos llegar a conocer a Dios. Porque la fe no se ve con los ojos, no se toca, no se ve, no se huele ni se gusta. La fe es la confianza en aquello que creemos, que es tan real, que es como si estuviera aquí, pero no lo percibimos por los cinco sentidos.

Dios y el Hijo, el Hijo y nosotros, nosotros y ellos... esta relación estrecha que ellos tienen y que quieren que nosotros tengamos entre nosotros y también con ellos, está basada en la confianza, en nuestra creencia en que ellos son reales. Son una familia que planeó incorporar más individuos, y desean compartir todo con todos. ¿Creemos todo esto? Es el punto de inicio para acercarnos a tener una relación con Dios. Hay que buscarlo en espíritu y en verdad, en fe.

Habíamos dicho que el mundo no valora las relaciones, sino las "cosas". Hasta aquí hemos hablado de la relación de los seres divinos y de la relación entre nosotros y de nosotros con ellos.

Siendo carne y sangre, no podemos unirnos a Dios para estar en su reino, como es su plan. Pero lo que si podemos hacer, es que en el proceso, adquiramos un sello distintivo. Algo que nos ayude a estar conectados en la frecuencia espiritual, y no en la terrenal.

2 Corintios 1:21-22

(v21) Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, (v22) el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.

Arras, o "arrabon", que significa aquel depósito de dinero que se entregaba por adelantado para cerrar un trato. Pablo utiliza esta palabra para explicar que Dios es el comprador, y nos da una parte pequeña del don celestial (Espíritu Santo), en señal del total que se entregará después. Es como una reserva, como un apartado.

1 Tesalonicenses 5:19 dice: "No apaguéis al Espíritu", y Pablo le aconseja a Timoteo en 2 Tim 1:6-7 que "*avivara el fuego del don de Dios que tenía por la imposición de manos, Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio".

Lo que nos une con Jesús y el Padre es el elemento espiritual, no el terrenal. Y aunque lo terrenal es primero, es transitorio.

El poder de amor y de dominio propio es el Espíritu Santo que es depositado en nuestro cuerpo por imposición de manos después de habernos limpiado de todos nuestros pecados en el bautismo, y de haber muerto juntamente con Cristo. A partir de ese momento es Cristo quien empieza a vivir en nosotros, porque la esencia de Dios está en nosotros.

Aquí vemos esto de la relación que Dios tiene y que quiere tener con nosotros por medio de Cristo inicialmente, y luego con el Padre por medio del Hijo.

Como lo presenta Pablo, siempre y cuando este don celestial continúe en nosotros y vaya creciendo, entonces Dios finalmente podrá hacer la entrega total cuando venga Jesucristo.

Hace como un mes me marcó una persona de Querétaro que nos había encontrado en el Internet y que estaba deseoso de reunirse. Entendió lo del sábado y buscó una iglesia que se reuniera el sábado. Conversamos unos minutos y le finalmente le dije que no había problema, y que lo esperábamos con mucho gusto.

Pero al rato me volvió a marcar. Me dijo que había estado leyendo algo de lo que enseñamos y encontró que no somos trinitarios. Me dijo él que Dios le había revelado en su corazón su naturaleza trinitaria, y no podía concebir que no lo enseñáramos. Fue la última vez que supe de él.

La doctrina de la trinidad es un gran bloque dogmático que está inserto en la gran mayoría de las comunidades pseudo cristianas.

Lo que hemos estado viendo hasta ahora, no han sido definiciones ni reflexiones de un concepto nuevo rotulándolo con un nombre llamativo. No hemos visto las "cosas" que podríamos extraer de la Biblia o incluso lo que los "supuestos padres de la iglesia" dijeron en el siglo 3 y 4, donde está realmente el origen de la doctrina de la trinidad.

¿Qué hemos estado viendo? La RELACIÓN entre Dios y el Hijo, y el cómo estamos siendo nosotros invitados para ser parte de relacionarnos con ellos.

En esta relación eterna de amor e intimidad que han tenido el Verbo y Dios (Juan 1:1), ¿vemos a alguien más? La respuesta es negativa por supuesto.

No obstante, vemos que esta relación se ha abierto (ha sido parte del plan) para que usted y yo entremos.

Pero la doctrina de la trinidad, en sus bases, indica que este círculo trino ES HERMÉTICO. Desde el año 381 d.C. (varios siglos después de morir el último apóstol) en el Concilio de Constantinopla se "llegó al siguiente acuerdo:" Y en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre; que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, que habló por los profetas.

Incluso en el tratado de Nicea en el 325 todavía no se concebía esta idea de ahora adorar al "Señor dador de vida (Espíritu Santo)".

Esta adoración NO es Bíblica. Su origen no está en ella sino en las interpretaciones posteriores de personas de renombre. Vamos a estar viendo un poco más de esto en el estudio.

Volvemos a decir que hemos visto la RELACIÓN íntima y estrecha entre los seres divinos, que son sólo dos, que proyectan una unidad, y que nos están invitando a formar parte.

¿En qué sección de la Biblia leemos acerca de una RELACIÓN ÍNTIMA entre el Espíritu Santo y el Padre, o entre el Espíritu Santo y el Hijo?

Al inicio de las cartas de Pablo JAMÁS menciona al Espíritu Santo: "Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo". Esto lo vemos en Romanos, Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, Tesalonicenses, Timoteo, Tito, Filemón...

Estas cartas iban dirigidas a los gentiles convertidos, quienes tenían una cultura politeísta. Pero no vemos que Pablo les haya introducido una tercera persona llamada Espíritu Santo que es IGUAL que Dios el Padre, y es IGUAL que Dios el Hijo.

2 Corintios 13:14

(v14) La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.

Podría alguien disponer este verso como una "prueba trinitaria". Y es el patrón que se repite de quienes defienden la trinidad. Es decir, un juego de palabras (traducidas al español) que REVELAN una verdad teológica en cuanto a la naturaleza de Dios. ¿Se habrá tomado Pablo el último versículo de esta 2da carta a los corintos para hacer esta revelación trinitaria?

No nos preocupemos tanto por los enredos hermenéuticos sacados de contexto. Mejor, leamos la Palabra de Dios, la que se interpreta a sí misma:

1 Juan 1:3

(v3) lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.

¿Tendría sentido pensar que el Espíritu Santo es una persona, cuando hemos visto que las relaciones son muy importantes y sólo están descritas y desarrolladas entre Dios el Padre, Dios el Hijo, y nosotros?

Conclusión

Quienes creen en la trinidad dicen lo siguiente:

Lo más difícil del concepto cristiano de la Trinidad es que no hay manera de explicarlo de forma apropiada. Para cualquier ser humano, la Trinidad es un concepto imposible de entender por completo; de hecho, sería imposible explicarlo. Dios es infinitamente más grande que nosotros; por lo tanto, no deberíamos esperar estar en capacidad de entenderlo por completo.

Ni la doctrina es fácil de explicar, ni tampoco los siguientes puntos considerando un dios trino: 1) El origen de Jesucristo (Verbo) 2) La encarnación del Verbo y la resurrección de Jesús 3) La gloria que se despojó JC para ser hombre 4) La ausencia absoluta de la supuesta 3era persona en Apocalipsis 5) Entre otras cosas...

Dicen que no creer en la trinidad es un peligro, porque no se puede alcanzar la salvación sin esto. Pero lo cierto es que esta doctrina BLOQUEA el entendimiento y no permite ver la hermosa relación de Dios con el Hijo, y la relación de nosotros con ellos que nos enseñan.

La trinidad es una inteligente mezcla de medias verdades condimentada con mentiras y gnosticismo (porque no se puede explicar).

Preguntas:

1) ¿Tanto tiempo estoy con vosotros Felipe y no conoces al Padre? 2) ¿Cómo puede el hombre viejo nacer de nuevo?

¿Cómo responderíamos estas preguntas?

1) Cristo vino a dar a conocer al Padre, y a enseñarnos esa RELACIÓN de amor que tienen ellos para que podamos tener su ejemplo. 2) Cristo vino a darnos poder de amor y de dominio propio, para estar conectados espiritualmente con Dios por medio de Cristo por el poder del Espíritu Santo de Dios que mora en nosotros.