Siete señales proféticas antes del regreso de Jesús
Primera parte
Introducción
Las generaciones que nos precedieron creían que Jesucristo regresaría durante sus vidas, pero evidentemente estaban equivocadas. Hoy mucha gente cree que el regreso de Cristo está cercano. Y no hay duda de que la Biblia contiene profecías que no podrían haberse cumplido hasta esta generación.
Poco antes de su crucifixión y resurrección, Jesucristo entregó una importante profecía sobre los acontecimientos del tiempo del fin que quedó registrada en Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21. Sus discípulos le preguntaron: “¿Cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (Mateo 24:3).
Jesús respondió describiendo las condiciones y acontecimientos que conducirían a su segunda venida. Dijo que cuando estas señales se hicieran evidentes, su regreso ocurriría en el transcurso de una generación (Mateo 24:34). ¿Podría ser la nuestra esa generación?
A lo largo de los casi 2000 años transcurridos desde que Cristo entregó esta profecía, muchos han pensado que su regreso ocurriría en el transcurso de sus vidas. Por supuesto, todos estaban equivocados. Pero, curiosamente, hay una serie de profecías en la Biblia que no podían cumplirse hasta esta era moderna, el período posterior a la Segunda Guerra Mundial.
La Biblia está llena de profecías, cada una de las cuales se ha cumplido o se cumplirá en el momento preciso. El propósito de estas profecías es que los cristianos se llenen de esperanza en el futuro y se animen a vivir vidas transformadas, sometiéndose al justo gobierno de Dios en sus vidas.
Las siete profecías que cubrimos en esta guía son muestras claras de los importantes eventos pasados y futuros que enmarcan el escenario para la segunda venida de Jesús. El deseo sincero de Dios es que usted se llene de esperanza y del deseo de vivir piadosamente, transformado por la Palabra segura de Dios.
1 La humanidad debería tener la capacidad de exterminarse a sí misma
En Mateo 24:22, al describir las condiciones mundiales antes de su segunda venida, Jesús dijo: “Si no se acortaran esos días, nadie sobreviviría, pero por causa de los elegidos se acortarán” (Nueva Versión Internacional).
El mensaje principal que trajo Jesucristo fue el del Reino de Dios venidero. Este se describe como “el evangelio” (Marcos 1:14). Evangelio significa “buenas noticias”. Y si bien algunas de las profecías relacionadas con sucesos previos al establecimiento de aquel reino pueden parecer negativas, siempre debemos tener en cuenta que el enfoque central de la profecía bíblica son las buenas nuevas (evangelio) del futuro Reino de Dios.
Mateo 24:22 nos muestra que si Jesucristo no interviene en los asuntos mundiales, la raza humana se enfrentará a su total extinción. Es crucial señalar que la humanidad ha tenido la capacidad de autoaniquilarse desde hace poco más de 50 años, desde que tanto Estados Unidos como la Unión Soviética comenzaron a desarrollar y almacenar bombas de hidrógeno y el mundo tuvo que aprender a vivir con “la seguridad de una destrucción mutua”.
En aquella época solo había tres potencias nucleares (la otra era Gran Bretaña). A mediados de la década de 1960, Francia y China se habían unido al club nuclear. Hoy en día, al menos ocho países cuentan con ojivas nucleares y al parecer esta cifra aumentará debido a la carrera de armas atómicas en el Medio Oriente.
Por supuesto, cuantas más potencias nucleares haya en el mundo, más probable será que alguien utilice esta fuerza letal para el mal.
Y aunque durante los últimos años la atención internacional se ha centrado en los programas nucleares de Corea del Norte e Irán, se ha prestado poca atención a la posibilidad de que parte o la totalidad del arsenal nuclear de Pakistán caiga en manos de islamistas radicales.
Durante la actual crisis en Pakistán, los talibanes y Al Qaeda y sus simpatizantes han ido ganando cada vez más poder, territorio e influencia, lo que aumenta las posibilidades de terrorismo nuclear. ¡Solo piense en las consecuencias para el resto del mundo si este tipo de grupos tuvieran acceso a armas nucleares!
Mientras tanto, Rusia y China siguen ejercitando vigorosamente sus músculos militares, generando así temores de un regreso a las tensiones de la época de la Guerra Fría.
La buena noticia en todo esto es que los cristianos pueden tener la seguridad de que Jesucristo intervendrá para salvar a la humanidad de la aniquilación. Esta profecía no podía cumplirse hasta que el hombre tuviera el potencial de autoextinguirse mediante armas de destrucción masiva. Pero, como ya dijimos, esto solo ha sido posible en los últimos 50 años.
2 Se establecerá una patria judía en Israel
Geopolíticamente, el centro neurálgico de los acontecimientos del fin de los tiempos será Jerusalén y sus alrededores, lo que mucha gente denomina Tierra Santa.
Lucas 21 es un capítulo paralelo a Mateo 24. Fíjese en el relato que hace Lucas de la larga profecía de Cristo que respondía a las preguntas de los discípulos: “Maestro, ¿cuándo será esto? ¿y qué señal habrá cuando estas cosas estén para suceder?” (Lucas 21:7).
En respuesta, Jesús mostró que Jerusalén sería el foco central de los trastornos políticos y militares que tendrían lugar justo antes de su regreso: “Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado . . . Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas” (Lucas 21:20-22).
Cualquiera que hubiera vivido hace un siglo encontraría estas palabras casi imposibles de comprender. En tiempos antiguos se había luchado una y otra vez por Jerusalén, pero durante cuatro siglos después de 1517 la ciudad había estado en paz dentro de las fronteras del Imperio otomano. Los judíos vivían allí como una minoría bajo el dominio turco. Pero esto iba a cambiar drásticamente en el transcurso del siglo xx.
Tenía que cambiar para que se cumpliera la profecía bíblica. Dios utilizó a Zacarías, profeta del Antiguo Testamento, para revelar muchas cosas sobre los acontecimientos del tiempo del fin y la segunda venida del Mesías. Zacarías vivió y profetizó más de 500 años antes de la primera venida de Cristo, pero su libro profético nos revela mucho sobre nuestro mundo actual. En Zacarías 12:2-3 Dios dice: “He aquí yo pongo a Jerusalén por copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor contra Judá [los judíos que habitan la tierra de Israel], en el sitio contra Jerusalén. Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella”. En el versículo 9 añade: “Y en aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vinieren contra Jerusalén”.
Al leer estos versículos, es posible pensar que se aplican a acontecimientos antiguos, ya que se ha luchado repetidamente por Jerusalén a lo largo de los tiempos. Sin embargo, el capítulo 14 deja claro que se trata de acontecimientos futuros, no pasados. El tiempo se sitúa inmediatamente antes del regreso de Jesucristo.
“He aquí, el día del Eterno viene, y en medio de ti serán repartidos tus despojos. Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. Después saldrá el Eterno y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla.
“Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur” (Zacarías 14:1-4).
Es evidente que las últimas palabras de esta profecía aún están por cumplirse. Más adelante en este mismo capítulo leemos cómo aquellas naciones que marcharon contra Jerusalén tendrán que subir hasta ella para adorar al Rey, Jesucristo (Zacarías 14:16).
Estos capítulos de Zacarías son una profecía sobre los eventos que preceden e incluyen la segunda venida de Jesús. El punto central es obviamente una Jerusalén controlada por los judíos.
Poco antes de Zacarías, otro profeta judío llamado Daniel vivió en la época en que los judíos permanecieron en cautiverio en Babilonia. Su libro habla de que los sacrificios diarios de los judíos serán eliminados en el tiempo del fin (Daniel 12:11; ver Daniel 12:1-13). Este evento tuvo un precursor en la profanación del templo bajo el gobernante sirio Antíoco Epífanes en el siglo ii a. C.
Sin embargo, Jesucristo confirmó esto como un evento futuro que precedería su regreso (compárese con Daniel 11:31; Mateo 24:15). Esto significa que estos sacrificios primero deben ser
reinstaurados en Jerusalén, lo que implica el dominio judío sobre la ciudad.
Hace cien años tales acontecimientos eran difíciles de imaginar, por la sencilla razón de que no existía ninguna entidad política judía independiente en Oriente Medio.
Después de rebelarse contra los romanos en el año 66 y nuevamente en el año 132 d. C., Judea fue aplastada. La mayoría de los judíos que quedaron se dispersaron por todo el Imperio romano, e incluso fuera de él. No volvió a existir ninguna patria judía hasta 1948, cuando se estableció la actual nación de Israel.
Hace un siglo, una patria judía independiente era simplemente el sueño de un pequeño grupo de fanáticos. Este sueño se acercó un paso más durante la Primera Guerra Mundial, cuando las fuerzas de la Mancomunidad de Naciones arrebataron el control de Jerusalén de manos de los turcos en diciembre de 1916. Unos meses más tarde, el Gobierno británico se comprometió a establecer una patria judía independiente en las antiguas tierras que los judíos habían habitado durante siglos.
Pero pasarían otros 30 años antes de que el sueño se hiciera realidad, en 1948. Sin embargo, desde entonces la diminuta Israel ha tenido que librar guerras para sobrevivir en 1948, 1967 y 1973. Hasta el día de hoy ha sufrido innumerables ataques terroristas y amenazas de aniquilación por parte de vecinos hostiles empeñados en eliminar el Estado judío.
Una vez más, aquí hay una profecía que ahora puede cumplirse en nuestro tiempo.
3 El “rey del norte” y el “rey del sur” surgirán como potencias regionales
En Daniel 11 encontramos una asombrosa profecía sobre dos líderes, los reyes del norte y del sur, los jefes de regiones que estaban geográficamente al norte y al sur de Tierra Santa. Para entender esta profecía tenemos que remontarnos a la época de Alejandro Magno, que vivió cerca de finales del siglo iv a. C., 200 años después de Daniel.
Alejandro ocupa un lugar destacado en todo el libro de Daniel, aunque el profeta no sabía su nombre ni jamás lo conoció personalmente. De ninguna manera hubiera sido posible, pues murió casi dos siglos antes de que Alejandro apareciera en el escenario mundial.
Pero Dios le reveló a Daniel que después de Babilonia, Persia surgiría como la mayor potencia de la región, seguida a su vez por Grecia. No es sorprendente que las profecías sobre el ascenso de Grecia se centren en Alejandro Magno, uno de los mayores conquistadores de la historia.
Daniel 8 entrega una vívida descripción del futuro choque entre Persia y Grecia. Mientras lo lea, tenga presente que un cuerno simboliza el poder y la autoridad real. Persia tenía “dos cuernos y los dos cuernos eran altos; pero uno era más alto que el otro, y el más alto surgió después”. Esto se refiere al Imperio medo-persa, la unión de dos naciones o pueblos. Como se había predicho en Daniel 8:3, los persas alcanzaron la grandeza después de los medos.
En Daniel 8:5 leemos sobre la posterior derrota de Persia por Alejandro Magno: “Mientras yo consideraba esto, he aquí un macho cabrío venía del lado del poniente sobre la faz de toda la tierra, sin tocar tierra; y aquel macho cabrío tenía un cuerno notable entre sus ojos” (Daniel 8:5).
El “cuerno notable” o líder real fue Alejandro Magno. La profecía acerca de que su ejército ni siquiera tocaría el suelo es una referencia a la increíble velocidad con la que conquistó el mundo conocido. Todo esto se logró en muy poco tiempo. Alejandro murió en el año 323 a. C., cuando solo tenía 33 años.
Incluso su muerte repentina e inesperada fue profetizada: “Y el macho cabrío se engrandeció sobremanera; pero estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado, y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo” (Daniel 8:8).
Cuando Alejandro murió, su imperio con el tiempo se dividió entre cuatro de sus generales: los cuatro “cuernos notables” que se mencionan aquí. Dos de estas dinastías establecidas tendrían un profundo efecto en el pueblo judío, atrapado en medio de ellas. Estas dos dinastías eran descendientes de Seleuco, que gobernó un vasto imperio desde Antioquía en Siria, al norte de Jerusalén, y Ptolomeo, que gobernó Egipto desde Alejandría.
Daniel 11 es una profecía larga y detallada sobre los conflictos dinásticos entre estos dos poderes, cuyos respectivos líderes se conocieron como “el rey del norte” y “el rey del sur”. Es importante destacar que cada vez que se enfrentaban entre sí, los judíos eran pisoteados. Esto continuaría desde la época de Alejandro hasta mediados del siglo ii a. C., un período de casi dos siglos.
Entonces, súbitamente, la profecía salta hasta el tiempo del fin.
En Daniel 11 leemos: “Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas naves; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará. Entrará a la tierra gloriosa [el área de Jerusalén], y muchas provincias caerán” (Daniel 11:40-41).
La última parte de la profecía de Daniel sobre el conflicto norte-sur describe un choque de civilizaciones entre el líder de una superpotencia europea que pronto surgirá: un Imperio romano revivido (sucesor del gobierno sirio seléucida) y un líder que es el sucesor del gobierno ptolemaico de Egipto, que ahora es parte del mundo árabe-islámico. (Para obtener más información, solicite o descargue nuestro folleto gratuito El Cercano Oriente en la profecía bíblica).
Ahora vemos que las condiciones geopolíticas están dadas para este inevitable choque. ¡Esta es otra circunstancia profetizada para la cual ya está dispuesto el escenario durante esta generación! EC
Continuará en la próxima edición con las últimas cuatro profecías.