Para que aprendas a temer a Dios

Usted está aquí

Para que aprendas a temer a Dios

Descargar
MP3 Audio (43.32 MB)

Descargar

Para que aprendas a temer a Dios

MP3 Audio (43.32 MB)
×

Uno de los rasgos fundamentales que un cristiano debe tener es el temor/reverencia/respeto/asombro apropiados hacia Dios. Ese rasgo tiene tantos beneficios y es muy necesario para nuestra vida espiritual y nuestro futuro. Sin él, fracasamos y podemos empezar a transigir y tomar a la ligera la palabra de Dios.

Transcripción

Buenos días. Buenos días a todos. Espero que donde quiera se encuentren mientras escuchan esto, durante la Fiesta de los Tabernáculos, que su Fiesta haya ido muy bien hasta ahora.

La Fiesta de los Tabernáculos es un momento especial para todos. Muchos dirían que es el momento culminante del año y de hecho lo es, es un momento culminante. Cuando analizamos el plan de Dios para la humanidad, vemos que culmina con el regreso de Jesucristo y su el reinado milenario, y el plan de Dios se completa durante este tiempo, cuando toda la humanidad tendrá la oportunidad de aprender los caminos de Dios y sus leyes y ver los beneficios y la paz y la alegría que solo son el resultado de vivir plenamente de esa manera.

A lo largo del año hacemos planes para la Fiesta de los Tabernáculos, y la esperamos con gran ilusión y anticipación. Debería estar en nuestra mente todo el tiempo, al igual que está en la mente de Dios y de las huestes del cielo. Cuando uno repasa el libro de Apocalipsis, puede ver cómo todos están anticipando, todos anticipan el regreso de Jesucristo y el establecimiento de su Reino, que comienza durante su reinado milenario, pero dura por siempre jamás.

Mientras nos preparamos para la Fiesta cada año y mientras venimos a la Fiesta cada año y la observamos, hay muchas cosas que ocupan nuestros pensamientos. A veces solo necesitamos simplemente detenernos y pensar en todas las cosas que Dios ha incorporado a la Fiesta de los Tabernáculos y a nuestra preparación para ella que nos ayudan a recordar de qué se trata su camino y para qué estamos aquí.

Así que, para repasar un poquito, y puede que ya lo hayan hecho durante la Fiesta, vamos a Levítico veintitrés. En caso de que aún no hayan repasado esto, recordemos algunas de las cosas que representa esta Fiesta y lo que Dios diseñó cuando nos dijo que saliéramos de nuestros hogares y guardáramos esta Fiesta durante siete días y luego también el Octavo Día.

En Levítico veintitrés, al final del capítulo, encontramos mencionada la Fiesta de los Tabernáculos, que comienza el día quince del séptimo mes, como ustedes saben. Dios da bastantes instrucciones. Primero, él habla de que el primer día es un Día Santo y el Octavo Día también, es una santa convocación. Pero al bajar al versículo treinta y nueve, se ven algunas instrucciones más específicas que él dio a Israel para esa Fiesta que debían guardar. Retomémoslo en el versículo cuarenta, y veamos algunas de las cosas que él dijo al ordenar este Día Santo y dar instrucciones para su observancia.

Dice: “Y tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos, y sauces de los arroyos, y os regocijaréis delante del Eterno vuestro Dios por siete días”.

Así pues, alegrarse y regocijarse es una de las claves de la Fiesta. Hay motivos para regocijarse: Cristo ha regresado, ha sido establecido como Rey de reyes y Señor de señores. Se enseñará su modo de vida, comenzará la restauración del mundo, y la humanidad empezará a ver lo maravilloso que es el modo de vida de Dios. Así pues, el regocijo es una de las cosas que, cuando pensamos en la Fiesta y cuando leemos sobre ella en otros lugares, es una señal de que Dios quiere que nos alegremos, que recordemos dónde estamos, qué estamos simbolizando y qué estamos haciendo.

En el versículo cuarenta y dos dice: “En tabernáculos habitaréis siete días; todo natural de Israel habitará en tabernáculos”.

Así pues, las moradas temporales forman parte de la celebración de la Fiesta de los Tabernáculos. Hay una razón por la que Dios dijo que dejemos nuestros hogares, y veremos otros lugares donde se registran más instrucciones para la Fiesta. Dejamos atrás nuestros hogares, dejamos atrás el mundo, y vamos al lugar que él elige para celebrar la Fiesta de los Tabernáculos. Hay una buena razón para ello. Cuando estemos en el Milenio, cuando Jesucristo regrese, el mundo que conocemos habrá pasado, ya no estará allí. Estaremos dejando estos hogares temporales en los que estamos ahora, esta sociedad temporal en la que vivimos ahora, y viviremos en un Reino del que entonces seremos ciudadanos, siempre que nos hayamos arrepentido y hayamos recibido el Espíritu Santo de Dios para vivir en ese Reino que él ha preparado para nosotros por la eternidad.

Entonces, dejamos nuestros hogares, y cuando dejamos nuestros hogares, eso significa que dejamos el mundo atrás. Es salir del mundo, dejarlo atrás por siete días, más el Octavo Día que estamos allí, viviendo en un lugar temporal. Estamos allí con otras personas de mente similar, en la presencia de Dios, escuchando cada día la predicación de su Palabra, en un ambiente completamente diferente en el que Dios desea que participemos y moremos durante esos ocho días, los siete días de la Fiesta de los Tabernáculos y el Octavo Día.

Si volvemos al versículo treinta y seis de Levítico veintitrés, aquí notarán que dice: “Siete días ofreceréis ofrenda encendida al Eterno”.

Si volvemos atrás y observamos las ofrendas que Dios designó en cada día de esos siete días de la Fiesta de los Tabernáculos, son bastante específicas. No son los sacrificios rutinarios de todos los días, sino algo que Israel ofrecía todos los días a Dios. Durante siete días tenían cosas específicas que hacer, al igual que usted y yo.

Cuando vamos a la Fiesta, estamos allí durante siete días. Vamos a los servicios los siete días y también el Octavo Día. Es una especie de santa convocación ante Dios que dura una semana. Él nos ha llamado para hacer eso.

Ahora bien, hay otros lugares en la Biblia que también hablan de la Fiesta de los Tabernáculos. Tal vez Dios ha registrado más instrucciones sobre este tiempo sagrado que sobre otros, pero si vamos de vuelta a Deuteronomio dieciséis, encontramos otras características que Dios nos entrega en cuanto a la Fiesta de los Tabernáculos. Empecemos en el verso dieciséis trece:

“La fiesta solemne de los tabernáculos harás por siete días, cuando hayas hecho la cosecha de tu era y de tu lagar”.

Y en el versículo catorce repite lo de Levítico veintitrés: "Y te alegrarás". Y luego menciona a otras personas para que nos aseguremos de que también se regocijen: "Tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda que viven en tus poblaciones".

La Fiesta no solo tiene que ver con nosotros, con lo que queremos hacer, sino que también con preocuparnos de los demás como parte integral de la correcta observancia de la Fiesta de los Tabernáculos.

Parte de nuestra vida en el mundo actual es que desarrollemos el amor ágape y la preocupación genuina por los demás, y que estemos conscientes de las necesidades de los demás. Y eso también forma parte de la Fiesta. No debemos ir a la Fiesta y gastar nuestro diezmo solamente en nosotros mismos, sino que debemos asegurarnos de que los demás también disfruten de la Fiesta y de que nos cuidemos unos a otros. Eso es parte de la comunidad que Dios quiere que construyamos, incluyendo a nuestras iglesias locales que debemos estar desarrollando. Estén atentos a las necesidades de los demás y cuando vean una necesidad, satisfáganla. Si usted ve a alguien que está solo, vaya a hablar con él. Si ve a personas solas, invítelas a salir. Asegúrese de que todos se sientan incluidos y de que tengan la oportunidad de alegrarse y sentirse parte de la familia que Dios nos ha llamado a ser.

Continuando en el versículo quince, dice: “Siete días celebrarás fiesta solemne a Jehová tu Dios en el lugar que Jehová escogiere". Ahora tenemos la opción de ir a los muchos lugares de Fiesta que se ofrecen en todo el mundo, y en todos esos lugares Dios ha puesto su nombre. Ahí es donde vamos. Él elige dónde celebrar la Fiesta, no nosotros. Vamos allí porque vamos donde Dios dice que vayamos, al igual que cuando él regrese estaremos donde él quiere que estemos y en el estado en que él desee. Así pues, vamos al lugar que Dios elige como parte de la observancia adecuada de la Fiesta.

Ahora bien, sé que algunos están pensando: "Bueno, ¿y si estoy muy enfermo o no puedo ir?". Bueno, hay excepciones, pero si podemos ir, debemos ir al lugar que Dios elija. Eso es parte de la observancia correcta y parte de lo que aprendemos al asistir a la Fiesta.

"En el lugar que el Eterno escogiere; porque te habrá bendecido". Cuando hacemos lo que Dios dice, seguimos aprendiendo. Cuando hacemos lo que él dice, resultan bendiciones. Todos en el Milenio aprenderán eso. Si obedecemos a Dios, él nos bendice. Si lo rechazamos, si no le da importancia o simplemente lo hace de manera no genuina, esas bendiciones no suceden. 

“En el lugar que el Eterno escogiere; porque te habrá bendecido el Eterno tu Dios, en todos tus frutos, y en toda la obra de tus manos”.

Así, vamos añadiendo poco a poco lo que significa guardar la Fiesta y lo que aprendemos al guardarla, y cómo nos acercamos a ella a medida que avanzamos. Si retrocedemos un par de capítulos hasta Deuteronomio catorce, Dios habla del diezmo. Comúnmente lo llamamos el segundo diezmo o el diezmo del festival que él nos hace guardar cada año y ahorrar a lo largo del año a fin de tener los fondos para ir y disfrutar adecuadamente de la Fiesta.

Retomémoslo en el capítulo catorce veintitrés. Este es otro aspecto de guardar la Fiesta de la manera que Dios ordena que la guardemos.

“Y comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para poner allí su nombre”.

Ahí lo tenemos de nuevo. “El diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados”

Así que, guarde su diezmo, dice él. Y luego, en los versículos veinticuatro y veinticinco, dice:

“Y si el camino fuere tan largo… entonces lo venderás y guardarás el dinero”. Versículo veintiséis: “Y darás el dinero por todo lo que deseas”. Y luego “por todo lo que deseas, por vacas, por ovejas, por vino, por sidra, o por cualquier cosa que tú deseares; y comerás allí delante del Eterno tu Dios, y te alegrarás tú y tu familia”. 

Así pues, la Fiesta indudablemente es un tiempo de alimento espiritual. Durante los siete días de la Fiesta y el Octavo Día, somos alimentados ricamente con comida espiritual. Y no debemos descuidar esas comidas ni saltárnoslas en absoluto, porque para eso estamos allí. Pero la Fiesta también es un tiempo físico.

Tal vez usted ya haya leído Amós nueve, donde se habla de la magnífica abundancia que habrá en el tiempo del Milenio. No habrá escasez de alimentos. Habrá comida en abundancia para todos en todo el mundo. Será un tiempo donde las bendiciones de Dios lloverán sobre todos los seres humanos a medida que aprendan y practiquen las cosas que él les ordena hacer.

Por lo tanto, es un tiempo de bendiciones físicas que Dios quiere que disfrutemos. Por eso él dice: "Guarda el diezmo y come lo que tu corazón desee". Es decir, come lo que tu corazón desee, pero hazlo allí, en SU presencia. Hágalo en esa Fiesta que ilustra ese Milenio futuro, esos mil años venideros en los que Cristo estará en la Tierra y los seres humanos físicos vivirán en ella. Y usted y yo, como maestros que hemos aprendido este camino en esta vida, estaremos para ayudarles a apreciarlo, a aprenderlo, a recorrerlo y a declarar con todo nuestro corazón que el camino de Dios sí funciona. Esto es lo que la Fiesta de los Tabernáculos y el camino de Dios producen en nuestras vidas.

Si leemos el versículo veintisiete, él nuevamente menciona a otras personas que son parte de la Fiesta. Y cuando pensamos en guardar el segundo diezmo, debemos hacerlo durante todo el   año. No se trata de decir “Tengo que guardar el diezmo” apenas una semana antes de la Fiesta. Si hacemos eso, nos estamos perdiendo parte de lo que Dios quiere que hagamos, es decir, que ahorremos nuestro diezmo durante todo el año. Así, cada vez que recibimos un cheque de pago o lo que sea que nos paguen, guardamos ese dinero y pensamos en el Reino. Y ese dinero es especial. Ese dinero es exactamente lo que Dios ordenó. No es algo para usar en caso de emergencia, sino algo que ahorramos porque confiamos en Dios. Y mientras hacemos eso, desarrollamos fe en él. Guardamos ese diezmo porque es importante para nosotros y también para Dios, porque él desea que estemos presentes en la Fiesta. Debemos aseguramos de tener los fondos para llegar hasta allí con la décima parte de nuestros ingresos que Dios quiere que ahorremos. Así que, a lo largo del año, la Fiesta de los Tabernáculos está siempre en nuestra mente. Espiritualmente, sucede algo: la Fiesta, la venida de Jesucristo, y buscar primeramente el Reino de Dios están siempre en nuestras mentes.

Si volvemos al versículo veintitrés por un momento, hay otro punto allí sobre lo que aprendemos al guardar la Fiesta exactamente como Dios nos manda hacerlo. En el versículo veintitrés Dios dice que vayamos al lugar que él ha escogido para hacer morar su nombre.

“Y comerás delante del Eterno el diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados”, y fíjese en la última frase: "Para que aprendas a temer al Eterno tu Dios todos los días”. 

"Para que aprendas a temer al Eterno tu Dios siempre”. Siempre que Dios dice “esta es la razón”, debemos asegurarnos de hacer lo que él dice y guardar la Fiesta exactamente como él dijo que lo hiciéramos, para que aprendamos a temerle siempre.

Sabemos que temer a Dios es una parte fundamental y muy importante de nuestras vidas. Tal vez no hablamos de ello lo suficiente. Tal vez a medida que el mundo avanza y nos sumergimos en él o nos dedicamos a nuestra vida cotidiana, nos olvidamos de lo importante que es el temor de Dios. Pero cada vez que vamos a la Fiesta de los Tabernáculos, una de las cosas que se nos recuerda es que debemos aprender a temer siempre al Señor nuestro Dios. Dios ha ordenado este recordatorio de manera anual, no solo esporádicamente. Este concepto tan básico es fundamental para nuestra vida cristiana, y sin él, perdemos mucho.

Volvamos a Éxodo veinte. Creo que todos están familiarizados con la salida de Israel de Egipto. Están de pie allí, en las faldas del monte Sinaí. Al oír los truenos, los israelitas se dan cuenta de la omnipotencia y el poder de Dios, y se asustan. Reconocen el poder de Dios y le temen físicamente. Comprenden lo que él puede hacer y saben lo que ha hecho al separar el Mar Rojo. Le dicen a Moisés: “Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos”.

El versículo veinte es una especie de distintivo de lo que es el temor de Dios en la Biblia, de lo importante que es.

Hoy, no se trata del temor de esconderse, sino una gran reverencia a Dios que nace de comprender su poder, su amor extraordinario por todos nosotros, de que Él realmente quiere que todos tengamos vida eterna. El arrepentimiento tiene que preceder a todo esto.

Y en el versículo veinte, Moisés dijo al pueblo: "Bueno, no temáis a Dios con angustia. Él está de vuestro lado. Quiere que tengan éxito, pero necesitan tener el temor reverente a Dios porque eso ha venido a buscar”, dice, "Para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis”. 

Si tenemos ese temor apropiado de Dios, si entendemos lo que Dios está haciendo con nosotros, si entendemos lo que nos ha prometido, si realmente queremos lo que nos ha prometido, y esa es nuestra meta en la vida, entonces ese temor de Dios puede hacer que dejemos de pecar. Puede hacer que nos detengamos y pensemos: "Este no es el camino de Dios. Esta no es la forma de vida que habrá en el Milenio. Esta no es la forma de vida para la eternidad con Cristo como Rey de reyes y Dios como nuestro Padre". Conocemos el camino, nos lo han enseñado, y ese temor a Dios, puede impedir que nos desviemos y que lo perdamos.

No tenemos que ir a Génesis veintidós, pero cuando Dios le pidió a Abraham que sacrificara a su hijo, Abraham estaba dispuesto a hacerlo, pero como ya saben, Dios lo detuvo y le dijo: "ya conozco". Ahora, lo que Dios dijo en ese versículo fue: “Ahora sé que me temes. Diga lo que diga, tienes tal respeto, confianza y reverencia en Mí que sé que harías cualquier cosa que te diga. Ahora lo sé".

Dios quiere saber que usted y yo también haríamos lo mismo. “Ahora sé que me temes. Todo lo que yo diga que hagas, lo harás. Dondequiera que yo diga que me sigas, tú me seguirás”.

Estamos desarrollando esa fe y absoluta confianza en Dios, de lo que él está haciendo y hacia donde nos está guiando.

Vayamos al Nuevo Testamento. En Romanos tres, Pablo está hablándole a la iglesia en Roma, que se compone de judíos y gentiles. Tiene bastante que decir sobre la forma de ser de las personas. Permítanme leer el capítulo tres de Romanos diez y hasta el versículo dieciocho, porque el relato que Dios nos entrega aquí es muy revelador.

Dice cómo es la gente cuando no tiene el temor de Dios. Está hablando del mundo, pero también podría estar hablando de algunos de nosotros. Si esto encaja de algún modo en nuestro caso, tal vez queramos ver dónde estamos y preguntarnos si tenemos ese temor apropiado de Dios que se nos recuerda cada año en la Fiesta.

Romanos tres, versículo diez:

“Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan”

“Veneno de áspides hay debajo de sus labios. Su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre. Quebranto y desventura hay en sus caminos; Y no conocieron camino de paz”. 

Qué rasgos tan horribles menciona Dios aquí. “Quebranto y desventura hay en sus caminos, y no conocieron camino de paz”. Y concluye: "No hay temor de Dios delante de sus ojos".

¿Qué importancia tiene el temor de Dios? Es algo fundamental que debe definirnos como cristianos. No podemos tener paz sin el Espíritu de Dios. No podemos tener el temor de Dios sin el Espíritu de Dios, el temor apropiado de Dios. Tan importante y fundamental es el temor de Dios, que incluso Jesucristo lo tenía.

En Isaías once, nos lo dice específicamente. Isaías 11:2, mientras se profetiza al Mesías, dice: "el Espíritu", versículo 2, "El Espíritu del Eterno reposará sobre Él. Tendrá el Espíritu de sabiduría e inteligencia, el Espíritu de consejo y poder, el Espíritu de conocimiento y del temor del Eterno".

Incluso Cristo tiene el temor de Dios. Y es interesante que aparece en último lugar, ¿verdad? Pero es tan fundamental porque sin el temor del Señor, sin el temor de Dios, no vamos a tener sabiduría. No vamos a tener conocimiento. No vamos a tener los rasgos que Dios quiere que tengamos. Aparece en último lugar, pero es fundamental. Fundamental. E incluso Jesucristo, aunque está sentado a la diestra de Dios actualmente, siente temor y reverencia hacia Dios el Padre. Cuando él estuvo en la Tierra, continuó recordándonos sobre el Padre y rindiéndole gloria y honor. Si él puede hacer eso, también podemos nosotros, así que debe ser algo que necesitamos hacer.

Si leemos el versículo 3, dice "Su deleite", ¿ve esa palabra, deleite? "Su deleite está en el temor del Señor". Su deleite está en eso. Y le provoca alegría. Le provoca paz, la paz que sobrepasa todo entendimiento. Su deleite. La misma palabra deleite se aplica a guardar el sábado. Guardar el sábado debe ser un deleite para nosotros. Y cuando estamos haciendo las cosas a la manera de Dios, cuando estamos practicando lo que Él quiere que aprendamos, y tenemos el Espíritu Santo en nosotros, su camino se convierte en un deleite para nosotros. "Su deleite está en el temor de Dios". Así que me pregunto, y quizá todos podamos preguntarnos, ¿tenemos el temor de Dios? ¿Está presente en todo lo que hacemos, en cada lugar de nuestra vida? ¿Dejamos que el Espíritu Santo y ese temor de él impregnen nuestras vidas para impulsar nuestras acciones, reacciones, comportamiento, las palabras que podamos decir, y nuestras actitudes?

Volvamos de nuevo a Deuteronomio y veamos algunos de los aspectos del temor de Dios. Comencemos en Deuteronomio 31. Aquí hay un conjunto de escrituras referentes a la Fiesta de los Tabernáculos. Si usted estudia Deuteronomio, debe saber que los últimos capítulos de este libro están hablando también del tiempo del fin, no solo de Israel de aquel entonces. Hay profecías aquí. Y así, en el capítulo 31 versículo 10 dice: "Moisés les ordenó diciendo, al final de cada siete años en el tiempo señalado en el año de la liberación en la Fiesta de los Tabernáculos, cuando todo Israel venga a comparecer ante el eterno tu Dios en el lugar que Él elija, leerás esta ley ante todo Israel en su audiencia." Lea estas palabras, porque nos pertenecen a todos hoy en día y pertenecerán también a los del Milenio. Forma parte de lo que llegaremos a ser. "Reúne al pueblo". Vamos a la Fiesta de los Tabernáculos y nos reunimos durante esos siete días. "Reunid al pueblo. Hombres y mujeres y pequeños y el forastero que esté dentro de tus puertas para que oigan y aprendan a temer al Señor tu Dios y cuidadosamente", cuidadosamente, "observen todas las palabras de esta ley". Para que aprendan. Léeles esto para que aprendan a temer a Dios, y hazlo cuidadosamente.

Saben, a medida que uno lee Deuteronomio, los adverbios que Moisés usa son: cuidadosamente, diligentemente y seriamente. Así es como se guarda la ley de Dios, cuidadosamente. Jesús en Mateo 4:4 que el hombre vivirá de toda palabra de Dios. En Deuteronomio 31:13 vemos que también se aplica a nuestros hijos. Parte de nuestro trabajo como padres es enseñar a nuestros hijos el temor de Dios. "Y los hijos de ellos que no supieron, oigan, y aprendan a temer al Eterno vuestro Dios todos los días que viviereis sobre la tierra adonde vais,  pasando el Jordán, para tomar posesión de ella”. Se estaban preparando para pasar a la tierra prometida, al igual que usted y yo nos estamos preparando para el retorno de Cristo a la y trasladarnos a ese tiempo, a esa próxima era en la historia del hombre.

En Deuteronomio 6:1 volvemos a leer sobre esta preparación cuando están a punto de cruzar a la tierra prometida. Versículo 1 de Deuteronomio 6, "Este es el mandamiento y estos son los estatutos y juicios que el eterno tu Dios ha ordenado enseñarte".
Estas son las palabras Dios. Esta es su forma de vida. Esto es lo que enmarca nuestra conducta, nuestro comportamiento y actitudes. "Estos son los estatutos y juicios que el eterno tu Dios ha ordenado enseñarte para que los observes en la tierra que vas a cruzar para poseerla". Versículo 2: "Para que temas al Señor tu Dios y guardes todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te ordeno. Tú, tu hijo y tu nieto, todos los días de tu vida, y que tus días se prolonguen. Por tanto", versículo 3, "Escucha, Israel, y ten cuidado". Ten cuidado. Asegúrate de tenerlo presente. No lo relegues a la última parte de tu mente todos los días. Ten cuidado de saber a qué nos ha llamado Dios y cómo debe ser nuestro comportamiento. "Escucha, Israel, ten cuidado de cumplirlo para que te vaya bien y te multipliques en gran manera como el Señor Dios, tu Padre, te ha prometido una tierra que mana leche y miel". Hazlo para que incluso puedas estar allí, en ese Reino, porque ahora es el momento de que perfeccionemos los caminos de Dios, de que nos volvamos santos e irreprochables en nuestra forma de hacer las cosas, acercándonos cada vez más a la forma en que él quiere que seamos.

Veamos ahora Deuteronomio 10:12. Hay muchos otros lugares en Deuteronomio también. Usted puede hacer un estudio sobre el temor de Dios. Es bastante educativo volver a repasar estos versículos, lo que Dios dice, cuantas veces lo dice, y en el contexto que lo dice. Y Deuteronomio 10:12 dice esto: "Israel, ¿qué exige de ti el Señor tu Dios? Sino que temas al Señor tu Dios y que andes en todos sus caminos, y que lo ames y lo sirvas con todo tu corazón y con toda tu alma". Esto es lo que él requiere. Esto es lo que hacemos. Esta es la descripción de nuestra vida. Versículo 13: "Y que guardéis los mandamientos del Señor y sus estatutos que yo os ordeno hoy", y fíjense en las tres últimas palabras, "para vuestro bien". Cualquier cosa que Dios nos ordene hacer, cualquier cosa que Dios nos pida que hagamos, siempre es para nuestro bien. Siempre es para nuestro beneficio.

La reacción natural del hombre es:  me resistiré a ello, o pondré en duda lo que Dios está haciendo. Ese es el hombre natural en nosotros que piensa: "Oh, no tenemos que hacer eso, o no quiero hacerlo". Eso es parte de lo que tenemos que vencer, esa resistencia y ese escepticismo. Solo entonces aprendemos a temer a Dios. Cumplimos Sus mandamientos y usamos la fuerza de Su Espíritu Santo para hacerlo, incluso cuando no es lo que queremos hacer, porque eso es lo que forja el carácter, y así se comienza. Así se desarrolla nuestra  obediencia y entrega completa a Dios. Y a medida que lo hacemos, aprendemos lo bueno que es. Aprendemos qué alegría, qué paz, qué propósito, qué significado tiene todo en nuestras vidas cuando simplemente nos rendimos a Dios y hacemos las cosas que Él nos pide que hagamos.

En 1 Pedro 2, Pedro también habla brevemente sobre el temor de Dios en una escritura muy simple pero directa. 1 Pedro 2:17. Dice: "Honren a todas las personas. Honra a todas las personas. Amad a la hermandad". Amen a la gente que Dios ha llamado. "Teman a Dios". "Temed a Dios y honrad al Rey". Saben, cuando observamos el mundo de hoy nos damos cuenta de que el respeto es algo que nos hace mucha falta. El mundo parece estar echando por tierra. ¿Honra la gente al Rey? ¿Respeta la gente a las fuerzas del orden? ¿Respetan los niños a sus padres? ¿Se les enseña a respetar a sus padres? ¿O se les enseña que quizá ellos saben más que sus padres? El respeto es algo que ha estado bajo ataque en el mundo desde hace algún tiempo, y puede filtrarse también en nuestra forma de vida cuando escuchamos las cosas que nos rodean. Pero ese respeto tiene que mantenerse vivo.

Quiero leerles un artículo que encontré y que leí en un sermón hace 15 años. Este artículo fue escrito por una señora llamada Susan Reimer, una escritora sindicada para muchos periódicos. No tengo ni idea de si sigue escribiendo o de si está viva. Pero leí su artículo   como parte de un sermón, porque pensé que hizo un excelente trabajo. Ella no está en la Iglesia ni asociada con la ella, pero voy a leerlo porque quiero que vean la diferencia de hace sólo 15 años, cómo era la sociedad de entonces y lo que podía imprimirse en los periódicos de toda la nación en comparación lo que sucedería hoy si la gente siquiera empezara a decir algo así.

Permítanme leer extractos de este artículo. Dice: "Soy voluntaria. Me ofrezco de voluntaria para liderar la campaña de restauración del miedo entre los niños". Y está hablando de la forma en que la sociedad se ha ido desviando y de todas las cosas y todos los males, como ella los llamaría, males y pecados del mundo que empezaban a ser defendidos ya en esa época, cosas que hoy consideraríamos simplemente normales en el mundo. Ella dice: "Me ofrezco de voluntaria para liderar la campaña de restauración del miedo entre los niños, no el miedo del tipo del monstruo bajo la cama, o del hombre del saco. Hablo del miedo a la autoridad, el miedo a las consecuencias, el tipo de miedo que le mantendrá despierto toda la noche si sus hijos no lo tienen, el tipo de miedo no examinado e inespecífico con el que crecimos."

Por supuesto, ella pertenece a una generación diferente a la de muchos que leerían esto hoy. "¿Recuerda el miedo que encerraba la frase de nuestra juventud: ‘mi madre me matará si…’?" Ella dice: "Yo quiero eso. Quiero eso para mis hijos. Quiero que vivan con miedo de lo que haré si los pillo haciendo lo que sea que estén pensando hacer. Y quiero que mis hijos tengan miedo de otros adultos aparte de mí. Después de todo, no puedo estar en todas partes, y mis hijos deben saber que todos los adultos trabajan con la misma lista de delitos y faltas, y que yo puedo contar con cualquiera de ellos para que me informe o les imponga un castigo en mi lugar. Quiero que mis hijos tengan miedo de lo que hará la profesora cuando deje de escribir en la pizarra, se dé la vuelta y los vea. Pero, sobre todo, quiero que vivan con un miedo atroz a lo que les pasará si no hacen sus tareas". Era una época más sencilla, ¿verdad?

"Quiero que mis hijos tengan miedo del guardia de cruce de calles y de lo que pasará si atraviesan imprudentemente la calle de camino al colegio, o de la cajera de la tienda y de lo que pasará si se roban algo, o del bombero y de lo que pasará si juegan con fósforos en el bosque. Quiero que mis hijos teman al salvavidas y lo que pasará si corren por la terraza o mojan a alguien en la piscina. Quiero que teman al entrenador y lo que ocurrirá si hacen pucheros cuando les diga que jueguen en el lado que no les gusta. En todos los demás momentos", concluye, "de decisión y conciencia, quiero que se preocupen por Dios, por lo que Dios pensaría si supiera lo que están haciendo, porque Dios lo sabrá aunque a mí me engañen".

Si ella intentara publicar esto hoy, la cancelarían, ¿o no? Ni un solo periódico publicaría eso. Sus palabras son la antítesis de lo que es la sociedad hoy en día, de lo que fomenta, y de las estridentes voces que instan a no respetar a ninguna autoridad. Lo que importa es tu verdad, tu forma de hacer las cosas, eso es lo que realmente vale. Y así, la sociedad continúa su deterioro. Mire adónde hemos llegado en solo 15 años. Hoy esto ni siquiera se publicaría, y suena tan extraño que alguien fuera de la Iglesia escribiera algo así. Es muy alarmante ver dónde estamos y adónde hemos llegado como sociedad, y si no prestamos atención, algunas de esas actitudes pueden infiltrarse también en la Iglesia.

Temor de Dios. Como pueblo de Dios, no podemos anular el temor a Él, el respeto a Él, el hacer lo que Él dice que hagamos. Los resultados, según hemos visto, son discordia, contiendas, disgustos, ninguna de las cosas que la gente quiere, pero eso es lo que sucede cuando la gente no tiene el temor de Dios como prioridad. El temor nos mantiene alejados del pecado, pero el temor de Dios también nos va a mantener en buena condición espiritual entre ahora y el regreso de Jesucristo. Saben, hay un tiempo en el futuro, y a veces a la gente no le gusta escucharlo, en el que habrá tribulación y persecución. Cristo mismo habló de los tiempos en los que nos odiarán porque lo odiaron a él. Odiarán lo que usted   representa y lo que cree. Lo llevarán ante tribunales y concilios, y quién sabe ante quién más lo llevarán. También está la marca de la bestia en el tiempo del fin, cuando su sustento y todas sus finanzas podrán ser eliminados. Vivimos en una época en la que basta con apretar un botón. Va a haber un tiempo de miedo, la peor clase de miedo que el hombre puede  infligir. ¿Y a quién temeremos? ¿A quién temeremos en ese momento?

Vayamos al Salmo 27, donde David se hace esa misma pregunta. ¿Cuán importante es el temor de Dios? Oh, es muy importante, especialmente cuando contemplamos el futuro en relación con las cosas que hacemos ahora. Salmo 27:1, "El Señor es mi luz y mi salvación. ¿A quién temeré?" ¿A quién voy a temer? Él es la salvación. La única esperanza de la humanidad es Jesucristo. Nuestra expectativa es que Él regrese. Eso es lo que hacemos, eso es lo que somos, y eso es lo que esperamos. "El Señor es mi luz y mi salvación. ¿A quién temeré? Él es la fuerza de mi vida, ¿de quién tendré miedo? Cuando los malvados subieron contra mí para devorar mi carne, mis enemigos y adversarios, tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, mi corazón no temerá. La guerra puede levantarse contra mí. En esto estaré confiado". Su confianza estaba en Dios. Su confianza estaba en el temor del Señor, y no importaba lo que fuera, lo que se cruzara en su camino, él sabía que era la voluntad de Dios y estaba completamente cómodo con eso.

Eso es lo que usted y yo tenemos que hacer. Tenemos que proponernos que sin importar lo que se nos venga encima, es la voluntad de Dios, y nosotros, si le tememos, elegiremos el camino correcto y estaremos en ese Reino por la eternidad. Si elegimos el camino equivocado, si tenemos miedo del mundo, de las amenazas que vienen contra nosotros, no tenemos que preocuparnos por estar en el Reino. La respuesta será no. Porque solo aquellos que temen a Dios, que siguen y viven su camino, que siempre tienen ese temor de Dios, como tenemos un recordatorio anual cada año en esta Fiesta, estarán allí.

Jesucristo dijo básicamente lo mismo en Lucas 12:4. En sus propias palabras, dijo: "Os digo, amigos míos, que no temáis a los que matan el cuerpo". Es algo desalentador pensar en eso, ¿no es así? Que alguien pueda decir: inclínate ante mí, ante esta imagen o lo que sea, o apuntaré a tu cabeza con mi pistola o serás torturado. Hazlo o sufrirás las consecuencias. Pero Cristo mismo dice: "No temas a los que matan el cuerpo y después de eso no tienen nada más que hacer". Hay vida después de esta vida. Si continuamos siguiendo a Dios, si nos sometemos a Él, esto es sólo la primera parte de la vida, luego está el nacimiento en el Reino de Dios. En Lucas 12 versículo 5 dice: "Te mostraré a quien debes temer, teme a aquel que después de haber matado tiene poder para arrojar al infierno. Sí, os digo, temedle a Él". La segunda muerte, Él puede proporcionar la muerte eterna. Buscamos en Él la vida eterna, y sólo hay una manera de conseguirla: el temor de Dios. El temor de Dios forma parte de todo lo que estamos haciendo aquí en esta Tierra.

Filipenses 2:12. "Por tanto", escribe Pablo, "así que, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino ahora mucho más en mi ausencia, ocupaos en vuestra propia salvación con temor, con temor y temblor". Con temor. "Porque Dios es el que obra en vosotros, así el querer como el hacer, por su buena voluntad". Trabajemos en nuestra salvación con temor. Efesios 5:21, "Someteos unos a otros". Dios siempre se ocupa de las relaciones humanas. Siempre enfatiza cómo la Iglesia de Dios debe ser un solo cuerpo, todos unidos luchando por la paz y la unidad, entendiendo que Dios hace su voluntad y nuestro trabajo es simplemente seguirlo. Sin importar dónde estemos, ni el puesto que tengamos ni lo que hagamos, lo hacemos a la manera de Dios y confiamos en que esta es Su Iglesia y se está haciendo Su voluntad. Efesios 5:21, "Someteos unos a otros en el temor de Dios". Incluso en nuestras relaciones mutuas, miremos y veamos lo que está pasando. ¿Se están haciendo las cosas como Dios quiere que se hagan?

Retrocedamos un par de libros, 2 Corintios 7:1. "Por tanto", escribe Pablo, "teniendo estas promesas, amados, limpiémonos". 1 Juan 3:3: cualquiera que tenga esta esperanza de estar en el Reino, ¿qué hace? Se purifica, ¿verdad? Se purifica. Pablo dice: "Teniendo estas promesas, limpiémonos de toda inmundicia de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios". Perfeccionando la santidad en el temor de Dios. Tenemos que hacerlo porque él dice que lo hagamos él dice en Deuteronomio 10:13, "Hazlo por tu propio bien". Hazlo porque es lo mejor para ti. Puede que te resistas. Puede que seas escéptico. Puede que quieras tu propio camino más que el camino de Dios, pero Él dice: "Haz lo que haces en el temor de Dios". El camino de Dios será plenamente enseñado en el Reino.

Así que volvamos al Salmo 102. Y de nuevo, cuando se enseñe en el Reino, usted y yo estaremos ahí si continuamos viviendo a la manera de Dios, si aprendemos de esta manera, si está en nuestros corazones y Dios puede ver y confiar con toda seguridad en que se enseñarán las cosas exactamente de la manera en que él quisiera que las enseñaran. Eso es lo que estamos haciendo ahora mientras nos rendimos a Dios y le permitimos que corrija  nuestras imperfecciones y nuestras faltas y debilidades ante Él para que pueda confiar con seguridad. Él dirá: He visto lo que hacen. He visto cómo lo ponen en práctica en sus vidas y sé que enseñarán Mi camino exactamente como yo lo hago.

Pueden ver estos versículos en el Salmo 102:12 al 18. Noten que esto se refiere a un tiempo futuro, cuando Cristo regrese, y David habla de Sion y los reyes de la Tierra inclinándose ante él. En el versículo 12 dice: "Pero Tú, oh Señor, perdurarás para siempre y la memoria de Tu nombre por todas las generaciones. Te levantarás y tendrás misericordia de Sión porque ha llegado el tiempo de favorecerla. Sí, el tiempo fijado ha llegado. Porque Tus siervos se complacen en sus piedras y muestran favor a su polvo así las naciones temerán el nombre del eterno y todos los reyes de la tierra Tu gloria. Todos ellos aprenderán a temer a Dios. Todos le darán gloria a Él. Porque el Señor edificará a Sión, aparecerá en su gloria, atenderá la oración de los desamparados y no despreciará su plegaria". Y luego dice: "Esto se escribirá para una generación aún por venir, para un pueblo que Dios creará". Esto es lo que  se enseñará, es lo que tenemos que hacer hoy, y tiene sus beneficios.

Así que quiero dedicar unos minutos a hablar de algunos de esos beneficios y para ello haré  una especie de repaso general a través de Salmos y Proverbios. Primero, quiero ir al Salmo 36 y leer de nuevo lo que sucede si no tenemos el temor de Dios. Ninguno de nosotros quiere que esto nos suceda. Pasemos a ver ahora algunos de sus beneficios, que están claramente descritos en la Biblia. Salmo 36:1, otro salmo de David, que fue un hombre conforme al corazón de Dios. Aprendió esto en su vida y dice: "Un oráculo dentro de mi corazón acerca de la transgresión de los malvados. No hay temor de Dios ante sus ojos". La transgresión de los malvados. "No hay temor de Dios ante sus ojos. Porque se halaga a sí mismo ante sus propios ojos". Yo tengo la mejor idea. Los demás no tienen ni idea de lo que hacen. Cometieron sus errores. "Se halaga a sí mismo ante sus propios ojos. Cuando descubre su iniquidad y cuando odia". Siempre la culpa es de otro. No mía. No mía. Yo soy bueno.

"Se halaga a sí mismo ante sus propios ojos cuando descubre su iniquidad y cuando odia. Las palabras de su boca son maldad y engaño. Ha dejado de ser sabio y de hacer el bien". Ha perdido el temor del Señor. "Ha dejado de ser sabio y de hacer el bien. Ideó la maldad en su lecho. Se pone a sí mismo en un camino que no es bueno. No aborrece el mal". Son cosas muy duras en las que pensar. Ninguno de nosotros quiere ser así. Esto es la antítesis de todo lo que Dios nos ha llamado a ser y, sin embargo, a veces podemos ver estas actitudes afloran. Y tenemos que estar en guardia para saber cuál es el camino de Dios, cuál es la voluntad de Dios, y retroceder y desarrollar ese temor para que esta actitud no nos invada ni aunque sea un poco.

Así que preparen sus Biblias. Voy a repasar algunas escrituras aquí y me voy a dirigir a ellas. Comencemos en Proverbios 1. Estas son algunas bendiciones espirituales de tener el temor de Dios. Proverbios 1:7: "El temor del Señor es el principio del conocimiento". Se explica por sí mismo, ¿verdad? "Pero los necios desprecian la sabiduría y la instrucción. El temor del Señor es el principio del conocimiento". Proverbios 9, y no voy a repasar cada proverbio. De nuevo, puede volver atrás y hacer un estudio sobre esto usted mismo. Proverbios 9 y el versículo... No, ese no es el versículo que quiero. Veamos Proverbios 8:13. Tengo la escritura equivocada. "El temor de Dios es también el principio de la sabiduría". Estoy seguro de que llegaremos a esa escritura aquí en un minuto.  TODO ESTO BORRALO. Lo dejé para que lo veas. Imposible poner algo así. 

Pero en Proverbios 8:13, "El temor del Señor", versículo 13, "es odiar el mal". Es odiar el mal. "Odio el orgullo, la arrogancia, el mal camino y la boca perversa", dice Dios. Todo eso es la antítesis del temor del Señor. Proverbios 14:16, "El sabio teme y se aparta del mal, pero el necio se enoja y se confía". Versículo 26, mismo capítulo. "En el temor del Señor hay una fuerte confianza, y sus hijos tendrán un lugar de refugio. El temor del Señor es una fuente de vida para apartar a uno de las trampas de la muerte".  Proverbios 16:6, "Con misericordia y verdad se provee expiación para la iniquidad, y por el temor del Señor, por el temor del Señor, uno se aparta del mal". Capítulo 19:23. "El temor del Señor conduce a la vida". Conduce a la vida. Eso lo sabemos. La vida eterna es lo que Dios nos ha llamado a recibir si hacemos lo que nos pide. "El temor del Señor conduce a la vida, y quien lo posea permanecerá satisfecho. No será visitado por el mal". Es toda una promesa de Dios.

Vayamos ahora a los Salmos. Volvamos a los Salmos. Volvamos aquí al Salmo 119:36. Veo que tampoco anoté el correcto. Volvamos al Salmo 119. Volvamos al Salmo 13. Salmo 13. Salmo 13:13. Bien, tal vez sea... Permítanme mirar Proverbios 13 aquí. Sí, ESTO TAMBIÉN HAY QUE BORRARLO

 Proverbios 13:13, "El que desprecia la palabra será destruido, pero el que teme el mandamiento será recompensado". Temer a Dios y su forma de vida. Permítanme disculparme. Debo haber hecho algunos de estos de memoria y no volví a revisar mis escrituras. Pero otra vez, usted puede encontrar esos en... si usted pone en temor del Señor o temor a Dios, usted puede encontrar esas escrituras y será muy valioso hacer ese estudio usted mismo. A ESTE PUNTO YA NO SÉ QUÉ HACER. CREO QUE HAY QUE BORRAR ESTE PÁRRAFO TAMBIÉN

Pero veamos lo que dice Lucas 1, cuando Cristo nace. En Lucas 1:50, dice: "Su misericordia, la misericordia de Dios está con los que le temen". ¿No necesitamos todos la misericordia de Dios? ¿No estamos todos aquí por la misericordia de Dios? "Su misericordia está con los que le temen de generación en generación". Recuerden Hechos 2, cuando comenzó la Iglesia del Nuevo Testamento, donde habla de cómo continuaban en la doctrina de los apóstoles, oraban, estaban en compañía unos de otros, eran parte de una comunidad, del compañerismo, la koinonía de la que formaban parte, y practicaban las cosas que Dios les había mandado hacer. Y Dios dice algo bastante instructivo en Hechos 9:31. Esa Iglesia creció, y la gente que la observaba veía en ella algo diferente de lo que veía en sus propios lugares y maneras de hacer las cosas. Al igual que cuando la gente viene a nuestras comunidades y congregaciones, deberían ver algo diferente en nosotros. Deberían sentir el ágape. Puede que no entiendan lo que ven, pero ven a personas dedicadas a Dios, y la diferencia es notable.

Hechos 9:31, dice: "Entonces las iglesias en toda Judea, Galilea y Samaria tenían paz". Estaban haciendo las cosas a la manera de Dios. "Tenían paz y eran edificadas y andando en el temor del Señor, andando en el temor del Señor y en el consuelo del Espíritu Santo, se multiplicaban". Dios puso en la Iglesia gente que vivía a la manera de él. Lo mismo hará con nosotros hoy, creo yo, cuando estemos haciendo plenamente lo que Dios quiere que hagamos, y Él se sienta cómodo al poner gente en nuestro medio que aprenderá las cosas que Él quiere que aprendamos.

 Veamos algunos beneficios físicos de temer a Dios y hacer Su camino. Él tiene leyes espirituales y también físicas. Voy a mencionar sólo algunas de ellas aquí, Proverbios 3:5-8: "Confía en el Eterno, confía en Él de todo corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Y en todos tus caminos reconócelo ". Se cometen muchos errores cuando nos apoyamos en nuestro propio entendimiento en lugar de buscar en la Biblia, porque en ella podemos encontrar todas las respuestas. Él nos lo da todo y gracias a él hacemos las cosas que hacemos y le seguimos dondequiera que vaya. "Reconócelo en todos tus caminos y Él dirigirá tus sendas. No seas sabio en tus propios ojos". 

Proverbios 3:7: "Temed al Señor y apartaos del mal”. No se deje caer presa de las viejas formas de hacer las cosas. "Si haces eso", versículo 8, "será salud para tu carne y fortaleza para tus huesos". Haga las cosas a la manera de Dios.

Proverbios 22:4, "Por la humildad..." La humildad es muy importante, uno de los atributos que produce el temor del Señor cuando reconocemos que todo tiene que ver con Dios y no con nosotros, todo con sus ideas y no las nuestras. "Por la humildad y el temor del Señor vienen las riquezas, el honor y la vida". ¿No es eso lo que busca la gente? Volvamos al libro de los Salmos. Salmo 25:12, "¿Quién es el hombre? ¿Quién es el hombre que teme al Señor?" "A él le enseñará en el camino que Él [Dios] elija". Él le enseñará. ¿No es para eso que estamos aquí?  Para eso estamos aquí, para aprender cómo él manejaría las cosas en cada ocasión. "¿Quién es el hombre que teme al Señor? A él le enseñará en el camino que elija. Él mismo morará en la prosperidad y sus descendientes heredarán la tierra". Versículo 14, "El secreto del Eterno está con los que le temen y les mostrará su pacto"..

Salmo 33:18, "He aquí que el ojo del Señor está sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia, para librar su alma de la muerte y mantenerlos con vida en el hambre". ¿No es un versículo interesante en los tiempos en que vivimos, cuando oímos hablar de la escasez de alimentos y de las hambrunas que vendrán, y de las cosas que nos dicen en los medios de comunicación o los poderes de la Tierra de lo que se nos viene encima? Permítanme redimirme. Tengo algunos más aquí. Sin embargo, no voy a repasarlos todos aquí.

Volvamos al Salmo 119:63. David escribió este Salmo. Si nunca se ha tomado el tiempo de ir versículo por versículo a través del Salmo 119, hágalo. Es una especie de canción de amor de David a la forma de vida de Dios, de la cual puede aprender mucho. Pero en el versículo 63 dice: "Compañero soy yo de todos los que te temen". Con esas personas deseo estar, con ellas me identifico. Hay un viejo dicho que habla de que las aves de un mismo plumaje vuelan juntas. Somos personas que temen a Dios, y deberíamos ser todos un solo rebaño. Y si hay una separación, entonces algo falta. Porque si todos estamos motivados, si todos estamos guiados por el Espíritu de Dios y el temor de Dios, estaremos unidos. Llegaremos a ser uno tal como Dios Padre y Jesucristo son uno, y tal como Su voluntad para nosotros es que lleguemos a ser uno.

Mientras estamos en los Salmos veamos el Salmo 34, porque al principio de este sermón hablamos de una de las razones por las que vamos a la Fiesta de los Tabernáculos y guardamos nuestro segundo diezmo. Dios dijo: "Es para que aprendas a temer sólo al Señor tu Dios. Para que aprendas a temerle siempre". Y en el Salmo 34:11, David habla de eso. Nos dice cómo temer a Dios.  "Venid, hijos, escuchadme. Os enseñaré el temor del Señor". Y luego, en los versículos siguientes, nos dice de qué se trata. Ya lo hemos repasado, pero aquí lo reduce a unos pocos puntos que podemos analizar. "¿Quién es el hombre que desea la vida?" Espero que todos los que escuchan esto deseen la vida, deseen la vida eterna y busquen primero el Reino de Dios. "¿Quién es el hombre que desea la vida y ama muchos días para ver el bien?".

Versículo 13: "Guarda tu lengua del mal". Muchas veces se habla de la lengua. ¿Qué decimos? De la abundancia del corazón habla la boca. ¿Qué estamos haciendo? ¿Cómo tratamos a los demás? "Guarda tu lengua del mal. Guarda tus labios de hablar engaños". ¿No es interesante que Dios hable de eso? Lo primero que dice es: Apártate del mal. Sigue Su camino. Cumple Sus mandamientos. Síguelos con cuidado, seriedad y diligencia, como leemos en Deuteronomio. Apártate del mal. Haz el bien. Oblígate a hacer lo correcto. Así es como uno desarrolla el carácter y la conducta que Dios desea. "Busca la paz y persíguela". Busca la paz y persíguela.

Volvamos a Hebreos, pero mantenga un dedo en el Salmo 34. Volvamos a Hebreos. Sé que en el vídeo de la noche de apertura mencioné esto, pero mencionémoslo de nuevo. En Hebreos 12:14 el autor dice: "Perseguid la paz. Perseguid la paz con todos y la santidad, sin la cual..." Fíjense en estas palabras. No hay peros, disculpas, ni nada parecido: "Sin lo cual nadie verá al Señor". Busque la paz. Témale a Dios. Aprenda el temor del Señor y enseñe el temor del Señor a sus hijos. "Busquen la paz y persíganla, y la santidad, sin la cual, nadie verá al Señor". Estamos en un momento de la historia en que a medida que nos acercamos más y más al regreso de Jesucristo, a ese tiempo que estamos representando con la Fiesta de los Tabernáculos, más atención debemos estar prestando a lo que hacemos, a cómo vivimos y a las cosas que Dios quiere que hagamos.

Volviendo al Salmo 34, permítanme referirme al versículo 18. Usted mismo puede leer el resto del capítulo. "El Señor está cerca de los que tienen el corazón quebrantado, de los que tienen el corazón roto y salva a los que tienen un espíritu contrito". Humildad, unidad entre todos, honrar a todas las personas, hacer las cosas de las que hemos hablado antes. Usted sabe acerca de la novia de Cristo en Apocalipsis 19:5-7. Puede volver atrás y leer este pasaje y verá que la novia de Cristo tiene el temor de Dios. Ese es un sello distintivo o una característica del temor de Dios. Pero en Malaquías 3:16, cuando Dios concluye el Antiguo Testamento, leemos esto. Malaquías 3:16: "Entonces los que temían al Señor, los que temían al Señor, hablaron entre sí. Y el Señor los escuchó y los oyó. Entonces se escribió ante Él un libro de memoria para los que temen al Señor y meditan en su nombre".

Así que, mientras estamos aquí en la Fiesta y mientras pasamos el resto de los días que nos quedan de la Fiesta de los Tabernáculos, piense en el temor de Dios. ¿Quiere estar en el Reino? ¿Quiere formar parte de la Novia de Cristo? ¿Quiere que su nombre esté escrito en el libro de la vida? Me atrevería a decir que cada una de las personas aquí presentes debería decir sí, eso quiero. Y si lo queremos, entonces recordemos el temor de Dios. Que el resto de su Fiesta esté lleno de inspiración, alegría y regocijo en todas las cosas para las que Dios nos ha llamado mientras esperamos su Reino venidero, cuando todas estas cosas se cumplirán.