Una generación de cristal
Con este término, la filósofa española Montserrat Nebrera expresa la sensibilidad que muestran muchos adolescentes y jóvenes en la actualidad.
Al tratar asuntos de la juventud es importante conocer las características que definen a cada generación, para así comprender a la persona en su cultura y su momento histórico de desarrollo; ya que toda persona tiene patrones de conducta y de afrontamiento que varían según los tiempos en los que vivió.
El término “generación de cristal” hace referencia a varias características de los jóvenes entre los 11 y 21 años, que podrían derivarse de un exceso de protección por parte de sus padres que sufrieron carencias en su tiempo. Padres que se esforzaron en trabajar para cubrir todo lo que su descendencia necesitara, para que no echaran nada en falta ni sufrieran igual que ellos en su juventud.
Dentro de esas características se encuentra una generalizada baja autoestima e inseguridad en la toma de decisiones; factores que los impulsan a pedir ayuda y reconocimiento constante por parte del adulto. Entre otras características principales que comparten los jóvenes que pertenecen a dicha generación se encuentran:
- Son nativos digitales: han nacido en un mundo totalmente tecnológico, a diferencia de sus padres. Esta característica puede parecer una ventaja para los jóvenes, pero es un gran factor de vulnerabilidad y riesgo, ya que están expuestos a un juicio público constante.
- Por lo anterior, su vida social se desarrolla básicamente en las redes sociales.
- Están acostumbrados a expresar sus opiniones y sus emociones de forma más abierta.
- Tienen poco interés en la lectura, la cultura y la investigación; sin embargo, prevalecen sus habilidades audiovisuales.
- Son sensibles ante las desigualdades sociales. Es una generación más combativa frente a actitudes intolerables como el racismo, la xenofobia, la discriminación, entre otros.
- Tienen baja tolerancia a la crítica, al rechazo, a la corrección, por consiguiente sufren de frustración e intentan evadir el sufrimiento.
- Sin embargo, son capaces de desarrollar una mayor inteligencia emocional.
- Confían en valores como la amistad, la valentía, la prudencia, la templanza, la fortaleza y la justicia.
En muchas ocasiones se ha notado que los padres tienen que ser muy cautelosos en el proceso educativo de sus hijos en casa, pues cualquier acto de disciplina ejercido puede llegar a considerarse como maltrato. De igual manera, en las instituciones educativas el docente debe ser cauteloso en la formación y cuidado integral de la juventud, porque podría llegar a tener problemas en cuestiones de derechos humanos o derechos del niño que han sido aprobados y aceptados en muchos países.
Pareciera que en estos tiempos a la juventud no se le puede corregir, amonestar o señalar errores en su conducta, porque habría consecuencias legales.
Por eso vale preguntarse, ¿cuál es el peligro de fortalecer este término de “juventud de cristal”?
Es cierto que les cuesta tomar decisiones acertadas, que fácilmente son influenciados por las redes sociales, no siguen instrucciones fácilmente, rápidamente se desaniman y se frustran cuando las situaciones de vida le son adversas, y están protegidos por la ley por cualquier acto de disciplina que lesionen sus derechos. Pero como vimos, no todo es negativo.
¿Pertenece su hijo a la “generación de cristal”?
Dios no se equivocó cuando dejó instrucciones claras a los padres acerca de la educación en los valores auténticos que permiten tener una vida plena y enfrentar los desafíos con determinación y carácter, como indica Deuteronomio 5:33: “Andad en todo el camino que el Eterno vuestro Dios os ha mandado, para que vivas y os vaya bien, y tengas largos días en la tierra que habéis de poseer”, en Efesios 6:4 el apóstol Pablo señala: “vosotros Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Mientras que en Hebreos 12:6 leemos: “Porque el Señor al que ama disciplina”.
Comprender y conocer las características de la “generación Z” y aplicar el conocimiento que proviene de Dios en la educación de los hijos jóvenes y adolescentes permite guiarlos y corregirlos con sabiduría.
Los principios de Dios trascienden cualquier tipo de generación porque no se opone a ninguna, no son gravosos ni tampoco hacen daño. Como padres de familia debemos pedir sabiduría al Eterno Dios para criar a nuestros hijos en disciplina y amonestación del Señor.