El Cuerpo espiritual de Cristo
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El Cuerpo espiritual de Cristo
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No somos bautizados en alguna secta u organización humana, sino que por medio del bautismo nos convertimos en miembros del Cuerpo espiritual de Cristo (1 Corintios 12:27; Efesios 2:19-22).
En 1 Corintios 12:13 podemos leer que “por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”.
Este cuerpo se llama la Iglesia de Dios (1 Timoteo 3:15). Dios, no los hombres ni las organizaciones humanas, nos hace miembros de su iglesia después del arrepentimiento verdadero y el bautismo. El vocablo griego traducido como “iglesia” esekklesía, y significa “los llamados o convocados”. En otras palabras, Dios llama a quienes él quiere que salgan de esta sociedad, para que formen parte de su iglesia espiritual.
Jesús dijo que sus discípulos o seguidores tendrían que ser enseñados (Mateo 28:19-20). En Efesios 4:11-13 el apóstol Pablo también dijo: “Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”.
Aquí vemos que la iglesia, como el Cuerpo de Cristo, tiene la obligación y responsabilidad de ayudar a los cristianos para que crezcan espiritualmente, lo que requiere que colaboren y tengan la guía de pastores fieles y llamados por Dios. Dios nos advierte que debemos luchar por tener unidad y reconocer la necesidad que tenemos los unos de los otros (1 Corintios 12:12-25; Efesios 4:1-3).
Para poder mantenernos en el camino que lleva hacia la vida eterna, es importante que encontremos una iglesia, o sea un grupo de creyentes que han sido llamados, donde podamos aprender doctrina sana junto con personas que tienen las mismas creencias y prácticas que nosotros.
En Hebreos 10:24-25 se nos dice: “Considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”. En la Iglesia de Dios Unida reconocemos que es necesario que el pueblo de Dios tenga la oportunidad de reunirse para recibir instrucción bíblica y gozar de la camaradería cristiana. Reunirse regularmente con el pueblo de Dios será de gran ayuda en el crecimiento espiritual de los miembros del Cuerpo de Cristo.
Si usted desea visitarnos, le rogamos que escriba a cualquiera de las direcciones anotadas en este folleto y con mucho gusto le informaremos de nuestra congregación más cercana a su domicilio. Nuestros visitantes son bienvenidos siempre.