¿Está el Reino de Dios dentro de nosotros?
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¿Está el Reino de Dios dentro de nosotros?
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Son muchos los que creen que Jesús enseñó que el Reino de Dios existe solamente en los corazones y las mentes de las personas creyentes. Para afirmarlo, se basan en Lucas 17:20-21, tal como está traducido en algunas versiones de la Biblia.
Por ejemplo, en la Nueva Biblia Española leemos: “A unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el reinado de Dios les contestó: La llegada del reinado de Dios no está sujeta a cálculos, ni podrán decir: míralo aquí o allí; porque, miren, ¡dentro de ustedes está el reinado de Dios!”
La afirmación de que el Reino de Dios está dentro de cada uno de nosotros es incorrecta por varias razones importantes. La palabra griega entos, traducida como “dentro” en la Nueva Biblia Española y algunas otras versiones de la Biblia (entre ellas, la Versión Moderna y la de las Ediciones Paulinas), debería traducirse en este pasaje como “entre” o “en medio de”, y de hecho se traduce así en la mayoría de las versiones de la Biblia. La versión Reina- Valera, revisión de 1960, dice correctamente: “He aquí el reino de Dios está entre vosotros” (v. 21).
Si analizamos este pasaje cuidadosamente, veremos que Jesús no podía estarles diciendo a los fariseos que el reino era algo que existía dentro de ellos, pues ¡los fariseos querían destruirlo! (Mateo 12:14; Marcos 3:6). La corrupción de los fariseos se confirma también en Mateo 15:1, Mateo 15:7-9; Marcos 7:1, Marcos 6-7; Lucas 16:14-15 y otros pasajes).
Lo que Jesús estaba resaltando era el hecho de que los fariseos no tenían el discernimiento espiritual necesario para poder entender que el mensaje del Reino de Dios estaba a su alcance y que ellos podían recibirlo (Mateo 23:15-17). Además, refiriéndose a sí mismo Jesús les hizo ver que “el reino de Dios está entre vosotros” o “en medio de vosotros”. Estos dirigentes religiosos, espiritualmente ciegos, no pudieron reconocer a Jesús como el representante divino de ese reino.
Él no les dijo a los fariseos que el Reino de Dios era algo que estaba dentro de ellos; antes bien, les recalcó que estaban tan ciegos que no podían reconocer que él era la personificación de ese reino.
Ni en este pasaje ni en ningún otro encontramos razones para creer que el Reino de Dios reside dentro de nosotros.