Muéstrame los hechos
Puede que no seamos así en todo, pero podemos encontrarnos defendiendo apasionadamente nuestra postura en otros ámbitos. Recopilar hechos y examinarlos de forma desapasionada suele conducir a tomar buenas decisiones. Cuando nuestras emociones se interponen, la deferencia por los hechos se desvanece en la distancia. Podemos insistir, y a menudo lo hacemos, en un punto o una postura sólo para argumentar, sobre todo porque tememos estar equivocados. Defendemos nuestra posición y no dejamos que nadie nos confunda con los hechos.
Arnold H. Glasow escribió: "Cuantos menos hechos, más fuerte es la opinión". Esto se debe a que hay otra fuerza motriz detrás de nuestras opiniones. Queremos ser reconocidos, tememos ser avergonzados cuando se demuestra que estamos equivocados, o simplemente tenemos la necesidad de ganar o de tener razón todo el tiempo. Dios quiere que le adoremos en verdad y que andemos en la verdad (2 Juan 3-4). Necesitamos los hechos para entender y establecer la verdad. Es una cuestión de carácter y voluntad buscar la verdad y buscar los hechos.