La soberanía de Dios
¿Quién, de acuerdo con la Biblia, es el soberano absoluto sobre todas las naciones?
“El Eterno Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista?” (2 Crónicas 20:6).
¿Cómo se compara en la Biblia el poder de Dios con el poder de las naciones?
“He aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas . . . y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y lo que no es” (Isaías 40:15-17; comparar con los vv. 22-23).
¿Revela la Biblia cómo Dios puede influir en los dirigentes de las naciones para que hagan su voluntad?
“En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la Palabra del Eterno por boca de Jeremías, despertó el Eterno el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por todo su reino, diciendo: Así ha dicho Ciro rey de Persia: El Eterno el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá” (Esdras 1:1-2; comparar con 2 Crónicas 36:22).
Dios le reveló al profeta Jeremías que, después de 70 años de cautividad en Babilonia, a algunos judíos se les permitiría volver a la tierra de Judá. Reconstruirían la ciudad de Jerusalén y el templo. Para cumplir esta profecía, Dios influyó y quizá controló hasta cierto punto los pensamientos y las decisiones de Ciro, rey de Persia. “Despertó el espíritu de Ciro” a fin de que el rey promulgara un edicto que permitió la reconstrucción de Jerusalén y del templo.
¿Puede Dios influir en el dirigente de cualquier nación a su discreción?
“Como los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano del Eterno; a todo lo que quiere lo inclina” (Proverbios 21:1).
Podemos observar que la razón por la cual Dios no ha evitado la angustia y el sufrimiento humanos no es porque le falte el poder para controlar la conducta del hombre. Ciertamente puede controlar incluso a aquellos que están en los más altos puestos de poder gubernamental. Lo que vemos es que ha elegido ejercer ese control en forma muy limitada.
Dios tiene un plan, un gran propósito que está llevando a cabo, el cual requiere que el hombre tenga libertad para ejercer libre albedrío. Por tanto, nos ha dado la facultad de ejercer nuestra voluntad en contra de su ley. Dios, al llevar a cabo su propósito, permite que el hombre tome decisiones que se oponen a su perfecta voluntad.