Los profetas posteriores o mayores
Cada uno de ellos hizo un fascinante aporte a la Biblia.
Pero al final de cuentas es Jesucristo mismo quien une las dos grandes secciones de la Biblia. Él vincula los profetas hebreos con el Nuevo Testamento. Así que para evaluar a los profetas posteriores o mayores, debemos buscar primero la guía de Cristo.
¿Atribuyó Jesús algunas porciones de la Biblia directamente al profeta Isaías?
“Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías...” (Mateo 15:7).
En los versículos 8-9 Jesús citó de Isaías 29:13 en las Escrituras hebreas.
Los escritores de los cuatro evangelios, ¿atribuyeron a Isaías porciones de las Escrituras hebreas?
“Pues éste [Juan el Bautista] es aquel de quien habló el profeta Isaías...” (Mateo 3:3; ver Marcos 7:6; Lucas 3:4; Juan 12:39-41).
Es obvio que el profeta Isaías habló las palabras citadas por Mateo y los otros escritores. Así como lo hizo el apóstol Pablo cuando redactó algunas de sus cartas del Nuevo Testamento, Isaías bien pudo haber dictado porciones de su libro a un asistente. Recordemos que el sistema oficial de cronistas y escribas (establecido por el rey David) funcionaba todavía en Judá durante la vida de Isaías. Su ministerio profético abarcó los reinados de varios monarcas de Judá (Isaías 1:1).
¿Citó también el apóstol Pablo a Isaías?
“...al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres...” (Hechos 28:25; comparar Romanos 9:27).
¿En qué sentido fue extraordinario el llamamiento del profeta Jeremías?
“Vino, pues, palabra del Eterno a mí, diciendo: Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones” (Jeremías 1:4-5).
La expresión “vino palabra del Eterno a mí” (en formas ligeramente variadas) se repite con frecuencia en el libro de Jeremías. El mensaje del profeta provino directamente de Dios; Jeremías fue simplemente su instrumento humano.
¿Cuál fue una de las responsabilidades del profeta?
“Escribió, pues, Jeremías en un libro todo el mal que había de venir sobre Babilonia, todas las palabras que están escritas contra Babilonia” (Jeremías 51:60).
Pero ¿escribió personalmente Jeremías todo el libro?
“Aconteció en el cuarto año de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, que vino esta palabra del Eterno a Jeremías, diciendo: Toma un rollo de libro, y escribe en él todas las palabras que te he hablado contra Israel y contra Judá, y contra todas las naciones, desde el día que comencé a hablarte, desde los días de Josías hasta hoy ... Y llamó Jeremías a Baruc hijo de Nerías, y escribió Baruc de boca de Jeremías, en un rollo de libro, todas las palabras que el Eterno le había hablado” (Jeremías 36:1-2, 4).
Jeremías tenía su propio escriba personal quien también leyó las palabras de Jeremías en “la casa del Eterno”, el templo de Jerusalén (vv. 8, 10).
Cuando llegó al rey Joacim el mensaje que Dios le había enviado por medio de Jeremías (el cual fue escrito por el escriba Baruc), ¿qué hizo el monarca inmediatamente?
“Cuando Jehudí había leído tres o cuatro planas, lo rasgó el rey con un cortaplumas de escriba, y lo echó en el fuego que había en el brasero, hasta que todo el rollo se consumió sobre el fuego...” (Jeremías 36:23).
Este fue apenas uno de los muchos intentos que en varias épocas se han hecho por acabar con parte o toda la Palabra de Dios. Algunas veces los escritores y traductores bíblicos han sido encarcelados o ejecutados. Muchos dieron sus vidas, literalmente, para traernos la Biblia. En este ejemplo bíblico, no obstante, el intento por prender a Baruc y a Jeremías no tuvo éxito porque “el Eterno los escondió” (v. 26).
¿Cómo reaccionó Dios cuando el rey quemó el rollo de Jeremías?
“Vino palabra del Eterno a Jeremías, después que el rey quemó el rollo, las palabras que Baruc había escrito de boca de Jeremías, diciendo: Vuelve a tomar otro rollo, y escribe en él todas las palabras primeras que estaban en el primer rollo que quemó Joacim rey de Judá ... Y tomó Jeremías otro rollo y lo dio a Baruc hijo de Nerías escriba; y escribió en él de boca de Jeremías todas las palabras del libro que quemó en el fuego Joacim rey de Judá; y aun fueron añadidas sobre ellas muchas otras palabras semejantes” (Jeremías 36:27-28, 32).
Ni siquiera los reyes tienen derecho o autoridad para alterar o destruir la Palabra de Dios. Él ha preservado la Biblia en todas las épocas, a pesar de los intentos por extinguir todo vestigio de ella. Hombres y mujeres fieles han arriesgado sus vidas por preservar, publicar y esparcir las Escrituras.
¿Cuáles eran las credenciales proféticas de Ezequiel?
“Vino palabra del Eterno al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi, en la tierra de los caldeos, junto al río Quebar; vino allí sobre él la mano del Eterno” (Ezequiel 1:3).
El profeta Ezequiel es mencionado únicamente dos veces en la Biblia, ambas en el libro que lleva su nombre. Sin embargo, además de las obvias alusiones a los capítulos 40-48 de Ezequiel (que tratan del templo) en Apocalipsis 21, el libro que escribió es citado varias veces en el Nuevo Testamento. Al parecer, la referencia que Jesús hace a sí mismo como el buen pastor (Juan 10:11, 14) es una alusión a ciertos pasajes del libro de Ezequiel (ver 34:5, 8, 12, 23; 37:24). Dios se dirige a Ezequiel como “el hijo del hombre” 90 veces, y en los evangelios Jesús se refirió a sí mismo como “el Hijo del Hombre” unas 80 veces.
Las profecías de Ezequiel le fueron reveladas cuando estaba en cautiverio. En The Oxford Dictionary of the Jewish Religion (“Diccionario de Oxford de la religión judía”) se dice que Ezequiel “fue deportado a Babilonia junto con el rey Joacim de Judá ... en el año 597 a.C. por las fuerzas invasoras de Nabucodonosor (2 Reyes 24:8-16; Ezequiel 1:1-3). Los exiliados fueron asentados en Tela-bib, sobre el río Quebar ... Ezequiel fue llamado a profetizar en Julio del 593, y llevó a cabo toda su predicación entre los deportados de Jerusalén...” (1997, pp. 246-247).