Introducción
Curso Bíblico Lección 1 - La Biblia es la Palabra de Dios
Nuestro mecanismo humano —cerebro y cuerpo— está sufriendo grave menoscabo. Aun en medio de un mundo superpoblado, a menudo nos envuelve un profundo sentido de soledad e incertidumbre.
Tal vez el peor daño es el que se ha infligido a nuestras relaciones interpersonales, por no mencionar nuestro alejamiento casi completo de Dios. Cualidades esenciales como la confiabilidad, la fidelidad y la honradez se están convirtiendo en cosas del pasado. Muchos de los principios que las comunidades retuvieron por siglos se están desvaneciendo ante nuestros ojos.
En nuestra sociedad la moralidad se está desvaneciendo rápidamente y los medios de publicidad nos instan a ceder a nuestros instintos más bajos. Por consiguiente, tanto hombres como mujeres tienen que luchar a brazo partido por mantener intactos los verdaderos principios morales. Ciertamente, vivimos en una época en la que se han hecho grandes esfuerzos por eliminar las normas absolutas de comportamiento.
También estamos perdiendo el sentido de seguridad. Describiendo a un importante país occidental, un artículo de un periódico decía que “si el país tuviese un terapeuta, el padecimiento se podría definir como una variedad virulenta de incomodidad, quizá de inseguridad nacional”. La generación joven está verdaderamente preocupada acerca del mañana, y no sin razón. Los empleos no parecen durar mucho, y gran número de matrimonios terminan en divorcio.
Aun en el mejor de los casos, el futuro se ve incierto. En las palabras de Sir Frederick Catherwood, miembro del parlamento europeo, “el materialismo, que en nuestro propio siglo lo ha impregnado todo, infiltrando por entero nuestra cultura y filosofía, ha reducido al hombre al estado de un animal, condenado a una existencia carente de significado que termina en la muerte”. La propagación de esta tendencia hacia el ateísmo ha hecho estragos en la sociedad moderna.