¿Qué decir de Mateo 28:19?
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¿Qué decir de Mateo 28:19?
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En ocasiones el pasaje en Mateo 28:19 ha sido mal entendido con respecto al concepto de la Trinidad. “Por tanto, id, y haced discípulos . . . bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”.
Recordemos el importante principio de que la Biblia se interpreta a sí misma. Este pasaje no nos da una descripción de la naturaleza de Dios, sino que nos muestra la forma apropiada para el bautismo.
Observemos Hechos 2:38: “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”. El ejemplo bíblico es que después de arrepentirse verdaderamente y ser bautizada la persona, el ministro le impone las manos y ésta recibe el Espíritu Santo directamente de Dios (Hechos 8:14-17).
No obstante lo importante que es, el bautismo solo no es suficiente. Tiene que ser seguido de la imposición de manos, tal como lo ordena la Biblia, para recibir el Espíritu Santo, que es la semilla de la vida eterna (Hechos 19:1-6). No podemos participar de la naturaleza de Dios (2 Pedro 1:4) sin antes haber sido engendrados por el Padre por medio de su Espíritu, el cual transmite esa naturaleza divina.
La instrucción de Jesús en Mateo 28:19 implica que, antes de ser bautizados, los creyentes habrán aprendido acerca del Padre, su Hijo y el Espíritu Santo. Al ser bautizados, entran en una relación familiar personal con el Padre y el Hijo por medio del Espíritu Santo, recibiendo así el nombre de Dios (comparar Efesios 3:14-15). Este es el mensaje de Mateo 28:19.