¿Qué hacer para tener una vida plena?
Es indudable que algo no anda bien en la vida de algunas personas. Quizás usted haya notado la enorme proliferación de libros de autoayuda en muchas tiendas y librerías.
¿Por qué se han publicado tantos libros sobre motivación y superación personal? ¿Podría ser simplemente porque las personas reconocen que necesitan apoyo con muchos de los problemas, desafíos y tensiones propios de la vida diaria? Muchos escritores y publicistas han identificado estas necesidades, y sus libros se venden por miles.
Tal vez usted no sepa que la mayoría de las familias ya posee el mejor libro de autoayuda que se haya escrito alguna vez. De él se han impreso millones de copias, ha sido traducido a cientos de idiomas y su contenido sigue vigente después de miles de años. Este libro es la Biblia.
Aunque la Biblia es el libro más vendido de todas las épocas, solo unas cuantas personas se dan el tiempo para leerla y estudiarla. Muchos creen que es bueno tener un ejemplar, pero muy pocos parecen reconocer su importancia. Después de todo, ¿cómo es posible que un libro que fue escrito hace miles de años pueda tener alguna aplicación práctica en nuestro mundo acelerado y lleno de avanzada tecnología? Por otro lado, algunos piensan que la Biblia es un libro apto solo para teólogos y que no puede ser comprendido por una persona común y corriente.
Sin embargo, aquellos que se dan el tiempo de estudiar la Biblia descubren que es un libro que no pasa de moda, que responde interrogantes y abarca temas que han intrigado al ser humano desde tiempos inmemoriales: ¿por qué estamos aquí? ¿Adónde vamos? ¿Cuáles son las soluciones a los perpetuos problemas del hombre? ¿Cómo podemos aprender a vivir en paz todos juntos? ¿Cómo podemos tener vidas plenas y gratificantes?
La Biblia está llena de consejos útiles y prácticos de nuestro Creador, que nos ayudan a prevenir y evitar las consecuencias nefastas de hacer las cosas a nuestra manera (Proverbios 14:12; Proverbios 16:25). Sus páginas registran lecciones vitales y profundas sobre las vidas de personas de carne y hueso, como nosotros.
La Biblia muestra claramente el principio de causa y efecto, es decir, que nuestras decisiones y acciones, tanto buenas como malas, producen resultados positivos o negativos. Además, está llena de sabios consejos sobre cómo tener amigos, matrimonios y familias felices, cómo criar apropiadamente a nuestros hijos, cómo administrar las finanzas familiares y tener éxito en el trabajo, cómo tener buena salud, y mucho más. En pocas palabras, nos dice qué hacer para tener una vida plena.
En este folleto hemos compilado y resumido algunos de los consejos que ofrece la Biblia sobre estos temas. Pero en muchos aspectos solo escarbaremos la superficie, ya que en este libro hay material educativo suficiente para toda la vida, solo a la espera de que excavemos sus incomparables tesoros. Es una fuente de ayuda espiritual y práctica que no podemos darnos el lujo de ignorar.
El desafío de poner en práctica las verdades aprendidas
Sin embargo, no debemos pensar que estos consejos son fáciles de aplicar por el solo hecho de que están en la Biblia. Ponerlos en práctica requiere gran esfuerzo. En la práctica, es todo un desafío tratar de vivir de acuerdo a los preceptos bíblicos.
Nuestra inclinación natural es ir en dirección opuesta a lo que la Biblia enseña (Romanos 8:7). Estamos rodeados de un mundo desinteresado en la religión, tremendamente ignorante de los valores cristianos, en el cual quienes desean obedecer a Dios con frecuencia deben nadar en contra de la corriente del pensamiento y las acciones de la gran mayoría. Como si esto fuera poco, muchos de los que profesan ser cristianos muestran un compromiso mínimo, y hasta nulo, por vivir de acuerdo a las instrucciones de Dios.
También necesitamos estar conscientes de que las cosas no siempre salen de la forma que esperamos, incluso cuando tratamos de actuar de acuerdo a la ley de Dios. Las Escrituras nos dicen que “tiempo y ocasión acontecen a todos” (Eclesiastés 9:11). En otras palabras, a pesar de nuestros mejores esfuerzos, ciertas situaciones y circunstancias fuera de nuestro alcance nos afectan, algunas veces para mejor y otras para peor. Aunque podamos manejar nuestras propias acciones, algunas veces tenemos muy poco control sobre las de otras personas y ello puede afectarnos negativamente.
Dios no nos dice que esta vida será perfecta cuando pongamos en práctica sus instrucciones. De hecho, él dice que debemos esperar adversidades (2 Timoteo 3:12; 1 Pedro 2:20). No obstante, Dios nos asegura que a pesar de las dificultades y desilusiones, “todas las cosas ayudan a bien . . . a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).
¿Vale la pena vivir de esta forma?
Frente a tales dificultades, algunos pueden preguntarse si vale la pena vivir una vida correcta. Pero la Biblia nos asegura que “la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera” (1 Timoteo 4:8, énfasis nuestro en todo este folleto).
Algunas personas reconocen que vivir de acuerdo a los preceptos de Dios conlleva la gran promesa “de la vida . . . venidera”, pero muy pocas entienden que la forma en que conducimos nuestra existencia tiene también beneficios “en esta vida presente”, es decir, en nuestra vida física. Se equivocan al pensar que el cristianismo es restrictivo y perjudicial y que impide llevar una vida satisfactoria y feliz.
Sin embargo, la vida cristiana no es una carga, sino una bendición. Dios envió a Jesucristo a la Tierra con el propósito de darnos la oportunidad de tener vida eterna. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Dios está preocupado por nuestro bienestar eterno. Jesús, sin embargo, reveló otra razón para su venida cuando dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). Jesucristo vino para que podamos tener vida eterna; pero también, para ayudarnos a entender cómo podemos disfrutar de una vida plena y productiva en este tiempo presente.
El apóstol Juan expresó el deseo que Dios tenía para nosotros al escribir: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3 Juan 2).
A pesar de que vivir de acuerdo a los preceptos de Dios puede traernos pruebas y sufrimiento (Juan 16:33; Hechos 14:22), Jesús prometió que si seguimos su camino tendremos bendiciones tangibles en esta vida física y en la futura vida eterna (Marcos 10:29-30). Si obedecemos a Dios, podemos experimentar bendiciones concretas durante nuestra vida.
¿Qué debemos hacer para complacer a Dios, una vez que decidimos que vale la pena seguir su camino? Este folleto analiza algunos de los problemas comunes que enfrentamos día a día en el matrimonio, la crianza de nuestros hijos, la salud, el trabajo y las finanzas, y además, nos explica cómo podemos organizar nuestras vidas de acuerdo a numerosos principios establecidos en la Biblia. Le invitamos a que continúe leyendo, para aprender cómo vivir de acuerdo a las leyes que le permitirán tener una vida plena.