Jesús y Pablo enseñaron el verdadero propósito de la ley

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Ya en la época de Jesús y Pablo algunos dirigentes religiosos judíos habían perdido de vista el verdadero propósito de la ley de Dios. Estaban tratando de impresionar a Dios con su propia justicia al poner más atención a los detalles más pequeños de los aspectos físicos de la ley que a su propósito espiritual.

Pablo señaló el problema: “Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación. Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios” (Romanos 10:1-3).

Jesús hizo énfasis en el propósito original de la ley de Dios y su intención espiritual (Mateo 5:17-48). Esto irritó a muchos dirigentes religiosos judíos, quienes habían caído en el hábito de medir la justicia según la apariencia exterior. Hacían énfasis en los detalles físicos y en la limpieza ceremonial, pero descuidaban “lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe” (Mateo 23:23-25).

Jesús criticaba duramente su énfasis incorrecto: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad” (vv. 27-28).

Este énfasis tan desvirtuado pasaba totalmente por alto la intención y el propósito de la ley de Dios. En contraste, Jesús enseñó la verdadera intención de la ley. Y Pablo continuó haciendo lo mismo, explicando el hecho de que las ceremonias de la ley y los ritos tan sólo servían como recordatorios temporales de mejores cosas que estaban por venir.

Tanto Jesús como Pablo siempre hicieron énfasis en las enseñanzas de la ley que tienen que ver con nuestro corazón, mente y conducta. Estos aspectos de la ley son eternamente aplicables. Revelan no sólo lo que es pecaminoso, sino también la verdadera justicia que Dios desea escribir en nuestros corazones y mentes. Los cristianos son guiados a entender correctamente y a aplicar voluntariamente la verdadera esencia de la ley en sus propias vidas.