¿Habla la Biblia de un fuego que arderá para siempre?
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¿Habla la Biblia de un fuego que arderá para siempre?
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Hay un versículo que muchas personas utilizan para probar que los impíos van a ser torturados eternamente en un lago de fuego; se encuentra en Mateo 25:41. Pero ¿dice esto realmente? Analicémoslo.
Primero, veamos la escena completa. Jesús regresa “en su gloria” (v. 31). Se nos dice que él va a separar las ovejas de los cabritos. Las ovejas representan a los justos (vv. 32-40). A su regreso él coloca a las ovejas a su derecha. En este pasaje, los cabritos representan a los impíos, y los coloca a su izquierda. Luego a estos últimos los envía “al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mateo 25:41).
La palabra eterno es una traducción de la voz griega aionios. Para entender este versículo es necesario entender qué es lo que va a ser “eterno”. ¿Se refiere acaso a una tortura que nunca termina, o tiene otro significado?
En Mateo 25:46 Jesús pronunció una sentencia que era de castigo eterno (aionios) o de vida eterna (aionios). Dado que los justos van a recibir la vida eterna, que durará para siempre, muchos teólogos creen que el castigo para los impíos va a durar lo que dura la vida de los justos. Pero esta interpretación no está de acuerdo con la afirmación de que aquellos que sean lanzados al lago de fuego van a perecer, morir. Los incorregibles van a sufrir la muerte, la segunda muerte (Apocalipsis 2:11; Apocalipsis 20:6, Apocalipsis 20:14; Apocalipsis 21:8).
Un significado sencillo y claro de Mateo 25:46, y que está de acuerdo con lo que dice el resto de la Biblia, es que los impíos serán lanzados a un lago de fuego que los destruirá, los extinguirá para siempre. El resultado del castigo de ser enviados a un fuego aionios ocurrirá una sola vez. Será un castigo permanente; el resultado de este castigo durará para siempre, esto es, muerte eterna. No será un castigo que se siga infligiendo continuamente y para siempre.
Los impíos que sufran la segunda muerte nunca volverán a vivir; serán destruidos completa y permanentemente. El castigo por fuego traerá muerte eterna; no será una tortura interminable. Esta es la única explicación que está de acuerdo con el resto de las Escrituras.
Conviene señalar otro hecho con respecto a la palabra griega aionios. En el Génesis se describe la destrucción de dos ciudades por su gran maldad: “Entonces el Eterno hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte del Eterno desde los cielos” (Génesis 19:24). Las poblaciones fueron completamente destruidas, consumidas por el fuego.
En el Nuevo Testamento, el libro de Judas dice que estas ciudades “fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno [aionios]” (v. 7). Sin embargo, es obvio que el fuego que destruyó Sodoma y Gomorra no continúa ardiendo. En el caso de estas ciudades y en el caso de los impíos, que serán enviados al fuego aionios, el fuego los consumirá y los destruirá completamente. El aspecto eterno del fuego es su efecto imperecedero; no se refiere a cuánto tiempo arda literalmente.