¿Cómo define la Biblia a un cristiano?
A pesar de que el cristianismo en general ha disminuido porcentualmente, sigue siendo la religión más numerosa del mundo, con cerca de 2400 millones de seguidores, es decir, un 30 % de la población mundial. Sin embargo, está seriamente dividido y no logra ponerse de acuerdo en cuanto a la interpretación y aceptación del texto religioso en el que se basa.
Estados Unidos es la nación con el mayor número de cristianos (58 %). La mayoría de ellos dice que la Biblia es la palabra inspirada de Dios pero que no todo lo que afirma debe creerse literalmente, y solo el 25 % opina lo contrario (“Fewer in U.S. Now See Bible as Literal Word of God” [Menos personas en EE.UU. consideran literal la Palabra de Dios] Gallup, 6 de julio de 2022).
El hecho es que sin importar el país en que vivamos y lo que crean quienes nos rodean, como cristianos que somos debemos considerar las promesas que Dios tiene para nosotros, y estas se encuentran en la Biblia. ¿Cómo define a un cristiano esta herramienta vital, que es nada menos que la Palabra de Dios?
Los cristianos tienen fe en Cristo
En Romanos 10:9 se nos dice que “si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9).
Cuando cierto etíope se enteró por el diácono Felipe de que Cristo había cumplido la profecía de morir por nuestros pecados, le preguntó qué necesitaba hacer para ser bautizado. Felipe le respondió: “Si crees de todo corazón, bien puedes” (Hechos 8:37). El etíope le dijo: “Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios” (mismo versículo), manifestando así su fe en Cristo y en su sacrificio por sus pecados.
La Biblia dice claramente que somos salvos por la gracia de Dios “por medio de la fe” (Efesios 2:8). Sin fe no podemos llamarnos cristianos. La fe que tenemos es un regalo de Dios que comienza cuando él nos llama.
Los cristianos obedecen la Palabra de Dios
La Biblia es la guía de nuestra vida, y su mensaje nos lleva a la fe (Romanos 10:17). Jesús mismo dijo que sus discípulos permanecen en su Palabra, que procede del Padre (Juan 8:31; 12:49). Los cristianos son los que estudian y en verdad hacen todo lo posible por vivir la Palabra de Dios a cabalidad como guía para sus vidas (ver Juan 17:6, 17).
Este hecho se aclara muy bien en el libro de Santiago, quien fue inspirado a escribir: “¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?” (Santiago 2:20).
Para cumplir la Palabra de Dios tenemos que poner en práctica nuestra fe bíblica. Los cristianos deben “ser hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores” (Santiago 1:22). En la vida debemos seguir el ejemplo de Jesucristo y “andar como él anduvo”, obedeciendo la Palabra de Dios y sus mandamientos (1 Juan 2:3-6).
Los cristianos se arrepienten de sus pecados
Mientras llevaba a cabo los preparativos para el ministerio de Cristo, Juan el Bautista predicó un mensaje de arrepentimiento. Muchas personas acudieron a él para ser bautizadas y que Dios les perdonara sus pecados. Además de confesar los pecados, un aspecto vital del arrepentimiento es comenzar a vivir en obediencia a Dios o, como explicó Juan a los fariseos y saduceos impenitentes que acudieron a él, dar “frutos dignos de arrepentimiento” (Mateo 3:8).
Parte de lo que significa caminar como Jesús lo hizo implica esforzarse por vivir una vida sin pecado. Los cristianos deben estar dispuestos a alejarse de sus malos caminos cambiando su forma de vida.
El Padre y Cristo demostraron su extraordinario amor por nosotros cuando Jesús murió en nuestro lugar para que fuéramos perdonados. Para demostrar nuestro amor por ellos y nuestra aceptación de ese sacrificio, debemos arrepentirnos de nuestras transgresiones y vivir una vida transformada, en obediencia. Jesús les dijo a sus discípulos: “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor” (Juan 15:10).
Los cristianos están comprometidos con Dios
El arrepentimiento es un requisito previo para el bautismo y para recibir el Espíritu Santo mediante la imposición de manos de parte de un ministro de Cristo (ver Hechos 2:37-38; 8:17;
2 Timoteo 1:6-7).
Los pecados nos separan de Dios (Isaías 59:2), así que una relación con él es solo posible cuando nos perdona esos pecados y nosotros nos apartamos de ellos. Los cristianos deben entregar sus vidas a Dios haciendo un pacto con él: la relación del nuevo pacto que Jesús anunció a sus discípulos en la víspera de su muerte (Mateo 26:28).
Por su muerte ellos obtendrían el perdón y luego, por su vida resucitada en ellos a través del Espíritu Santo, sería posible que las leyes de Dios se escribieran en sus mentes y corazones, permitiéndoles obedecer consistentemente (ver Hebreos 10:16-18).
Los cristianos son guiados por Dios por medio del Espíritu Santo
El Espíritu Santo es el poder que procede de Dios el Padre y de Jesucristo. Es la esencia que proyecta la mente y la fuerza vital de Dios y a través de la cual el Padre está creando su familia espiritual. Sus hijos son aquellos que viven de acuerdo a la guía que él ofrece por medio de ese Espíritu.
Gracias a que el Espíritu de Dios mora en nosotros, podemos ser verdaderamente cambiados desde adentro hacia afuera. Los cristianos están conectados con Dios por medio del Espíritu Santo y viven conforme a ese Espíritu (Romanos 8:6-9).
De hecho, se nos dice específicamente que solo quienes tienen ese Espíritu y son guiados por él pertenecen realmente a Cristo como hijos convertidos de Dios (versículos 9, 14).
Los cristianos viven el Camino
Antes de haber sido llamado a la verdad, el apóstol Pablo perseguía encarnizadamente y arrestaba a “los seguidores del Camino” (ver Hechos 9:2, Nueva Traducción Viviente). Esta descripción de los seguidores de Cristo muestra a un grupo de personas en un viaje espiritual a lo largo de un camino espiritual.
En algún momento los discípulos fueron llamados “cristianos” (Hechos 11:26), aparentemente por otros, pero pronto adoptaron el nombre que, de hecho, se refería a que eran seguidores del Camino liderado por Jesucristo. Él es la cabeza de la Iglesia de Dios, es decir, quien dirige el camino por el que vamos, cómo vivimos nuestras vidas y qué tipo de personas se espera que seamos. Los cristianos viven de acuerdo con la forma de vida que Jesucristo ha enseñado y mostrado con sus palabras y ejemplo.
Los cristianos muestran el amor de Dios
Jesús vino a morir por nuestros pecados y mostró el gran amor que él y su Padre tienen por la humanidad. Correspondemos a ese amor guardando sus mandamientos (Juan 14:15; 1 Juan 5:3). Somos exhortados a mostrar ese amor hacia los demás y se espera que lo hagamos. Jesús nos ordenó “amarnos unos a otros” tal como inicialmente él nos amó (Juan 13:34), y señaló esta característica como el distintivo de sus seguidores, afirmando: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (v. 35).
Por supuesto, la Biblia también enfatiza que los cristianos no siempre viven a la altura de su llamamiento pero que, con la ayuda de Dios, continúan arrepintiéndose y esforzándose por vivir de acuerdo a sus caminos (Romanos 7:14–8:4; 1 Juan 1:8–2:2). Lo que debe quedar claro es que creer y profesar, por sí solos, no definen a un verdadero cristiano. Santiago 2:19 nos recuerda que aun los demonios, ángeles rebeldes bajo Satanás, creen en Dios.
Jesús preguntó: “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” (Lucas 6:46). No solo debemos llamar a Jesús nuestro Señor, sino aceptarlo realmente como tal, como Amo y Gobernante de nuestra vida. ¡Y entonces debemos proceder a vivir como él nos ha llamado a hacerlo, siguiendo lo que la Biblia, la Palabra de Dios, dice acerca de lo que realmente significa ser cristiano! BN