Cómo enfrentar sus problemas con la ayuda de Dios
¿Ha sentido alguna vez que sus dificultades son una carga cada vez más pesada? ¿Siente que ha llegado al límite de sus fuerzas? En lo personal, sí me he sentido así. Sé lo que es experimentar la sensación de haber agotado toda fibra de nuestro ser, de perder la esperanza y desear rendirse. A veces los problemas nos agobian de tal manera, que sentimos que no podemos continuar un día más ni dar otro paso. Sin embargo, sí podemos. ¡Y debemos hacerlo!
En ocasiones, semejantes pruebas y desafíos pueden hacernos pensar que Dios ya no está presente. Pero Deuteronomio 31:8 nos dice: “El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes” (Nueva Versión Internacional). ¡Note que él dice que no nos abandonará!
Años atrás vi una película que ilustra cuánto podemos soportar. Esta película, estrenada en 2006 y llamada Desafío a los gigantes, tiene como protagonista a un entrenador de fútbol americano que está pasando por tiempos difíciles y decide dejar todo en manos de Dios.
La parte que más me impactó fue la escena de “la caminata del oso”. Su equipo estaba perdiendo y se había resignado a que nada cambiaría. Al ver su actitud perdedora, el entrenador decide obligar al capitán a hacer “la caminata del oso”: avanzar en cuatro patas llevando a uno de sus compañeros en su espalda, sin que las rodillas toquen el suelo. Pero este entrenador llevó esta maniobra un paso más allá y vendó los ojos del jugador para que no viera hasta dónde tenía que llegar y así no se rindiera ante el cansancio.
Con cada paso que tomaba, la carga se volvía más pesada y se le hacía más difícil avanzar. El entrenador, al percibir que el capitán del equipo quería rendirse, comenzó a gatear también a su lado y a gritarle: “¡No te rindas!” “¡Tú puedes!” “¡Diez pasos más!” “¡Cinco pasos más!” “¡No te rindas!”. Cuando el jugador ya no pudo avanzar más, ¡colapsó con el compañero de 72 kilos en su espalda! Cuando levantó la vista, el entrenador le dijo que había completado 90 metros de caminata del oso cuando solo le había pedido que recorriera 45. ¡Pero él sabía que el jugador podía más!
Entonces, ¿qué tiene que ver el fútbol y la caminata del oso con las pruebas de hoy? Podemos aprender lecciones cruciales con este espíritu de lucha de “¡no te rindas!” Dios sabe que usted tiene mucha más capacidad de aguantar de lo que piensa, al igual que el entrenador que tuvo fe en el capitán de su equipo.
He aquí tres cosas que nos pueden ayudar cuando vengan las pruebas.
1- ¡No se rinda! Si lo hace, no puede ganar.
Sin importar lo difícil que sea, y aunque parezca imposible, ¡no debemos rendirnos! Con Dios sí podemos. ¡Debemos seguir adelante! (Filipenses 3:12-14).
2- Necesitamos exhortación cuando hacemos la caminata del oso.
Pida fortaleza y ánimo cuando su carga sea tan pesada que siente que no puede seguir adelante. Lo que ayudó al jugador de la película a superar ese tramo fue el ánimo que le infundía su entrenador. Todos necesitamos que alguien nos anime en el camino. Pídale a Dios que lo haga. Él es nuestro mayor apoyo y está más cerca de nosotros cuando sentimos dolor y sufrimos.
Salmos 46:1-2 dice: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar”. Y Salmos 55:22 nos anima diciendo: “Echa sobre el Eterno tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo” (compare con 1 Pedro 5:7).
3- Esté dispuesto a cargar en su espalda a su hermano que está pasando por pruebas.
En la película, la caminata del oso es un dramático ejemplo de alguien que carga a otra persona en su espalda. De manera similar, ¡debemos hacer todo lo que podamos para ayudar a aquellos que están pasando por pruebas! Tenemos que animarlos, e incluso cargarlos por un tiempo, escuchándolos, orando por ellos y estando presentes. Gálatas 6:2 nos alienta así: “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”.
Como es fácil imaginar, el equipo perdedor derrotó a sus rivales porque no se rindió aún cuando parecía imposible.
Cuando sea difícil seguir adelante, tenga presente la maravillosa certeza de Isaías 40:28-31: “¿Acaso no lo sabes? ¿Acaso no te has enterado? El Señor es el Dios eterno, creador de los confines de la tierra. No se cansa ni se fatiga, y su inteligencia es insondable. Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil. Aun los jóvenes se cansan, se fatigan, y los muchachos tropiezan y caen; pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán” (NVI). BN