¿Hay beneficios para la salud cuando ayuno?
Dios creó el cuerpo humano y sus múltiples componentes interconectados. El Creador sabía lo que estaba haciendo cuando diseñó a la humanidad. El hombre fue creado para tener una vida física y una vida espiritual, y se pretendía que estos dos aspectos estuvieran entrelazados y fueran difíciles de separar. La dieta y el sueño pueden tener impacto en nuestra vida espiritual. Se ha demostrado, científicamente, que la oración y la meditación, o llevar una vida que produce los frutos del espíritu, producen beneficios en nuestra vida física (Gálatas 5:22-23).
Si bien la ciencia todavía se encuentra realizando los estudios pertinentes para probar estas cosas, muchas personas han entendido esta interconexión entre lo físico y lo espiritual gracias a las instrucciones de Dios en la Biblia.
Si ayunamos específicamente por sus beneficios para la salud, entonces lo estamos haciendo para recibir algo. No estamos ayunando por los propósitos que Dios nos dio, ni con la actitud apropiada de buscar su voluntad.
En multitud de pasajes a lo largo de las Escrituras Dios instruye a su pueblo sobre el ayuno para impactarnos espiritualmente, permitiendo que su pueblo se humille y se acerque más a él. El rey David registró el uso del ayuno para humillarse (Salmos 35:13). El ayuno se ha usado también para "afligirse" a uno mismo, por ejemplo, durante la ordenanza del Día de Expiación (Levítico 23:26-32). A su vez, los escritos de Santiago abordan la importancia de afligirnos y humillarnos a nosotros mismos al acercarnos a Dios (Santiago 4:7-10). Podemos ver, entonces, que el ayuno es una herramienta espiritual que nos permite afligirnos y humillarnos ante Dios.
Recientemente, con el resurgimiento de dietas que abogan por el ayuno intermitente, o bien privarse de nutrientes específicos como los carbohidratos; las personas han caído en cuenta sobre los beneficios del ayuno para la salud, convirtiéndose en defensores feroces de su salubridad. Algunos de los beneficios descritos incluyen, aunque no se limitan solo a estos: una disminución de la "niebla mental" y una mayor claridad mental; la capacidad de concentrarse mejor en las tareas, así como una mayor productividad; niveles constantes de azúcar en sangre con menos altibajos a lo largo del día; y, por último, y probablemente lo más importante para muchos de los que siguen estas dietas especiales, una mayor pérdida de peso.
Sin embargo, muchos defensores del ayuno físico también han descubierto que les ayuda a mantenerse equilibrados emocionalmente. Reportan que se sienten más humildes, tienen menos arrebatos de ira y frustración y tienen más paciencia con los demás. ¿Será posible que al experimentar con el ayuno físico hayan aprovechado algunos de los beneficios físicos y emocionales de algo diseñado espiritualmente para acercarnos más a Dios y buscar su voluntad?
Muy posiblemente, pero Dios tiene clara la importancia de ayunar con la actitud correcta. Él desea que hagamos nuestro ayuno para acercarnos más a él. No como un medio para obtener un beneficio, sino para comprender y estar abiertos a escuchar su voluntad, para humillarnos y arrepentirnos de nuestro orgullo y pecados. En Lucas 18:9-14, encontramos la parábola de un fariseo que ora a Dios alardeando de su ayuno como una manifestación de su propia justicia. En la misma, Cristo narra que un humilde publicano que se golpeaba el pecho y pedía perdón por sus pecados ante Dios con arrepentimiento, tuvo la actitud apropiada ante él.
Mientras tanto, en Isaías 58, Dios reprendió a su pueblo por su actitud con respecto al ayuno. Ayunaron por contiendas y debates, y para herir con su puño inicuamente. Posteriormente, el profeta Isaías continúa explicando sobre la actitud apropiada para el ayuno y lo que agrada a Dios, explicando que el ayuno debe ser motivado espiritualmente, no físicamente (Isaías 58:3-7).
Entonces, ¿es incorrecto que un cristiano ayune por sus beneficios para la salud? No lo es. Los beneficios para la salud del ayuno son numerosos y están documentados, pero estos ayunos deben ser distintos y diferenciarse claramente de los ayunos realizados con fines espirituales, enfocados en buscar la voluntad de Dios, arrepentirse o acercarse a él.
Si estamos ayunando específicamente por beneficios para la salud, entonces lo estamos haciendo para recibir algo. No estamos ayunando por los propósitos que Dios nos enseña, ni con la actitud apropiada de buscar su voluntad. Debido a que los aspectos físicos y espirituales de nuestro cuerpo están interconectados, experimentaremos beneficios físicos durante nuestros ayunos espirituales y, a su vez, veremos beneficios espirituales durante los ayunos físicos, pero es importante ver la distinción entre ambos.
Dios desea que su pueblo ayune para humillarse ante sus ojos, para buscarle según su voluntad. Cuando ayunamos espiritualmente, nos afligimos y reconocemos la importancia de Dios en nuestras vidas. Buscamos su voluntad y dirección y tratamos de comprender sus propósitos para nosotros. No estamos ayunando solo para obtener los beneficios, sino para escuchar más plenamente y comprender lo que él quiere para nosotros.