Un adelanto del caos por venir
Uno de los artículos de la edición enero-febrero de 2020 de esta revista se titulaba “El año 2020 ya está aquí: ¿Está usted listo?” Nos imaginábamos que este sería un año problemático, pero no teníamos idea de cuán problemático iba a ser. Ahora pareciera que, en lugar de un nuevo año, comenzamos una nueva era: una era de caos.
El 2020 se inició con noticias de devastadoras plagas de langostas; enjambres de miles de millones de langostas de decenas de kilómetros de ancho se esparcieron por grandes áreas de la India, Pakistán, Oriente Medio y África, zonas que no podían permitirse enormes pérdidas de tierras de cultivo y otro tipo de vegetación.
Esta plaga apenas había logrado aparecer en los titulares (ahora está en su segunda ola, aún más destructiva) antes de que otra plaga de una clase diferente –el covid-19– llegara a dominar las noticias durante varios meses. Esta enfermedad, causada por un virus, ha cobrado varios cientos de miles de vidas y ha hecho caer en picada toda la economía mundial.
Y como si las miles de muertes y hospitalizaciones por la pandemia no fueran suficientes, gobiernos y líderes políticos se han arrogado nuevos poderes sobre prácticamente todos los aspectos de la vida de los ciudadanos, pisoteando muchos derechos consagrados en las constituciones nacionales y, en el proceso, produciendo aún más muertes y destrucción económica que podrían haberse evitado.
Y ahora otra plaga está dominando los titulares. Sin embargo, a diferencia de las plagas naturales de langostas y coronavirus, esta es íntegramente causada por el hombre: una plaga de disturbios sociales y transgresión a la ley y el orden como no se ha visto en décadas.
¡Sí, esto ciertamente parece una época de caos!
El subtítulo de Las Buenas Noticias es “Una revista de comprensión”. Tal vez a algunos les parezca presuntuosa esta afirmación, pero nosotros la consideramos una declaración de humildad. ¿Por qué? Por la fuente de nuestro entendimiento. Esa fuente es la Biblia, la Palabra de Dios, la revelación de nuestro Creador. Así que no es nuestro entendimiento, sino el entendimiento de Dios, y eso es lo que compartimos con nuestros lectores — la perspectiva de Dios sobre las tendencias que afectan a nuestro mundo.
¿Nos han sorprendido estas plagas? En realidad no, porque han sido predichas en las páginas de la Biblia durante miles de años. ¿Nos ha sorprendido el momento en que se han producido estos acontecimientos? Admito que sí, porque esperábamos que otras cosas sucedieran primero y de una manera diferente. Y todavía esperamos esas cosas; pero parece que Dios nos está enviando una prueba, haciéndonos un llamado, para atraer nuestra atención y advertirnos sobre lo que nos espera.
Al preguntársele sobre las señales proféticas de su venida, Jesucristo respondió que “habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares” (Mateo 24:7, énfasis nuestro en todo este artículo). Las langostas, con su capacidad de comer su propio peso corporal en materia vegetal cada día y multiplicarse más de diez veces de una generación a otra, han sido durante mucho tiempo un presagio de hambruna. Enormes enjambres pueden arrasar extensas tierras de cultivo en solo minutos, dejando nada más que tallos y ramitas desmenuzadas.
Las plagas generalizadas (enfermedades epidémicas) se consideraban hasta hace poco simples problemas del pasado. Pero una pandemia mundial como la del covid-19 ha demostrado lo frágiles que pueden ser nuestras suposiciones. Hasta ahora, irónicamente, las naciones occidentales avanzadas han estado entre las más afectadas. Y aunque en gran medida esta pandemia ha sido desplazada de los titulares, continúa su marcha por todo el mundo.
¿Y qué hay de esta última plaga que acapara los titulares, es decir, la ola de disturbios sociales y desórdenes que en solo unos días se propagó como un incendio a través de los Estados Unidos y luego a gran parte del resto del mundo?
En Mateo 24:7, antes de mencionar las hambrunas y las pestilencias, Jesús predijo algo más: “Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino . . .”
“Nación” aquí equivale al vocablo griego ethnos, del cual se derivan las palabras castellanas étnico y etnia, que se refieren a grupos raciales o culturales de personas. “Reino” es la palabra griega basileia, equivalente a una entidad política nacional de hoy en día.
Así que Jesús advirtió que en el tiempo previo a su regreso veríamos “guerras y rumores de guerras” (v. 6), lo cual, según se indica aquí, incluye no solo conflictos y guerras entre naciones, sino también disturbios y conflictos entre diferentes grupos culturales y étnicos. Muchos pueblos se enfrentarían entre sí. Jesús dijo que estas tendencias “serán principio de dolores” (v. 8).
También predijo que se “[multiplicará] la maldad” (v. 12). Aunque esto se refiere específicamente a la santa ley de Dios resumida en los Diez Mandamientos, también se refiere en un sentido general a la creciente rebeldía y violencia de la humanidad, similar a la de los días de Noé (v. 37-39), cuando la corrupción de la humanidad había llegado al punto en que Dios tuvo que limpiar la Tierra de toda la raza humana, con excepción de la familia de Noé.
Esto no debería sorprendernos si consideramos la forma en que Dios describe nuestra condición humana en Isaías 59:8: “No conocieron camino de paz, ni hay justicia en sus caminos”.
Se avecina un tiempo de juicio y justicia. Para ser claros, no estamos diciendo que el cumplimiento de estas profecías se está llevando a cabo ahora mismo; pero sí estamos diciendo que esto podría ser un anticipo, un llamado de atención acerca de cosas mucho peores que están por venir.
Analizamos esto con mayor detalle en varios artículos de esta edición. Mientras tanto, ¿por qué no hacer lo que Dios nos dice que hagamos? Él nos ofrece una esperanza asombrosa en tiempos de caos como este. Escuche y preste atención . . . tiene mucho que ganar. Y los que no presten atención, ¡tienen mucho que perder! BN