Segundo Mes
Las pruebas y las tentaciones
Después de su breve introducción (Santiago 1:1), el apóstol Santiago comienza a desarrollar el cuerpo de su epístola. El apóstol enfoca tres temas principales en el primer capítulo: (1) las pruebas, (2) las tentaciones y (3) la Palabra de Dios. Cada uno de estos temas es considerado a la luz del principio de la fe. Debemos recordar que para Santiago la verdadera fe es viva, dinámica y fructífera. Por entonces, los cristianos estaban pasando por pruebas y dificultades como resultado de su identificación con Cristo. El apóstol Santiago exhorta a los hermanos a tener una actitud correcta frente a las pruebas, ya que el resultado final será la madurez espiritual en sus vidas. La fe viva produce paciencia en medio de las pruebas (Santiago 1:2-4) La exhortación del apóstol es para que los hermanos reflexionen en lo más íntimo de su ser y, como resultado de esa reflexión, de manera consciente y para beneficio propio, adopten una nueva actitud. ¿Qué es lo que los lectores de esta epístola debían considerar como puro gozo y que podía venir sin previo aviso? Santiago lo llama “diversas pruebas” o sea, pruebas en todas sus variedades. La palabra “pruebas” viene del verbo “peirázo”, que a veces puede significar “tentar”, pero debemos diferenciar entre pruebas y tentaciones, porque Dios nos prueba, pero no nos tienta, porque ese papel le corresponde a nuestro archi enemigo Satanás, el diablo. El contexto sugiere que el autor está hablando de pruebas y luchas externas con las que los cristianos tienen que enfrentarse en la vida diaria, lo cual es muy diferente de las tentaciones. El siervo de Dios se ve rodeado de circunstancias, pruebas y obstáculos que le producen tristeza. Santiago nos exhorta a considerar esas pruebas como motivo de gozo genuino. Cuando eso ocurriese, Santiago dice: “tenedlo por sumo gozo”. Él no está diciendo que las pruebas equivalen al gozo, sino que nos exhorta a tener la capacidad de considerar que esas pruebas redundarán en beneficio de los hijos de Dios y, por lo tanto, regocijarse es el resultado final. En realidad, Santiago quiso decir que la fe, como el oro, resiste la prueba de fuego y que luego es aprobada como de ley.
Santiago dice que la prueba de esa fe produce paciencia. La paciencia de la que Santiago habla aquí es activa y fructífera. Por eso dice que la paciencia tenga su obra perfecta. En realidad, el apóstol Santiago instruye a cada una de las eras de la Iglesia para que no rompamos ninguno de los eslabones de la cadena que ha de permitir que la paciencia realice su obra perfecta. La obra perfecta de la paciencia tiene dos propósitos específicos: (1) para que seamos perfectos y cabales, y (2) sin que nos falte cosa alguna. De modo que la meta a realizar no se relaciona con una posesión, sino con la formación del carácter cristiano. El tiempo presente sugiere que el objetivo es alcanzable en esta vida sin necesidad de esperar el futuro. La idea expresada en el versículo 4 es enfática, porque luego Santiago dice: “Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”. El apóstol busca que todos los cristianos tengamos la plenitud de los recursos espirituales para hacer frente a las pruebas de la vida diaria. Debemos entender que la fe viva apela a la sabiduría divina a través de las pruebas mediante la oración (Santiago 1:5-8) Lo cierto es que a veces, el verdadero seguidor de Cristo no entiende la razón ni por qué atraviesa por pruebas difíciles. Para entenderlo necesita la sabiduría de Dios. Y si un hijo de Dios se enfrenta a las luchas diarias sobre la base de una fe viva, entonces el resultado será una paciencia que va a conducir al cristiano hacia la madurez de su carácter, mejorando su personalidad. La sabiduría es la percepción que permite a un hijo de Dios comprender, practicar y promover la vida religiosa que se encuentra en armonía con la ley de Dios. En realidad, Santiago habla de la falta de sabiduría, no de conocimiento. Cada cristiano necesita una sabiduría diferente que viene de lo alto como una percepción espiritual que lo libra de caer en los errores que acostumbra cometer el hombre inconverso. También el patriarca Job pregunta: “¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Dónde está el lugar de la inteligencia? (Job 28:12). Por supuesto estas preguntas quedan ampliamente contestadas por Santiago.