#115 - 2 Samuel 5-6: "Captura de Jerusalén; traen el arca"

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#115 - 2 Samuel 5-6

"Captura de Jerusalén; traen el arca"

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Era tan bien protegida por las montañas y unos valles alrededor que ni Josué ni ninguna generación en 400 años pudieron conquistarla. En Josué 15:63 leemos: "Mas a los jebuseos que habitaban en Jerusalén, los hijos de Judá no pudieron arrojarlos; y ha quedado el jebuseo en Jerusalén con los hijos de Judá hasta hoy".

Si David iba a unificar el reino, tenía que remover el último obstáculo en el camino: Jebús. Sin embargo, ¿cómo hacerlo? Todos los intentos anteriores habían fracasado. "Entonces marchó el rey con sus hombres a Jerusalén contra los jebuseos que moraban en aquella tierra; los cuales hablaron a David, diciendo: Tú no entrarás acá, pues aún los ciegos y los cojos te echarán (queriendo decir: David no puede entrar acá)" (2 Samuel 5:6). Los jebuseos se sentían tan confiados que su ciudad era inexpugnable que, para burlarse de los intentos de David, montaron a los ciegos y los cojos como guardias en las almenas de las murallas. Desde arriba le decían en son de mofa: "David no puede entrar acá".

Sin embargo, había un punto débil en Jebús que no se habían dado cuenta. Como Dios estaba guiando a David, le mostró ese talón de Aquiles. El punto débil era el canal de agua que abastecía los pobladores. Siglos más tarde, la gran ciudad de Babilonia también caería por haber dejado un gran canal de agua desprotegido.

En Jebús había una fuente llamada Gihón, escondida al lado de la ciudad. Habían hecho un túnel como un canal hacia el interior de la ciudad, David les dijo a sus hombres "Todo el que hiera a los jebuseos, suba por el canal y hiera a los cojos y ciegos aborrecidos del alma de David y… tomó la fortaleza de Sion" (2 Samuel 5:7-8). Al respecto, el Diccionario Bíblico Arqueológico comenta: "La captura de Jerusalén por David es de interés para los arqueólogos porque él usó una estratagema que incluyó la fuente de Gihón de la ladera oriental del monte Sion… Joab subió primero y fue premiado recibiendo la jefatura del ejército del rey David (1 Crónicas 11:6). El canal ha sido identificado con el pasaje de Warren (hallado en 1867 por un oficial inglés con ese apellido), un túnel cortado desde la fuente Gihón a través de la Piedra caliza hasta la superficie ubicada alrededor de 24 mts. debajo de la cima de la ladera de la montaña. Ahora se sabe que la muralla jebusea estaba cerca de Gihón desde la entrada hasta el pasaje de Warren, proveyendo acceso a la fuente de agua dentro de la ciudad jebusea. Esto aumenta la posibilidad de que Joab entrara en la ciudad secretamente o con la ayuda de saboteadores a través del pasaje de Warren (y de ese modo pudiese abrir las puertas de la ciudad) ... Así ganaron acceso a la fortaleza por medio de una estratagema inteligente en lugar de un asalto frontal a las murallas".

"Y David moró en la fortaleza, y le puso por nombre la Ciudad de David, y edificó alrededor desde Milo hacia adentro" (2 Samuel 5:9). De este modo comienza la historia de Jerusalén, a donde vendrá Cristo y finalmente, hasta el mismo Dios Padre con la "Nueva Jerusalén" (Apocalipsis 21:2).

Con la toma de Jerusalén empieza un relato de lo mismo en el libro de Primero de Crónicas que estaremos usando e indicando cuando esta segunda fuente de información inspirada añade detalles. Por ejemplo, es sólo en 1 Crónicas 11:6 que nos indica que fue Joab el que subió a tomar la fortaleza de Sion y la jefatura del ejército bajo David.

Con la conquista de esta fortaleza que había resistido los embates por cientos de años, David ganó renombre ante las otras naciones. "También Hiram rey de Tiro envió embajadores a David, y madera de cedro, y carpinteros, y canteros para los muros, los cuales edificaron la casa de David. Y entendió David que el Eterno le había confirmado por rey sobre Israel, y que había engrandecido su reino por amor de su pueblo Israel" (2 Samuel 5:11-12).

Sin embargo, quizás por la fama y los nuevos contactos que adquirió, David comete un serio error. "Y tomó David más concubinas y mujeres de Jerusalén, después que vino de Hebrón, y le nacieron más hijos e hijas. Estos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, Ibhar, Elisúa, Nefeg, Jafía, Elisama, Eliada y Elifelet" (2 Samuel 5:13-16). Así le nacieron once hijos más, pero esto violaba el mandamiento para un rey en Deuteronomio 17:17 que dice: "Ni tomará para sí muchas mujeres; para que su corazón no se desvíe". Como consecuencia de este pecado, el resto de la vida de David quedaría marcada por las disputas y envidias entre sus mujeres y las luchas entre sus hijos, muchas de las cuales terminan trágicamente. Sin embargo, David aceptó el castigo y siguió cumpliendo fielmente a Dios en todo lo que le encomendaba. Fue una falla en la vida personal de David y le trajo muchos sinsabores familiares. Al final de su vida, ya entendió el principio de ser fiel a una sola mujer y no tomó más concubinas (1 Reyes 1:4).

Pero las victorias de David le trajeron también más adversarios. Ahora, los filisteos lo vieron como una grave amenaza y montaron un ataque en el valle de Refaim (en hebreo “de los gigantes”) que quedaba cerca de Jerusalén. Los filisteos tenían la costumbre de traer a la batalla las estatuas de sus dioses, tal como muchos ejércitos lo hacen hoy día al traer imágenes de una mujer. Sin embargo, de nada les sirvió contra el verdadero Dios que está en los cielos. Vinieron confiados en que iban a tener otra victoria como la que tuvieron contra Saúl, pero había una diferencia    David estaba bien con Dios y "consultó al Eterno" (2 Samuel 5:19).

Así logró la primera victoria y luego una segunda con otra estrategia que vino de Dios. A propósito, uno puede pedirle de la misma forma a Dios que le entregue "la estrategia" que necesita para triunfar. Recuerden que es Dios quien da la sabiduría (Santiago 1:5). David no necesitaba unas estatuas para ayudarle, porque son pura superstición, sino la oración al Dios vivo. Tras dos aplastantes derrotas, los filisteos no volvieron a atacar a David. "Y dejaron allí sus ídolos y David y sus hombres los quemaron" (2 Samuel 5:21).

Una vez que se establece en Jerusalén, como David siempre toma a Dios en cuentas desea tener un mejor lugar para el Tabernáculo. Habían pasado más de 50 años desde que el Tabernáculo habla sido removido de Silo y estaba en casa de Abinadab. "Entonces David tomó consejo con los capitanes de millares y de centenas, y con todos los jefes. Y dijo David a toda la asamblea de Israel: Si os parece bien y si es la voluntad del Eterno nuestro Dios, enviaremos a todas partes por nuestros hermanos que han quedado en todas las tierras de Israel, y por los sacerdotes y levitas que están con ellos en sus ciudades y elegidos, para que se reúnan con nosotros; y traigamos el arca de nuestro Dios a nosotros, porque desde el tiempo de Saúl no hemos hecho caso de ella. Y dijo toda la asamblea que se hiciese así, porque la cosa parecía bien a todo el pueblo" (1 Crónicas 13:1-3).

Así, David fue a traer el arca a Jerusalén. Dos de los hijos de Abinadab lo trajeron en forma equivocada. Debía ser transportada a pie sobre los hombros de levitas. No se debía transportar sobre un carro por el peligro de ladearse y tumbar el arca. "Entonces Moisés recibió los carros y los bueyes, y los dio a los levitas… Pero a los hijos de Coat no les dio, porque llevaban sobre sí en los hombros el servicio del santuario" (Números 7:1-9). Además, había una prohibición tajante de tocar el campamento, vendrán después de ello los hijos de Coat para llevarlos; pero no tocarán cosa santa, no sea que mueran" (Números 4:15).

Así vemos que los hijos de Abinadab quebraron dos leyes de Dios: 

  1. Según Éxodo 25:14, no llevaron el arca por las varas sobre los hombros de varios levitas; 
  2. Al tropezar los bueyes "Uza extendió su mano al arca de Dios, y la sostuvo...y el furor del Eterno se encendió contra Uza, y lo hirió allí Dios por aquella temeridad, y cayó allí muerto junto al arca de Dios" (2 Samuel 6:6-7).

Dos principios salen a luz de este incidente:

  1. Dios no transa con su ley. En este caso, Dios intervino para detener una tendencia peligrosa de ignorar sus leyes. Es fácil ver que al fin terminarían dejando muchas otras de lado también.
  2. También vemos la importancia de no descuidarnos de estudiar la Palabra de Dios y su aplicación. 

Si Uza hubiera estudiado las leyes de Dios, especialmente las relacionadas con el cuidado del arca, que ellos tenían a cargo, hubiera vivido una vida larga. Sin embargo, sabemos que Uza tendrá una oportunidad en la Segunda Resurrección, pues fue un pecado de descuido y no intencional. 

David aprendió una valiosa lección, y luego del luto y de reflexión, le preguntó a Dios la forma correcta de cargar el arca. "Y David temió a Dios aquel día, y dijo: ¿Cómo he de traer a mi casa el arca de Dios?". Luego, estudió en la Palabra de Dios la respuesta y la instituyó de inmediato. "Entonces dijo David; El arca de Dios no debe ser llevada sino por los levitas… Y llamó David a los sacerdotes… y les dijo: Vosotros que sois los principales padres de las familias de los levitas, santificaos, vosotros y vuestros hermanos, y pasad el arca del Eterno Dios de Israel al lugar que le he preparado: pues por no haberlo hecho así vosotros la primera vez, el Eterno nuestro Dios nos quebrantó por cuanto no le buscamos según su ordenanza. Y los hijos de los levitas trajeron el arca de Dios puesta sobre sus hombros en las barras, como lo había mandado Moisés, conforme a la palabra del Eterno" (1 Crónicas 15:2, 1 Crónicas:15:11-15). David podía equivocarse, pero aprendía rápidamente y hacía las correcciones necesarias con modestia y humildad.

Como era un gran evento, David preparó un gran desfile hacia Jerusalén. "Asimismo dijo David a los principales de los levitas, que designasen de sus hermanos a cantores con instrumentos de música, con salterios y arpas y címbalos, que resonasen y alzasen la voz con alegría...y Jeiel y Azazías tenían arpas afinadas en la octava para dirigir. Y Quenanías, principal de los levitas en la música, fue puesto para dirigir el canto, porque era entendido en ello" (1 Crónicas 15:16-22).

Aquí tenemos otra pequeña maravilla en la Biblia la mención de la octava. La octava es la base de toda la música en el mundo. Se basa en una ley matemática de las vibraciones de una cuerda. Esto lo llaman los músicos "el milagro del octavo". Al dividir en dos el largo de una cuerda automáticamente suena ocho tonos más bajo, o un octavo. Al tocar dos mismos octavos a la vez, parece como si escuchara un solo tono. Hay armonía y simetría en estas tonalidades y de allí se compone la música, que es la combinación de las tonalidades en melodías y armonías.

En nuestra música occidental, el octavo está dividido en doce intervalos iguales. Se llama la escala cromática y no importa lo complejo que sea una obra musical, siempre estará compuesta por estos doce tonos básicos y su repetición más alta o baja. En cambio, la música oriental no está dividida en tonos y semitonos, sino en cuartos o más que nos suenan raros, pero no para ellos. No quedaron restos del sistema musical de David, pero para ellos fue una maravilla, pues recuerden que calmaba los desórdenes de Saúl.

David bailó junto a la caravana de cantantes y cuando entró en Jerusalén, "Mical… vio al rey David que saltaba y danzaba delante del Eterno; y le menospreció en su corazón… y saliendo a recibir a David, dijo: ¡Cuán honrado ha quedado hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se descubre sin decoro un cualquiera! Y David respondió a Mical: Fue delante del Eterno, quien me eligió en preferencia a tu padre… y aun me haré más vil que esta vez… Y Mical hija de Saúl nunca tuvo hijos hasta el día de su muerte" (2 Samuel 6:16-23). A uno lo pueden menospreciar cuando baila en forma alegre pero correcta. Pero David nos dio el ejemplo. Basta con eso.