#114 - 2 Samuel 1-4: "El comienzo del reinado de David"

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#114 - 2 Samuel 1-4

"El comienzo del reinado de David"

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Hubo un amalecita del bando filisteo que descubrió su cuerpo atravesado con su propia espada. Como los amalecitas vivían en la región cerca de donde estaba David, a éste se le ocurrió atribuirse la muerte de Saúl y recibir una suculenta recompensa. Feliz viaja a Siclag soñando en su gran fortuna y llega ante David. Para congraciarse, inventa el relato de cómo él mató a Saúl y le muestra la corona y brazalete. Le dice: "Yo entonces me puse sobre él y le maté, porque sabía que no podía vivir después de su caída; y tomé la corona que tenía en su cabeza, y la argolla que traía en su brazo, y las he traído acá a mi señor" (2 Samuel 1:10).

¡Cuán grande fue su sorpresa al recibir en vez una sentencia de muerte por haber ejecutado "al ungido del Eterno”! Sólo se puede entender la reacción de David al comprender que ya tenía el Espíritu Santo y que lo estaba guiando lentamente a aplicar los principios espirituales en ese entonces de "No paguéis a nadie mal por mal" (Romanos 12:17). Como prueba de que David tenía el Espíritu Santo, él dijo más tarde en el Salmo 51: "Y no quites de mí tu Santo Espíritu".

A pesar del mal rato que había pasado a manos de Saúl, David sentía una lealtad inquebrantable hacia "el ungido del Eterno". Les dedica a Saúl y a Jonatán una elegía, o canción fúnebre llamada "El Arco". Dice el Comentario Exegético: "Siempre ha sido costumbre de los pueblos en el Medio Oriente, a la muerte de los grandes reyes y guerreros, celebrar sus cualidades y hazañas en canciones fúnebres. Aquí también se nota que David tomó medidas inmediatas para la instrucción del pueblo en el uso del arco y las flechas, pues su inferioridad al enemigo en el uso de esta arma había sido la causa principal de su reciente desastre nacional".

En esta elegía, David endecha a su querido amigo Jonatán, cuyo amor de amigo al arriesgar su vida fue "más maravilloso que el amor de las mujeres". Además, él emite una maldición sobre el Monte Gilboa: "Montes de Gilboa, ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros, ni seáis tierras de ofrendas". Y según el Comentario Exegético, están así: "Esta maldición parece estar sobre ellos todavía, porque las montañas de Gilboa están desnudas y son estériles".

El texto del canto fue puesto en el libro de Jaser, ya mencionado en Josué 10:13, y fue usado por el autor como una fuente para escribir el relato actual. Sin embargo, el libro de Jaser no formó parte de la Biblia porque no fue inspirado por Dios. Con el tiempo, despareció, como la mayoría de los libros en la historia.

Muerto Saúl, ahora le toca a David comenzar su reinado, alrededor del año 1011 a.C. ¿Cómo principia? ¿Haciendo las cosas "a su manera" como Saúl? No, él inmediatamente "consultó con el Eterno" (2 Samuel 2:1). Dios le indicó que debía establecer su jefatura en Hebrón, el centro de Judá en ese entonces y fue su capital por siete años. "Y vinieron los varones de Judá y ungieron allí a David por rey sobre la casa de Judá" (2 Samuel 2:4). Esta es la segunda vez que es ungido David; la primera fue por Samuel hace muchos años atrás. Además, era una persona agradecida, y cuando supo que los galaaditas habían rescatado los cuerpos de Saúl y Jonatán, les envió una carta de agradecimiento y una promesa de su apoyo y protección.

Sin embargo, surgió un nuevo rival de David, Is-boset (en hebreo, hombre de vergüenza), el único hijo vivo de Saúl. Los hechos confirmarían su nombre pues tomó decisiones muy necias. Fue gracias al general Abner que recibe el apoyo para ser rey sobre Israel, aunque mucho de ese territorio está bajo los filisteos. Sin embargo, los judíos (ahora se comienza a usar este término para señalar a los de la tribu de Judá) decidieron apoyar a David.

La primera escaramuza tuvo un trágico fin. El bando del general Abner se acercó a la región de Judá y sale el general de David, Joab con sus hombres para resistirlos. Se enfrentan "junto al estanque de Gabaón" que fue hallado en 1956. A continuación, tenemos una foto del pozo que tiene más de 11 metros de diámetro y 25 de profundidad. "Para realizar esta obra de ingeniería hubo de removerse casi tres mil toneladas de piedra caliza. Al medio se encuentra una roca la cual tuvieron que rodear para continuar la excavación que se interrumpió durante algún tiempo para reanudarse más tarde en forma de túnel" (Como Vivieron los Grandes Personajes de la Biblia, p. 168).

Primero seleccionan a doce jóvenes de cada grupo para ver si alguno prevalece sobre el otro, como el caso de Goliat, y así termina la confrontación. Pero los doce se agarraron con tanta ferocidad que se mataron entre sí. Esto enardeció a los demás y hubo una batalla entre ellos. El bando de Joab prevaleció sobre el de Abner y todo hubiera quedado así con el retiro de los hombres de Abner. Sin embargo, Asael, el hermano menor de Joab insistió en tratar de matar a Abner. Abner, mucho más veterano y preparado, instó al muchacho a desistir. Pero finalmente tuvo que matar al muchacho. Enceguecido por la muerte de Asael, Joab cruza el territorio de Benjamín y Abner no desea seguir con esta matanza. Joab entra en razón y termina el combate.

Esto fue el comienzo de una guerra civil entre los partidarios de Isboset y de David que duró dos años. David eventualmente ganó la ventaja e Is-boset corona su necedad al enemistarse con Abner por haber deseado una de las concubinas de Saúl, su padre. Dice el Comentario Exegético: "En el Medio Oriente, las esposas concubinas de un rey pasan a ser propiedad de su sucesor hasta el punto de que, si un hombre aspira a casarse con una de ellas, es considerado como que pretende a la corona y ser rey (véase 1 Reyes 2:17)".

Ofendido, Abner retira su apoyo a Is-boset y hace las paces y una alianza con David. Sin embargo, al regresar Joab, descubre lo que ha acontecido y con su otro hermano asesina cruelmente a Abner. David endecha a Abner y ordena un duelo. Ayuna a tal punto que el pueblo se preocupa y le pide que desista, pero no lo hace: "Y todo el pueblo y todo Israel entendieron aquel día, que no había procedido del rey que Abner muriera" (2 Samuel 3:37). En otras palabras, David mostró con su luto y humillación que esto no había sido un sucio complot palaciego para traicionar y vengarse de un adversario. Hoy día, estos asesinatos políticos son el pan de cada día y no hay país exento de ello. Lamentablemente, también en Chile han sucedido, especialmente en los últimos 25 años. Además, no hemos visto a nadie en ninguna nación ponerse de luto para mostrar su inocencia como lo hizo David.

Cuando Is-boset se enteró del asesinato de Abner, "las manos se le debilitaron, y fue atemorizado todo Israel" (2 Samuel 4:1). Así, como sucede a menudo, los del bando más débil buscan salvar su propio pellejo al traicionar al jefe vencido. Dos soldados asesinan a Is-boset mientras "estaba durmiendo la siesta... y trajeron la cabeza de Is-boset a David en Hebrón" (2 Samuel 4:5-8). Otra vez pensaron en una gran recompensa al matar al adversario de David. Pero de nuevo se equivocan de juicio. David les explica: "cuando uno me dio nuevas, diciendo: He aquí Saúl ha muerto, imaginándose que traía buenas nuevas, yo lo prendí, y le maté en Siclag en pago de la nueva. ¿Cuánto más a los malos hombres que mataron a un hombre Justo en su casa, y sobre su cama?... Entonces David ordenó a sus servidores, y ellos los mataron" (2 Samuel 4:10-12).

Habían pasado dos años y ahora vienen los representantes de las otras tribus de Israel para proclamar a David como rey sobre toda Israel. "Era David de treinta años cuando comenzó a reinar, y reinó cuarenta años. En Hebrón reinó sobre Judá siete años y seis meses, y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre todo Israel y Judá. Por fin David podía llevar a cabo su misión encomendada por Dios cuando fue ungido por Samuel. Sólo quedaba un nieto directo de Saúl, Mefi-boset que era paralítico. David fue muy misericordioso, pues era el hijo de Jonatán, su querido amigo, y recordó su promesa a él sobre sus hijos.

Aquí comienza La Era De Oro de Israel que duraría 80 años, es decir durante los reinados de David y de Salomón. Historiadores comentan lo "oportuno" que fue para Israel este período donde ninguna nación estaba en posición de resistir a Israel. Pero fue por la obediencia del pueblo de Dios a sus mandamientos bajo el fiel David. Se cumplían las promesas de Dios en Levítico 26:3-8: "Si anduvieres en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos… y comeréis vuestro pan hasta saciaros, y habitaréis seguros en vuestra tierra Y yo daré paz en la tierra, y dormiréis, y no habrá quien os espante… y la espada no pasará por vuestro país. Y perseguiréis a vuestros enemigos, y caerán a espada delante de vosotros. Cinco de vosotros perseguirán a cientos, y cientos de vosotros perseguirán a diez mil".

Noten las siguientes escrituras para confirmar que fue Dios el que trajo todas estas bendiciones y esto no sólo es para ese entonces, sino que estas bendiciones también están vigentes en nuestras vidas y para su obra. "Así ha dicho el Eterno de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel; y he estado contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra" (2 Samuel 7:8-9). "Y el Eterno dio la victoria a David por dondequiera que fue" (2 Samuel 8:6). "He aquí te nacerá un hijo, el cual será varón de paz, porque yo le daré paz de todos sus enemigos en derredor; su nombre será Salomón, y yo daré paz y reposo sobre Israel en sus días… Asimismo mandó David a todos los principales de Israel que ayudasen a Salomón su hijo, diciendo: ¿No está con vosotros el Eterno vuestro Dios, el cual os ha dado paz por todas partes? Porque él ha entregado en mi mano a los moradores de la tierra, y la tierra ha sido sometida delante del Eterno, y delante de su pueblo" (1 Crónicas 22:9-18).

Ahora veamos lo que dice el historiador Werner Keller del lado puramente físico: "Como… la conquista de Canaán bajo Josué, así ahora la obra de David se ve favorecida por las circunstancias exteriores. Alrededor del año 1000 a.C., no había ni en Mesopotamia ni el Asia Menor, Siria o Egipto estado que pudiese poner obstáculos a una expansión procedente del reino de David.

Así explica un historiador que las grandes naciones de esta parte del mundo se encontraban "extrañamente" debilitadas. Los egipcios eran gobernados por unos sacerdotes que le interesaban más la decoración de sus templos que la política exterior. Los babilonios estaban en plena decadencia y los asirios aún no entraban como una gran potencia. Al sur, sin la ayuda egipcia, 'los edomitas caerían bajo el gobierno de David y le abrirían el comercio mundial a través del Mar Rojo. Por eso, en esta época dorada de Israel, llegarían a tal riqueza que sería tan común "la plata y oro en Jerusalén como piedras" (2 Crónicas 1:15) y en la casa de Salomón no había "nada de plata, porque en tiempo de Salomón no era apreciada" (1 Reyes 10:21).

Lo importante es recordar que esto vino porque David y Salomón obedecieron a Dios. También se aplica el principio hoy en la iglesia. Como persona vamos a recibir de Dios lo que invertimos en él. El Apóstol Pablo dice: "El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará" (2 Corintios 9:6). Y recalca en Gálatas 6:8-9: "Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos".