No tengo una muy buena relación con mis padres
¿Cómo puedo honrarlos?
Dios nuestro Padre ha colocado el principio de honrar a nuestros padres dentro de sus Diez Mandamientos (Éxodo 20:12, Deuteronomio 5:16). Entonces sabemos que es un asunto muy importante para él. Sin embargo, a veces es difícil estar seguro de lo que se debe hacer exactamente para cumplir el Quinto Mandamiento de Dios.
Honrar a los padres en circunstancias ideales.
Si los padres de uno están entre aquellos que viven de acuerdo con los principios de la vida santa y nos llevamos bien con ellos, la idea de honrar a los padres es más cercana.
Cuando somos jóvenes debemos obedecer a nuestros padres y prestar atención a sus instrucciones. Más tarde, cuando nos hacemos mayores, nos vamos de casa y establecemos nuestro propio hogar, tomamos nuestras propias decisiones y somos responsables de esas elecciones. Cuando nos casamos y tenemos hijos, nosotros mismos asumimos el papel de padres. Pero eso no significa que dejemos de tener responsabilidades hacia nuestros propios padres.
Trabaje para sobreponerse a los factores negativos de su relación con sus padres y siga el mandato de Dios de honrar a su padre y madre. Será recompensado por Dios, su quien además de su Padre es su creador.
Si nuestros padres se vuelven incapaces de cuidarse por enfermedad, discapacidad o el declive natural de la vejez, debemos asistirlos y ayudarles.
Si somos jóvenes o viejos, nunca debemos golpear a nuestros padres con ira o frustración. No debemos hablarles con dureza. No debemos hablar de ellos a los demás de una manera que sea odiosa, despectiva o denigrante.
Una relación afectuosa y armoniosa con sus padres, ciertamente hace que seguir el mandato de Dios de honrarlos parezca mucho más natural. Sin embargo, seguir este mandato aún requiere autocontrol y sacrificio, incluso cuando ambas partes comparten la misma fe hacia Dios.
¿Qué pasa con los padres que toman malas decisiones?
Muchos padres no viven vidas piadosas. Incluso los padres que intentan vivir de acuerdo con el camino de Dios pueden cometer errores terribles. Los padres de algunas personas son abusivos, otros son negligentes, algunos padecen adicciones, son egoístas, descuidados, flojos o injustos. En tales circunstancias, seguir el mandato de Dios de honrar a los padres puede parecer extraño y difícil de hacer.
Dios quiere que respetemos su autoridad
El mandato de Dios de honrar a nuestros padres asienta un concepto fundamental de respeto y honor hacia la autoridad, en cuanto a lo que decimos y hacemos. Toda autoridad, ya sea en el cielo o en la tierra, comienza y termina con Dios. Por ahora, experimentamos autoridad que se ha delegado a otros, tanto espirituales como humanos.
El mandato para que los niños honren a los padres está establecido para comenzar a enseñarnos esta actitud desde nuestros primeros años de formación. Se basa en las relaciones humanas más fundamentales y universales: padres e hijos. En otras áreas de las escrituras, Dios expande sus expectativas con respecto a nuestra postura con la autoridad. Él desea que también demostremos respeto y honor al gobierno humano, funcionarios, reyes o gobernantes, etc. Dios nos exige que demostremos respeto a la autoridad, ya sea que la persona que la ostenta sea justa o no (Romanos 13:1-7; 1 Pedro 2:13-19).
El plan de Dios es que aprendamos a mostrar honor hacia la autoridad humana falible y defectuosa. Esta situación puede ser difícil y desafiante. Sin embargo, nuestros esfuerzos le demuestran que puede confiar en que respetemos su autoridad justa, si se nos concede la vida eterna dentro de la propia familia de Dios. Desafiar y cuestionar la autoridad de Dios altera la paz y la armonía y no tendrá permanencia en la eternidad.
Mostrar honor y respeto en situaciones difíciles.
Un ejemplo favorito sobre cómo mostrar honor a la autoridad humana que no actúa de manera honorable, es el trato que profirió David a Saúl, el rey de Israel. Sin ninguna buena razón, Saúl declaró a David su enemigo, lo proclamó enemigo del estado y trató de asesinarlo repetidamente. Sin embargo, David continuó hablando y actuando con honor y respeto hacia Saúl debido a la posición de éste como rey de Israel. Mientras mostraba respeto y honor hacia Saúl, David sabiamente se mantuvo alejado del hombre, alejándose también del daño y el peligro.
Honrar a los padres en situaciones difíciles.
Mostrar honor y respeto no exige que nos sometamos a abusos, violencia o daños. Igual que en el ejemplo práctico de David mencionado anteriormente, podemos encontrar que, por varias razones, practicar el respeto y el honor hacia sus padres tenga que hacerse desde la distancia para protegerse emocional o físicamente.
Como un joven que todavía está bajo el control de sus padres, su responsabilidad de obedecerlos no requiere que haga nada que sea contrario a la voluntad expresa de Dios. Si alguna vez se ve obligado a hacer algo que se contraponga a lo ordenado por Dios, la responsabilidad de tales acciones recaerá en sus padres, no en usted. Tampoco debe sentirse obligado a obedecer las instrucciones de los padres que lo ponen en peligro o son explotadoras. Si encuentra una forma de escape, debe tomarla. Pero tenga cuidado de no usar esto como un argumento “inteligente” para evitar solicitudes legítimas hechas por los padres.
Sanando la brecha a través del perdón
Cuando llegue a la edad adulta y haya establecido su propio hogar, es posible que todavía tenga dificultades para demostrar respeto y honor a sus padres. Las cicatrices emocionales pueden ser profundas, la mala crianza pudo haberle dejado amargado, o las divisiones profundas en los estilos de vida respectivos pueden dividirles. La única solución efectiva comienza con el perdón. Perdone a sus padres por los errores que hayan cometido. Deje ir la condena que sientes en su corazón y mente y deja el asunto en manos de Dios.
Perdonar no significa que debe estar de acuerdo o aprobar lo que hayan hecho sus padres. Perdonar significa que está dispuesto a dejar atrás el pasado y avanzar hacia un futuro mejor.
Es posible que pueda reparar una relación dañada con sus padres a través de gestos de amabilidad y una gentil humildad. Puede descubrir que, para su propio bienestar, todavía necesita mantener cierta distancia entre usted y sus padres. Restaurar una relación afectuosa con los padres es un objetivo deseable pero no necesariamente lo mismo que mostrar respeto y honor.
Usted también puede mostrar honor a sus padres al ocuparse de sus necesidades si se vuelven incapaces de cuidarse a sí mismos debido a una enfermedad, lesión o vejez.
Usted también puede mostrar respeto y honor hacia sus padres por lo que no hace. No trate a sus padres con dureza. No hable con sus padres, ni de ellos de manera irrespetuosa, insultante, denigrante, despectiva o descortés. De esta manera, evitará mostrar desprecio por la autoridad que Dios ha delegado a los padres.
Un mandamiento con una recompensa adjunta
Trabaje para superar los elementos negativos de su relación con sus padres y sigua el mandato de Dios de honrar a su padre y madre. Será recompensado por Dios, su verdadero Padre y creador (Efesios 6:2). Con esta promesa de recompensa, el Quinto Mandamiento es el único entre los Diez Mandamientos que Dios nos ha dado, que de hecho prolonga nuestra vida. El honor hacia los padres es un principio fundamental de la forma de pensar de Dios, que él quiere que aprenda y practique. El respeto y el honor hacia los padres conducen a relaciones más armoniosas dentro de las familias humanas, pero lo más importante es que conducirán a la armonía dentro de la familia eterna de Dios.
Si quiere aprender más sobre cómo puede usar los Diez Mandamientos de Dios para vivir una vida más plena y satisfactoria, puede leer nuestro folleto Los Diez Mandamientos.