El maravilloso mundo que esperamos
Hay muchísimo que esperar en el Reino de Dios que Jesucristo establecerá en toda la Tierra, y muchísimo que anhelamos fervientemente. Veamos algunas de las bendiciones que vendrán en ese tiempo futuro.
1. Será un reino universal de amor
El Reino de Dios no será como el de esta era, donde la gente se rige por la ley de la selva y solo el más fuerte sobrevive. Debido a que la característica principal de Dios es el amor (1 Juan 4:8), esta será la actitud predominante cuando Cristo reine sobre la Tierra. En lugar de preocuparse de sí mismas, las personas se preocuparán de las necesidades de los demás y se dedicarán a servir, compartir, ayudar y amar a su prójimo.
Jesús explicó a sus discípulos que iba a traer una nueva clase de gobierno: “Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:25-28).
Por consecuencia, en aquel tiempo todas las naciones trabajarán en forma conjunta y no unas contra otras. Las naciones que históricamente han sido adversarias, en ese entonces serán amigas entrañables.
Isaías describe así aquel tiempo: “Y herirá el Eterno a Egipto; herirá y sanará, y se convertirán al Eterno, y les será clemente y los sanará. En aquel tiempo habrá una calzada de Egipto a Asiria, y asirios entrarán en Egipto, y egipcios en Asiria; y los egipcios servirán con los asirios al Eterno. En aquel tiempo Israel será tercero con Egipto y con Asiria para bendición en medio de la tierra; porque el Eterno de los ejércitos los bendecirá diciendo: Bendito el pueblo mío Egipto, y el asirio obra de mis manos, e Israel mi heredad” (Isaías 19:22-25).
2. Será un reino lleno de gozo
¡El gobierno de Cristo rebosará de dicha, felicidad y sana diversión! La idea de un Dios serio, rígido y austero es una representación completamente equivocada de Dios. Jesús era la persona más feliz y alegre sobre la Tierra y, sin embargo, le dolía al ver la dureza de corazón de las personas y cómo sufrían por las consecuencias del pecado.
Él les dijo a sus discípulos: “Yo he venido para que todos ustedes tengan vida, y para que la vivan plenamente” (Juan 10:10, Traducción en Lenguaje Actual). Y más tarde agregó: “Les digo todo esto para que sean tan felices como yo” (Juan 15:11, TLA).
En el mundo venidero no habrá más explotación, y cada persona alcanzará su potencial pleno porque todos ayudarán a los demás para que tengan éxito. Una vez más, la Biblia nos permite vislumbrar ese futuro reino: “No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos.
“No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos del Eterno, y sus descendientes con ellos. Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey . . . No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo el Eterno” (Isaías 65:22-25).
3. Será un reino de paz
Estamos acostumbrados a un mundo atestado de crimen y violencia. Sin importar dónde vive uno, no hay ningún lugar en el cual uno pueda sentirse seguro, incluso con los sistemas de seguridad más sofisticados. Los criminales además se valen de tecnología de punta para burlar estos sistemas de alarmas.
Sin embargo, en el reino venidero habrá tanta paz que no se necesitarán policías ni fuerzas armadas. Miqueas describió esta maravillosa escena: “Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa del Eterno será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos. Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte del Eterno, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Eterno.
“Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos; y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra. Y se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente; porque la boca del Eterno de los ejércitos lo ha hablado” (Miqueas 4:1-4).
En efecto, en esos días abundará la paz, tanto paz externa, porque nadie lastimará a los demás, como paz interna, ya que nada estorbará el estado mental de la gente.
Isaías dice lo siguiente al respecto: “Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre. Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo” (Isaías 32:17-18).
4. Será una Tierra de abundancia física y espiritual
Otra asombrosa característica del reino venidero es que la maldición lanzada a la Tierra por causa del pecado del hombre será eliminada, permitiendo una enorme abundancia de cosechas y la transformación de los animales más feroces en criaturas dóciles y tiernas.
Isaías describe el fin de la maldición sobre la Tierra en aquel tiempo: “Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso. En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán; y será al Eterno por nombre, por señal eterna que nunca será raída” (Isaías 55:12-13).
Así es: tanto la flora como la fauna volverán a su previo estado en el huerto del Edén. El apóstol Pedro describió ese periodo con una amonestación: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo” (Hechos 3:19-21).
He aquí una breve descripción de todos los animales que se volverán dóciles, y de un mundo lleno de la verdad de Dios: “Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja.
“Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento del Eterno, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:6-9).
La fertilidad del suelo será tan grande, que habrá múltiples cosechas durante el año. El profeta Amós dijo al respecto: “He aquí vienen días, dice el Eterno, en que el que ara alcanzará al segador, y el pisador de las uvas al que lleve la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los collados se derretirán” (Amós 9:13).
5. Será un mundo de justicia
Hay una palabra que resume muy bien el Reino de Dios venidero: justicia. Toda la gente aprenderá a vivir según este estilo de vida piadoso basado en la Palabra de Dios.
Pedro usó la palabra “justicia” para resumir cómo será el Reino de Dios: “Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3:11-13).
¿Puede visualizar este reino? ¡Aférrese a la visión del mundo increíble y maravilloso que Dios ha prometido!