#077 - Números 13-14: "Los doce espías - las diez murmuraciones y el castigo"

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#077 - Números 13-14

"Los doce espías - las diez murmuraciones y el castigo"

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La marcha continúa hacia el norte, donde pronto se encontrarán con la frontera sureña de Canaán. Dios ordena que designen a un príncipe joven y fuerte de cada tribu para que estos doce exploren la tierra de Canaán. Moisés les dijo: "observad la tierra cómo es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso, cómo es la tierra habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas…y cómo es el terreno, si es fértil o estéril...y esforzaos, y tomad del fruto del país. Y subieron al Neguev y vinieron hasta Hebrón y allí estaban Ahimán, Sesai y Talmai, hijos de Anac (gigantes). Hebrón fue edificada siete años antes de Zoán en Egipto. Y llegaron hasta el arroyo de Escol, y de allí cortaron un sarmientos con un racimo de uvas, el cual trajeron dos en un palo… volvieron de reconocer la tierra al fin de cuarenta días" (Números 13:18-25).

Ruta de los espías

En este relato hay importantes referencias históricas confirmadas por la arqueología. Sobre la fundación de la ciudad de Hebrón, el Comentario Arqueológico de la Biblia relata: "por una antigua estela egipcia inscrita se puede saber la fecha de la fundación de Zoán o AVARIS. Esta fue la capital de los faraones hicsos al oriente del delta del Nilo (vea Estudio #35). Fue erigida en el mismo sitio de Zoán por el faraón Ramsés II (1230 a.C.), para conmemorar el cuarto centenario de la fundación de la ciudad a fines del siglo 18 a.C. Por ese tiempo se fundó también Hebrón. La Biblia, (que no puede mentir), explica cuidadosamente en Génesis 23:2-19 que Hebrón en los tiempos de Abraham era sólo una aldea que se llamaba. "Quiriat-arba" y antes, Mamre. Era como decir: Mamré, más tarde Quiriat-Arba, la actual ciudad de Hebrón."

Sobre las inmensas uvas que trajeron los espías, el Comentario Exegético explica: "Las uvas producidas en esta localidad todavía son tan espléndidas como antes; una persona dice que son iguales a las ciruelas en tamaño. Los racimos a veces pesan cuatro y medio o cinco kilos y medio...la impresión de los israelitas por la vista de este racimo fue de incredulidad puesto que sólo habían conocido las viñas raquíticas y las uvas pequeñas de Egipto".

Mientras que los exploradores recorren Canaán, el pueblo de Israel sigue su marcha hacia el norte hasta llegar al oasis de Cades, junto a la frontera de Canaán. Este lugar sería su jefatura en sus jornadas. "Tomaba once días de viaje desde el Sinaí para llegar a Cades, donde existen tres arroyos cercanos. El más probable de los sitios es "Ain el-Quedeirat" cuyo arroyo fluye todo el año" (Enciclopedia Bíblica, Tomo 2, Pág. 1).

Vueltos los espías después de 40 días de recorrer la tierra de Canaán, trajeron un informe mixto. Sólo Josué y Caleb dieron una descripción correcta y alentadora. A ver si pueden captar el elemento clave entre los dos informes. Primero el de Caleb y Josué: "Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos...La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. Si el Eterno se agradare de nosotros él nos llevará a esta tierra y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. No seáis rebeldes contra el Eterno, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está el Eterno; no los temáis"(Números 13:30; Números 14:8-9).

Mas los otros diez espías que recorrieron la misma tierra dieron un relato completamente distinto y negativo. "Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella. Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac..es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos" (Números 13:27-33).   

Noten    la inmensa diferencia entre los relatos. Josué y Caleb habían recordado los grandes milagros que Dios continuamente estaba llevando a cabo para con su pueblo. ¿Acaso eran más poderosos los primitivos e insignificantes cananeos en comparación con el gran imperio egipcio recién derrotado por Dios hace sólo un año atrás? ¿Qué eran estos cananeos en comparación? Absolutamente nada ante el mismo Dios todopoderoso. Sin embargo, los otros espías no creían realmente en las intervenciones de Dios. Les faltaba fe.

"El informe fue dado a oídos del pueblo y estaba astutamente arreglado para empezar el relato con el encomio de la fertilidad natural del país, a fin de que sus calumnias siguientes pudiesen fácilmente recibir crédito". (Ídem. p. 134). Josefo añade algo importante también: "Por las informaciones recibidas supusieron que sería imposible tomar posesión del país. La congregación se disolvió pero los hombres, con sus mujeres y niños, siguieron lamentándose, como si Dios realmente no los asistiese y les diera solamente promesas (Números 14:1-4).

Volvieron a culpar a Moisés y levantaron una grita contra él y su hermano Aarón. Pasaron aquella noche muy mal lanzándoles invectivas, y a la mañana siguiente se congregaron apresuradamente con el propósito de apedrear a Moisés y Aarón y retornar a Egipto". "y decían el uno al otro: Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto" (Números 14:4). Luego, Moisés intuyó lo que provocaría la traición del pueblo y su ingratitud hacia Dios y él y Aarón se pusieron a orar de bruces en frente de la multitud para que Dios no los destruyera. "y el Eterno dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos? yo los heriré de mortandad y los destruiré, y a ti te pondré sobre gente más grande y más fuerte que ellos" (Números 14:11-12).

Moisés muestra de nuevo su mansedumbre y su gran capacidad intercesora hacia el pueblo y como consecuencia, el castigo es frenado. Noten su oración amorosa: "Eterno, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos. Perdona ahora la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, y como, has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí. Entonces el Eterno dijo: Yo lo he perdonado conforme a tu dicho" (14:18-20).

Recuerden que Dios levantará a este pueblo en la segunda resurrección y por tanto, su vida física no es tan imprescindible (Romanos 11:26). De hecho, toda esta primera generación pronto empezaría a morir. Dios continúa: "Mas tan ciertamente como vivo yo, y mi gloria llena toda la tierra, todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya diez veces, y no han oído mi voz, no verán la tierra de la cual juré a sus padres; ni ninguno de los que me han irritado la verá...¿Hasta cuándo oiré esta depravada multitud que murmura contra mi, las querellas de los hijos de Israel, que de mí se quejan?. Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, yo le meteré en la tierra donde entró...y, a Josué...a vuestros niños, de los cuales dijisteis que serían por presa, yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros despreciasteis" (Números 14:21-24, Números 14:30-31).

Josefo relata: "Moisés se acercó animosamente a la multitud y le informó que Dios, sacudido por sus injurias, la castigaría, no con la pena que merecían sus pecado sino con la que aplican los padres a sus hijos para corregirlos. Cuando estaba, dijo, en el tabernáculo, llorando para evitar la destrucción que caería sobre ellos, Dios le recordó lo que había hecho por ellos y los beneficios que de él habían recibido, y que sin embargo habían sido tan ingratos con él; que habían sido inducidos por el miedo de los espías a pensar que sus palabras eran más veraces que la promesa divina. Por eso...no les permitiría tomar posesión de la tierra de Canaán, ni gozar de su felicidad, y los haría en cambio errar en el desierto, viviendo sin habitación fija y sin ciudad, durante cuarenta años, como castigo por su transgresión".

Hay varios puntos importantes que explicar. Primero las diez faltas de fe, insubordinaciones y calumnias contra Dios y sus siervos. Recuerden que la palabra calumnia según el diccionario es: "atribuir falsa y maliciosamente a alguno palabras, actos o intenciones deshonrosas". Las diez murmuraciones se cumplieron durante el año que había transcurrido desde su salida de Egipto:

  1. Éxodo. 15:24 en las aguas de Mara, por falta de agua.
  2. Éxodo. 16:2 en el desierto de Sin, por falta de comida.
  3. Éxodo. 17:2 en Refidim, por falta de agua.
  4. Éxodo. 32:1-9 en el Monte Sinaí con el becerro de oro.
  5. Números 11:1 en Tabera
  6. Números 11:4 en Kibrot-hataava, por falta de carne
  7. Números 11:33 por la codicia e ingratitud al recibir carne.
  8. Números 12:1 sedición liderada por María y Aarón.
  9. Números 14:2 queja por el informe de los 10 espías.
  10. Números 14:10 el motín para apedrear a los siervos de Dios.

Otro punto importante en este capítulo es el símbolo profético de "un día equivale a un año"(Números 14:34) que también se usa en Ez 4:6. Hay varias profecías bíblicas que incorporan este mismo elemento (Levítico 26:18; Daniel 9:24; Apocalipsis 12:6).

Una vez dada esta sentencia, Dios los instruye que se aparten de la frontera de Canaán: "Ahora bien, el amalecita y el cananeo habitan en el valle; volveos mañana y salid al desierto, camino del Mar Rojo". Luego viene el castigo de los diez espías que causaron esta rebelión: "Y los varones que Moisés envió a reconocer la tierra, y que al volver habían hecho murmurar contra él a toda la congregación, desacreditando aquel país, aquellos varones que habían hablado mal de la tierra, murieron de plaga delante del Eterno" (Números 14:36-37). Aquí vemos lo importante que es no entregar informes que desalienten al pueblo de Dios y que minen la fe en el Eterno.

Ahora bien, lo que sigue es muy típico de la naturaleza humana – a veces se va de un extremo al otro. En vez de aceptar humildemente las órdenes, ahora el pueblo decide que no desea vagar en el desierto por 40 años y se envalentonan. Se arrepienten, no por una conversión de corazón sino para evitar el castigo. Esto se llama "el arrepentimiento según el mundo" (2 Corintios 7:10). Ahora se hacen el valor para conquistar la Tierra Prometida. Dijeron: "Henos aquí para subir al lugar del cual ha hablado el Eterno; porque hemos pecado" (Números 14:40). Ahora sí estaban listos, porque les convenía ante la terrible idea de estar en el desierto por cuarenta años. Pero aún no habían aprendido a obedecer a Dios serenos y sin condiciones, bajo pruebas que requieren "caminar por fe,    no por vista" (2 Corintios 5:7).

En cambio, Dios había ordenado que se retiraran al sur. No les gustó eso y para evitar el castigo, armaron un ejército sin tomar en cuenta ni a Moisés ni a Dios. "y dijo Moisés: ¿Por qué quebrantáis el mandamiento del Eterno? Esto tampoco os saldrá bien. No subáis, porque el Eterno no está en medio de vosotros, no seáis heridos delante de vuestros enemigos. Porque el amalecita y el cananeo están allí delante de vosotros, y caeréis a espada...Sin embargo, se obstinaron en subir...y descendieron el amalecita y el cananeo...y los hirieron" (Números 14:41-45).

De igual modo, qué triste es ver a uno que desea hacer las cosas a su manera y autonombrarse como líder espiritual y valiente de la fe. Sale fuera del campamento sin ser ordenado por Dios y lucha contra el adversario con sólo su Biblia y su fe. Nuestro adversario el diablo, como los amalecitas y cananeos, siempre está a la espera de que nos alejemos de la protección del campamento de Dios, de la nube protectora, y de las instrucciones de Dios para enfrentarlo solos. "Sed sobrios (cuidadosos), y velad; porque vuestro, adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar" (1 Pedro 5:8). Sólo dentro del pueblo de Dios y su iglesia contamos con la protección de Dios y la autoridad dada a sus ministros. Cristo está a la cabeza de su campamento y está en control absoluto de su gobierno (Efesios 4:10-16). Dios quiera que nunca nos olvidemos de esta lección y que no nos ocurra a nosotros.