¿Por qué los cristianos deben celebrar la Pascua?
La primera de las 7 Fiestas Anuales de Dios es la Pascua (Levítico 23:5). Esta cae a principios de la primavera en Tierra Santa y es un recordatorio de cómo salvó Dios a su pueblo de la mortandad en Egipto. Recordemos que para salvar a su pueblo de la esclavitud, Dios tomó las vidas de todos los primogénitos varones egipcios (Éxodo 12:7, Éxodo 12:26-29), pasando por alto las casas de los israelitas que marcaron con sangre de codero sacrificado los dinteles de sus puertas.
La sangre del cordero sacrificado prefiguraba el sacrificio de Jesucristo, que pasaría por alto los pecados de las personas que se arrepintieran, para así evitarles la muerte eterna. El Nuevo testamento deja claro que Cristo es el Cordero Pascual definitivo (compare Éxodo 12:21 con 1 Corintios 5:7). Al observar su última Pascua en compañía de sus discípulos, Jesús explicó que los símbolos del pan y el vino representarían en adelante su cuerpo y su sangre, ofrecidos por él para el perdón (o remisión) de nuestros pecados, así como para la pena de muerte que estos nos significan (Mateo 26:26-28; Marcos 14:22-24).
La muerte de Cristo tuvo lugar durante las horas de luz que siguieron a la noche de la Pascua, que seguía siendo la misma fecha según el cómputo hebreo de los días, (de puesta de sol a puesta de sol); de modo que Cristo fue sacrificado en la Pascua.
La Pascua en el Nuevo Testamento es un memorial del sufrimiento y muerte de Jesucristo. La misma remembranza ocurre cuando los miembros bautizados de la Iglesia de Dios Unida renovamos nuestro compromiso de resguardarnos bajo la sangre de Cristo, el perfecto Cordero Pascual, para ser perdonados por nuestros pecados. Por ello, nos acercamos a esta temporada del año con una profunda introspección espiritual. Conmemoramos la Pascua el día 14 del primer mes del año sagrado, con un servicio religioso basado en las instrucciones de 1 Corintios 11:23-28, emulando la Pascua que Cristo instituyó en los relatos de los Evangelios del Nuevo Testamento.
Este servicio solemne comienza con una breve explicación de su propósito, seguido de la ceremonia de lavamiento de pies (basado en el ejemplo de Cristo e instrucciones que podemos encontrar en Juan 13). Posteriormente el ministro da una explicación de los símbolos de la Pascua: el vino y el pan sin levadura que simbolizan la sangre y el cuerpo de nuestro salvador, respectivamente. Cada miembro bautizado de la Iglesia come un pequeño trozo de pan sin levadura y bebe un pequeño vaso de vino (Marcos 14:22-24).
Los cristianos que observan esta remembranza anual que simboliza la muerte de Jesús, recuerdan que la vida eterna es exclusivamente accesible a través de Jesucristo (Juan 6:47:54; Hechos 4:10:12). El sacrificio de Jesús es el punto de fuga para el proceso de salvación, y el fundamento de las Fiestas anuales que le siguen. La siguiente es la Fiesta de Panes sin Levadura.