Décimo Mes
El asesinato de Nabot y el juicio de Dios
Lamentablemente ellos se rehusaron a obedecer, a pesar de haber sido testigos de hechos milagrosos en el monte Carmelo, debido a que endurecieron su servís. Resulta que un humilde hombre llamado Nabot de Jezreel, tenía una viña junto al palacio de Acab. Entonces Acab habló con Nabot tratando de comprar su viña, porque se encontraba al lado del palacio de Acab. Él le ofreció comprarle su viñedo para sembrar verduras. Acab no sabía que Nabot había heredado la viña de su padre, y de acuerdo con las Escrituras, esas tierras no se podían vender, porque era herencia de su padre, y por eso le contestó al rey Acab: “¡Ni lo quiera Dios! No le daré a usted lo que mis padres me dejaron al morir” (1 Reyes 21:3 v. GPS). Nabot sabía que la prohibición se encontraba registrada en Deuteronomio 19:14. Entonces Acab se fue enojado y triste. Después se acostó en su cama mirando hacia la pared y no quiso comer.
Al verlo su esposa Jezabel le preguntó: ¿Por qué estás tan triste y no quieres comer? Acab le respondió: “Porque le pedí a Nabot que me vendiera su plantación de uvas. Le dije que se la iba a pagar o que si prefería le daría un lugar mejor. Pero él me respondió que no me la dará. Su esposa Jezabel le dijo: ¿Acaso no eres tú el que manda en Israel? Levántate, come y alégrate. Yo te voy a conseguir la plantación de Nabot” (1 Reyes 21:4-7 v. GPS). Jezabel estaba ignorando la heredad familiar, diciendo que le iba a entregar a Acab la viña de Nabot. Ella necesitaba un poco de tiempo para crear una estrategia. Y luego escribió cartas a nombre de Acab, maquinando un plan maligno y se las envió a los líderes del pueblo y a los jefes que vivían en la misma ciudad que Nabot. Las cartas ordenaban al pueblo que ayunen. Y que llamen a una reunión, haciendo sentar a Nabot delante de todos. También que hagan sentar delante de él a dos testigos falsos que mientan diciendo que Nabot maldijo a Dios y al rey. Y entonces que saquen afuera a Nabot y que lo maten a pedradas. Ella incriminó a Nabot haciéndolo aparecer como si Acab hubiera procedido de acuerdo con la ley.
Aquellos hombres perversos cuadran perfectamente con la escritura que dice: “Un testigo malvado se burla de la justicia; su alimento es la maldad” (Proverbios 19:28 v. GPS). Entonces, engañados, obedecieron las “instrucciones supuestamente de Acab” y después de acusarlo que había maldecido a Dios y al rey, lo sacaron de la ciudad, lo apedrearon y luego murió. Y cuando Jezabel se enteró de su muerte, le dijo a Acab que se levante y tome posesión de la viña, porque él había muerto (versículos 14-16). Jezabel actuó con sangre fría para asesinar a Nabot.
Vemos que cuando la gente vive mucho tiempo bajo la influencia de un liderazgo inmoral, poco ético e idólatra, ya nada los conmueve. No se dieron cuenta que ellos habían colmado la paciencia de Dios, pese a que él soportó sus impías acciones. Como ocurrió con Sodoma y Gomorra Dios en realidad dijo: “Basta, hasta aquí llegaron”. Entonces Dios acudió una vez más a Elías porque sabía que no había nada más que hacer para que ambos esposos se arrepientan. Luego Elías comunicó valientemente a Acab y Jezabel, las solemnes palabras de juicio, porque Dios se había propuesto eliminar a Acab y a toda su descendencia incluyendo a Jezabel. Es decir, la muerte es inminente y la destrucción segura, porque frente a la perversidad y desobediencia, el molino de Dios muele despacio, pero muele muy bien.
A veces la paciencia de Dios nos puede parecer frustrante sobre todo cuando el mal persiste y Dios no lo elimina. Porque “si un malvado no es castigado de inmediato, la gente piensa que puede seguir haciendo lo malo” (Eclesiastés 8:11 v. GPS). Nadie puede jugar con la santidad de Dios.