"Estas son las generaciones de Taré: Taré engendró a Abram, a Nacor y a Harán; y Harán engendró a Lot. Y murió Harán antes que su padre Taré en la tierra de su nacimiento, en Ur de los caldeos… Y tomó Taré a Abram... y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán, y se quedaron allí... Pero el Eterno había dicho a Abraham: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y se fue Abram, como el Eterno le dijo..." (Génesis 11:27- Génesis 12:4).

Después de la confusión de las lenguas, cada nación se apartó lentamente de los amigos y parientes que ya no hablaban el mismo idioma. No todo el contacto se perdió entre las naciones, pues la indicación de los historiadores como Heródoto y otros ya citados indican que Nimrod continuó con sus conquistas.

"El soberano de una de las nuevas ciudades semitas fundó el primer gran Estado propiamente dicho, modelo de los futuros imperios babilónico, asirio, persa, helenístico y romano. Es el primer gran conquistador de la Historia. Se llamaba Sargón (no confundir con los reyes asirios del mismo nombre), y según la tradición, era un hombre de humilde linaje que se rebeló contra su señor… Sargón sometió primeramente el país del norte, a lo largo de los ríos y las regiones montañosas del este, luego ya fue lo bastante poderoso para conquistar Sumer y más tarde sometió a los príncipes del Elam, de Siria, así como la parte central del Asia Menor hasta el mar Negro. Es posible que también extendiera su dominio hasta Chipre. Sus victorias se debían, sin duda, al hecho de poseer mejor armamento que sus adversarios; sus soldados combatían con armas de cobre contra tribus que aún estaban en la Edad de Piedra… Sargón murió, después de cincuenta y seis años de reinado, hacia 2214 a.C., y su reino le sobrevivió casi un siglo. Su nieto, Naram-Sin, fue también un gran guerrero. La posteridad había de considerar a ambos monarcas héroes legendarios. Mil años después de su muerte, las hazañas de Sargón todavía eran glorificadas en unos poemas descubiertos en Egipto, así como en la ciudad hitita de Hatusas, en Asia Menor. Los judíos también han conservado su memoria, bajo otro nombre: NIMROD" (Grimberg, Historia Universal, Tomo 2, p.10).

Así se puede entender cómo los pueblos conquistados posteriormente a la confusión de las lenguas continuaron con las ideas religiosas básicas de Babilonia, pero bajo distintos nombres e idiomas.

A pesar de los setenta pueblos que se describen en Génesis 10, ahora, el resto de la Biblia se concentra en sólo uno de ellos: la nación de Abraham. Los demás pueblos serán mencionados sólo en relación con el contacto que tienen con el pueblo de Abraham, primeramente, conocido con el nombre, "los hebreos" y más tarde, con el nombre del nieto de Abraham, Jacob, llamado después por Dios como "ISRAEL".

Génesis 14:13 “Abram el hebreo”. Primera vez que se da en la Biblia el calificativo étnico más tarde aplicado a los israelitas y judíos… Por etimología 'hebreo' tal vez se derive de Eber (o Heber), el epónimo descendiente de Sem y antepasado de Abraham (Génesis 11:15). En las tablillas de Mari… aparecen menciones frecuentes de un misterioso grupo étnico nómada de las regiones al oriente de Palestina denominado de los 'habiru, hapiru, hapiri, apirim, 'variantes del mismo nombre… hay una fuerte probabilidad no de una identificación, pero si de una relación de los habiru con los hebreos" (Comentario arqueológico de la Biblia, p. 34).

La historia de Israel comienza en Génesis 11, con la salida de Abraham desde la ciudad de Ur de los caldeos. La Biblia registra tres grandes pruebas de la fe que tuvo Abraham, y la primera era dejar su vida "cosmopolitana" de Ur y viajar a una tierra desconocida, pero “prometida" por Dios”.

Para entender mejor lo que significó, “calcular los gastos” (Lucas 14:28), y el sacrificio de dejarlo todo, veamos lo que los arqueólogos han descubierto respecto a la ciudad de Ur, y por qué Dios tuvo que sacarlo "del mundo" con la religión babilónica e idolatría. Abraham salía de la idolatría de su padre y se convertía en el padre de la fe.

"Y dijo Josué a todo el pueblo: Así dice el Eterno, Dios de Israel: Vuestros padres habitaron antiguamente al otro lado del río (Eufrates), esto es, Taré, padre de Abraham y de Nacor; y servían a dioses extraños" (Josué 24:2).

Ur fue una de las primeras ciudades edificadas por el hombre. Recuerden que estaba a poca distancia del sitio tradicional de Edén. El arqueólogo, Sir Leonard Woolley que desenterró parte de la ciudad de Ur en los años 1920's coloca a la primera ciudad como antes del Diluvio (recuerden la capa de lodo del estudio No.17 en Ur) después del Diluvio, Ur fue reconstruida y se volvió uno de los grandes centros políticos, comerciales y culturales del mundo. Sus viviendas eclipsaban en lujo a las de Babilonia. Woolley las describe de la siguiente manera:

"Teniendo en cuenta los tipos de casas particulares de la época de Nabucodonosor, desenterradas en Babilonia por los alemanes, habíamos esperado encontrar casas modestas de un solo piso, construidas de adobes y con tres o cuatro cuartos que daban a un patio. En lugar de esto, descubrimos que en la época de Abraham los hombres vivían en casas hechas de muros con la parte inferior de ladrillos y la superior de adobes, enjalbegados, para disimular el cambio de material, y que contenían hasta trece o catorce cuartos alrededor de un patio central pavimentado que proporcionaba luz y aire a la casa… La puerta principal de la casa daba a un vestíbulo pequeño con un sumidero en el suelo donde los visitantes podían lavarse las manos o los pies, y de éste se pasaba al patio central ...detrás de la escalera había un lavabo con su conducto de terracota para drenaje… Nos vemos obligados a modificar considerablemente nuestras ideas sobre el patriarca hebreo, al sernos revelado el medio tan refinado en que transcurrieron sus primeros años. Fue ciudadano de una gran ciudad y heredó las tradiciones de una civilización antigua y altamente organizada. Las casas mismas son indicio de comodidad e incluso de lujo" (La Ciudad de los Caldeos, Woolley, Ur, p. 111, 114).

El historiador Carl Grimberg añade los siguientes detalles sobre la ciudad de Ur: "Se tiene cierta propensión a presentar al patriarca Abraham, que a la voz de Dios abandonó Ur de Caldea y partió hacia el país de Canaán, como un jefe nómada primitivo.

Las excavaciones efectuadas en Irak por Leonard Woolley, en 1927 y 1928, han demostrado que Ur, la ciudad de Abraham, no obstante, sus chozas de arcilla, alojaba espléndidamente a una gran parte de su población y llegó a tener importancia mundial. En su mejor época, en la III dinastía, la ciudad abarcaba más de 15 kilómetros cuadrados y sus barrios residenciales eran semejantes a los de una ciudad oriental de nuestra época: calles estrechas para el tránsito de peatones y asnos, flanqueadas por casas al menos las de la burguesía acomodada – espaciosas y confortables, que frecuentemente constaban de diez o doce piezas.

Posiblemente, Abraham habitaba una mansión de este tipo antes de abandonar Ur con la familia y todos los esclavos. De haber sido así, su casa no habría tenido nada que envidiar a la de un griego o un romano acomodado de casi dos mil años más.

Grimberg describe la vida religiosa de Ur con la torre pagana y un sistema de sacrificios humanos:  

"Ur poseyó, sin duda, un puerto con bodegas y edificios comerciales, pero hasta el presente se sabe muy poco sobre ello; en cambio, se saben muchas cosas acerca de sus templos.

El de Ur se levantaba en medio de la ciudad y estaba construido según el modelo tradicional de los templos sumerios… La base de este zigurat tenía una longitud de cerca de 70 metros y una anchura de 50; constaba de tres pisos y su altura total era de unos 23 metros… En el piso superior se levantaba un pequeño templo, de una sola sala, consagrada al dios lunar Nannar, divinidad tutelar de Ur.

Todavía no es posible saber qué influencias religiosas fundamentan esta manera de construir templos. Quizás fueron las mismas que inspiraron la construcción de las pirámides de Egipto y los templos precolombinos americanos...

El problema más importante que plantean estas tumbas cerca del templo, son los sacrificios humanos. La tumba del rey Adaragui incluía sesenta hombres y la de la reina Subad, unos cincuenta hombres y sesenta y ocho mujeres. Parece que las víctimas no eran esclavos, sino cortesanos distinguidos que seguían a su rey o a su reina a la tumba, pues en las de sus súbditos no se encuentran sacrificios. Es probable que la explicación sea ésta: los reyes eran considerados como dioses que, a su muerte, pasaban sencillamente del mundo terrenal al mundo de los otros dioses; poderles seguir era, pues, un privilegio. Como en otras religiones, el ser sacrificado a los dioses era una suerte envidiable" (Grimberg, Historia Universal, p. 14-16).

A continuación, Leonard Woolley describe cómo formaron, con las prendas de la reina de Ur, una representación de cómo debe haberse visto la reina; y un arpa de su tumba:

"Para fines de exhibición se hizo un vaciado en yeso de una calavera bien conservada de una mujer de la misma época (la calavera de la reina estaba rota en demasiados fragmentos para poder usarla) y sobre ésta, mi esposa modeló las facciones en cera, en capas del menor espesor posible para no borrar la estructura del hueso. Sir Arthur Keith, que ha hecho un estudio especial de las calaveras de Ur y al "Ubaid", examinó el rostro y afirmó que reproducía fielmente los rasgos de las súmeras primitivas. En esta cabeza se puso una peluca de las dimensiones apropiadas" (Ur, la Ciudad de los Caldeos, Woolley, p. 37).

Así podemos ver a grandes rasgos, el esplendor en que vivió Abraham, y tal como sucede a cada uno que es llamado a "salir del mundo" hay que dejar atrás el amor al mundo y no ser ahogado por ello. "Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, el en año de las riquezas, las codicias de otras cosas entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa" Marcos 4:18-19).

Abraham aun tenía otras dos pruebas claves para calificar ante Dios, pero al salir de Ur, dejando la vida quizás cómoda y próspera, estaba bien encaminado en convertirse en "padre de la fe". "Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme...la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros (Romanos 4:16, Hebreos 11:8).