Los ineficaces gobiernos humanos
Vivimos en un mundo muy peligroso y aquejado de un creciente caos. Kim Jong Un, el dictador norcoreano, lanza misiles irresponsablemente y amenaza a sus vecinos, gastando millones de dólares en armamento nuclear mientras su pueblo se muere de hambre. Por otro lado, Irán amenaza a los países que le rodean en tanto continúa desarrollando armas nucleares y los misiles de largo alcance necesarios para lanzarlas.
El Medio Oriente sigue siendo un territorio muy peligroso: decenas de miles murieron el año pasado en las guerras civiles de Siria e Iraq, y miles más en Afganistán. Otros cuantos miles murieron en ese mismo periodo a raíz de la guerra del narcotráfico en México, y más de 66 000 estadounidenses fallecieron por sobredosis de drogas.
En Venezuela, tan rica en recursos petroleros, el gobierno socialista de Nicolás Maduro suspendió recientemente los derechos constitucionales, después de un colapso económico que ha forzado a sus ciudadanos a comer basura y animales vagos para poder sobrevivir.
Uno pensaría que después de varios siglos de civilización, la raza humana se encontraría en mejor situación. Sin embargo, no es así; los avances más significativos de la humanidad parecen ser aquellos que tienen que ver con el desarrollo de nuevas y más eficientes armas para despedazarse mutuamente.
El fracasado sistema del comunismo, al que se refieren varios artículos en esta edición, ilustra cómo el poder puede corromper hombres y mentes al punto que lo impensable llega a ser no solo factible, sino también un hecho histórico. Los gobiernos comunistas de Rusia, Camboya, Cuba y Europa del Este han ejecutado, matado de inanición y torturado hasta la muerte a una cantidad incalculable de sus propios ciudadanos. Se estima que la cifra de víctimas de estos regímenes oscila entre los 10 y los 150 millones.
Los gobiernos socialistas –tales como el Partido Nacional Socialista (nazi) de Alemania– también han asesinado a millones de sus ciudadanos. Tanto así, que se acuñó un nuevo término para describir este hecho: democidio, que significa “asesinato perpetrado por el gobierno” [y que incluye genocidios, masacres y muertes por motivos políticos].
Todas las formas de gobierno humano han fracasado de alguna manera, aunque, desde luego, unas más espectacularmente que otras. Indudablemente, el gobierno humano adolece de problemas. Pero, ¿por qué? ¿Cuál es la causa medular de todo ello?
Una parte muy importante del problema es espiritual. El mundo de hoy no es el mundo de Dios — ¡todo lo contrario! La Palabra de Dios, la Biblia, nos dice que Satanás el demonio es “el dios de este siglo” (2 Corintios 4:4). Como tal, ¡este espíritu malvado y rebelde reina actualmente sobre la Tierra!
La Palabra de Dios revela que “el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5:19), lo cual significa que se encuentra bajo la poderosa influencia y el firme control de Satanás. Este ser espiritual maligno “engaña al mundo entero”, y ha embaucado a la humanidad para que siga su camino y no el de Dios. (Apocalipsis 12:9). Por lo tanto, ¡no debe sorprendernos que el gobierno humano haya sido tan disfuncional a través de toda la historia!
Sin embargo, no siempre será así. Dios conoce plenamente el problema, y promete un mundo venidero muy diferente, un mundo más allá del presente.
Ese mundo tan distinto comenzará al retorno de Jesucristo, como leemos en Apocalipsis 11:15: “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”.
Jesucristo reinará con absoluto poder, pero ese poder producirá bendiciones mundiales en lugar de corrupción. Note esta profecía en Isaías 2:2-4 (Nueva Versión Internacional):
“En los últimos días, el monte de la casa del Señor será establecido como el más alto de los montes; se alzará por encima de las colinas, y hacia él confluirán todas las naciones. Muchos pueblos vendrán y dirán: ‘¡Vengan, subamos al monte del Señor . . . para que nos enseñe sus caminos y andemos por sus sendas’. Porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra del Señor. Él juzgará entre las naciones y será árbitro de muchos pueblos. Convertirán sus espadas en arados y sus lanzas en hoces. No levantará espada nación contra nación, y nunca más se adiestrarán para la guerra”.
La visión de este magnífico futuro es lo que motiva a Las Buenas Noticias. Esta es la esperanza que proclamamos a un mundo confundido y caótico. ¡Esta es la visión que queremos compartir con usted a medida que le ayudamos a aprender cómo puede también ser parte de ese increíble futuro que Dios ha planeado para usted y para el mundo!