El Medio Oriente
Centro de las profecías de los últimos tiempos
La sangrienta guerra civil en Siria y la amenaza de guerra entre Irán e Israel han acrecentado la conciencia en cuanto a lo frágil que es la paz en nuestro mundo, y particularmente en el Medio Oriente. Los eventos en esta tierra histórica están destinados a afectar las vidas de todos los habitantes de este planeta.
Antes de la Primera Guerra Mundial (1941-1918), el Medio Oriente era dominado por el Imperio turco-otomán, el cual impuso cierto nivel de paz a lo largo de la región. Este vasto conglomerado incluyó territorios de los estados modernos de Turquía, Egipto, Arabia Saudita, Líbano, Siria, Irak, Kuwait, Jordania e Israel. En cierto momento de la historia, este imperio abarcó extensos territorios, tanto en África del Norte como en el sudeste de Europa.
El Imperio turco hubiese podido continuar de no haber sido por la Primera Guerra Mundial. Al comienzo de ella no estaba claro qué lado apoyarían los otomanos. Tanto los ingleses como los alemanes buscaron el apoyo del sultán, pero finalmente él decidió apoyar a Alemania, una decisión fatal que llevó al nacimiento de muchas nuevas naciones y, al parecer, a guerras interminables.
Echemos una mirada al increíble relato histórico de esta región crucial y también a su papel en los tiempos del fin, descritos en la Biblia hace muchos siglos. Al proyectarnos hacia el futuro a través de estos eventos del tiempo del fin, veremos cómo aumentan en intensidad a medida que se acercan al tiempo de Armagedón.
El surgimiento de una superpotencia
Los eventos en Europa y el Medio Oriente afectarán al mundo entero, y todos debemos darnos cuenta de que estamos en la transición entre esta era del hombre y un mundo utópico completamente diferente, que está por venir. Pero la humanidad hará un último intento para establecer un poder global, apartado de Dios, justo antes de que Jesucristo regrese a establecer el reino de Dios y a comenzar su benevolente gobierno divino en la Tierra.
Solo unos años antes de que él regrese para traer su gobierno venidero, cuya sede estará en Jerusalén, surgirá un poderoso reino humano, una impresionante superpotencia con raíces en el antiguo Sacro Imperio Romano. Este surgimiento de un poderoso y final reino del hombre, constituirá la última resurrección de una larga serie de intentos para establecer un súper-estado centrado en Europa, que se remonta al periodo que siguió a la caída de Roma, en 476 d.C. Esto marcará el último esfuerzo fútil de hombres engañadores y rebeldes para establecer su versión de la paz en la Tierra, apartados del Dios Creador.
Los antecedentes cruciales de Jerusalén
Hoy en día, el estado de Israel está rodeado por naciones hostiles que desean acabar con su existencia. La Biblia predijo hace mucho tiempo que esto ocurriría (vea Salmo 83:3-5). Para comprender hacia dónde se dirigen los acontecimientos, usted debe entender algo acerca de los antecedentes históricos y proféticos de Israel.
En la Biblia, el nombre Jerusalén no solo representa a la ciudad geográfica en sí, sino que frecuentemente se usa también para referirse simbólicamente al pueblo de Israel como un todo. Esta capital histórica continúa siendo la ciudad más disputada de la Tierra, habiendo caído bajo fuerzas invasoras más de 20 veces a través de su historia registrada.
El territorio en el cual se encuentra el estado de Israel, incluyendo Jerusalén, fue una vez la antigua Canaán, la tierra a la cual Dios envió al patriarca Abraham unos 4.000 años atrás. Se ubica en la encrucijada de tres continentes: Asia, África y Europa. Y por supuesto, la Tierra Santa es considerada sagrada por tres religiones mundiales: el judaísmo, el cristianismo y el islamismo.
Más de 2.500 años atrás, Dios le reveló al profeta Daniel que la tierra de su pueblo sería disputada a lo largo de los siglos venideros. Para comprender las implicaciones globales de ello, tenemos que examinar Daniel 11, la profecía continua más larga de la Biblia, que cubre los eventos en la región desde los días de Daniel hasta la futura venida de Jesucristo.
Los primeros 35 versículos de Daniel 11 nos entregan los antecedentes históricos, y constituyen un relato preciso y detallado acerca de lo que le ocurriría al pueblo de Judá en la Tierra Santa en los siglos subsiguientes. La profecía predijo que ellos se verían en medio de un conflicto entre la dinastía ptolemaica de Egipto, en el sur de Judá, y los seléucidas de Siria, por el norte.
Los gobernantes de estos reinos descendían de dos de los cuatro generales que dividieron el Imperio greco-macedonio después de la muerte de Alejandro Magno, cuyos abusos fueron vaticinados con anterioridad en el libro de Daniel. Estos dos generales fueron los reyes “del norte” y “del sur” originales mencionados en Daniel 11, seguidos posteriormente de gobernadores profetizados que asumieron el control de estas regiones. Usted puede leer acerca del cumplimiento histórico de los primeros 35 versículos de Daniel 11 en nuestro folleto gratuito “El Cercano Oriente en la profecía bíblica”.
Los versículos 36 al 39 repentinamente se adelantan en el tiempo. Estos pasajes no son solo históricos, sino que además proféticos para nuestro tiempo actual. El versículo 40 hace un claro salto hasta el “tiempo del fin”, tal como veremos.
El tiempo del fin
¿Quién fue este rey del norte durante el período inmediatamente anterior al nacimiento de Jesucristo en el mundo? En el año 65 a.C., Siria seleúcida fue absorbida por el Imperio romano. De hecho, ese imperio se convirtió en el reino del norte. Esta es la transición histórica clave que nos permite entender cómo esta profecía se aplica al tiempo del fin. De ahí en adelante el rey del norte no fue más una referencia a los seleúcida de Siria, sino que a los líderes del Imperio romano y sus sucesores.
Daniel 11:36-38 describe las acciones de los emperadores romanos y sus sucesores, pasando a través del tiempo hasta el carismático líder final de los últimos tiempos.
Leamos ahora Daniel 11:40:“Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas naves; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará” (énfasis agregado en todo este artículo).
Esto se refiere a los eventos que aún están por venir. Claramente, el Medio Oriente moderno se verá envuelto en otro estallido del antiguo conflicto. Pero esta vez la conclusión será muy diferente de lo que ha ocurrido en el pasado, porque estos eventos llevarán directamente al Armagedón y a la segunda venida de Jesucristo.
Este crucial conflicto del tiempo del fin estará centrado en Jerusalén y la Tierra Santa, la propiedad histórica que Dios les dio a los hijos de Israel a través de Abraham, Moisés, Josué y el rey David. “Así ha dicho el Eterno el Señor: Esta es Jerusalén; la puse en medio de las naciones y de las tierras alrededor de ella” (Ezequiel 5:5). Recuerde que la Tierra Santa está en la intersección de tres continentes. Esta descripción es tanto simbólica como geográfica.
Los reyes finales a los que Daniel 11 se refiere son poderosos gobernantes geopolíticos que vendrán tanto del norte como del sur, con fuerzas que pisotearán todo el actual estado de Israel y al pueblo judío.
Apocalipsis complementa al libro de Daniel
En los libros proféticos de Daniel y Apocalipsis vemos que en los tiempos del fin surgirá una nueva superpotencia global. Descubrimos más detalles de este poder de los tiempos del fin en Apocalipsis 17. Tal como el profeta Daniel vio varias bestias que representaban los poderes dominantes que surgirían después de él, el apóstol Juan también vio una visión de un poder bestial profético al final de los tiempos y que dominaría al mundo, el cual se halla bajo la influencia de Satanás.
“Y me llevó [un ángel] en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos” (Apocalipsis 17:3).
El ángel revelador le explicó al apóstol Juan el significado de los cuernos: “Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora [un período relativamente corto] recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia. Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia” (vv. 12-13).
Nótese que el próximo versículo revela que el tiempo al que se refiere es la segunda venida de Jesucristo: “Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él [los santos resucitados] son llamados y elegidos y fieles” (v. 14).
Cuatro imperios mundiales dominantes
La bestia a la que Apocalipsis 17 se refiere constituye otra visión del último de los cuatro grandes imperios que se encuentran en Daniel 7.
Durante el tiempo que pasó en Babilonia, Daniel registró una visión de “cuatro bestias grandes” (Daniel 7:3). Estos imperios gentiles dominarían el Medio Oriente y tendrían un gran impacto en la región. Estos imperios dominantes eran, en orden cronológico, el Imperio babilónico de Nabucodonosor, el Imperio medo-persa, el Imperio greco-macedonio de Alejandro Magno, y finalmente, el Imperio romano.
Ha sido profetizado que los intentos que se han llevado a cabo a través de los siglos para revivir el poder y la grandiosidad del Imperio romano, culminarán con la resurrección de éste en el tiempo del fin. El sucesor final de este imperio intentará, tal como otros lo han hecho, restaurar en Roma la unidad europea que se logró más de 2.000 años atrás.
Será una vez más un sistema poderoso y dictatorial y con el apoyo de una gran iglesia falsa, la que es representada en la Biblia como una bestia con cuernos de cordero, que habla como un dragón, y como una rica y poderosa prostituta que tiene relaciones inmorales con líderes mundiales (vea Apocalipsis 13:11-12; 17:1-7).
La cuarta bestia de Daniel
Como la cuarta bestia descrita en Daniel 7 existirá en el tiempo del regreso de Cristo, al igual que la poderosa bestia que Juan vio en Apocalipsis 17, ambas profecías encajan entre sí, ya que hablan de la misma resurrección del Imperio romano en los tiempos del fin.
Es verdad que el Imperio romano original cayó siglos atrás. Pero pocos se dan cuenta de que líderes europeos como el emperador Justiniano, Carlomagno, Otto el Grande, Carlos V, Napoleón, Benito Mussolini y Adolfo Hitler, intentaron revivir el Imperio romano de varias formas a través de los siglos. Pero aún falta una última resurrección.
Esta resurrección final, tal como el antiguo Sacro Imperio Romano, tendrá su sede en Europa Central. Hay una posibilidad de que la Unión Europea (UE) pueda ser el comienzo embrionario de ella, a pesar de que ahora está pasando por grandes dificultades dentro de su eurozona (el grupo de países que usa el euro como moneda común).
Esto no quiere decir que todas las naciones actualmente en la UE serán parte de la configuración final. Será una alianza de 10 “reyes” –líderes de naciones o regiones– a los cuales nos referimos anteriormente. Ellos se combinarán para formar una poderosa fuerza militar, que se involucrará directamente en el Medio Oriente.
Ciertamente pareciera ser que este rey del norte de los últimos tiempos, al que se refiere Daniel 11, será el gobernante final de esta superpotencia centrada en Europa. Pero para comprender quién será posiblemente el rey del sur, debemos primeramente repasar brevemente la historia y la forma de pensar del mundo árabe.
Entendiendo el mundo árabe
Los pueblos árabes descienden en su mayoría de Ismael (el hijo del patriarca bíblico Abraham). Ellos han soñado desde hace mucho con la unidad. Las tribus de Arabia, siempre en pugna, fueron inicialmente unidas por Mahoma a través de una nueva religión llamada Islam. El alcanzar una Ummah unida, que se refiere a una comunidad mundial de creyentes musulmanes, ha sido un sueño constante a través de los siglos. Sin embargo, la unidad ha eludido a los árabes por los últimos 750 años. Solo han sido independientes del control externo por los últimos 50 años.
Un aspecto fundamental de las enseñanzas islámicas es que el Islam debe convertirse en la religión dominante del mundo entero. Se han llevado a cabo varios intentos para alcanzar la unidad árabe. Muhammad Ahmad ibn al-Sayyid (1844-1885), de Sudán, se proclamó a sí mismo el mesías islámico, el Mahdi o “el guiado” divino escogido para unir a los musulmanes a fin de derrotar a los infieles. Él finalmente fracasó en llevar a cabo esta misión, pero tuvo mayor éxito que otros líderes seculares.
Luego, el presidente de Egipto, Gamal Abdel Nassel (1956-1970), formó la efímera unión con Siria llamada República Árabe Unida (1958-1961). Saddam Hussein, de Irak, se imaginó a sí mismo como otro Saladin (1138-1193, líder musulmán durante las Cruzadas) y buscó unir al mundo árabe en contra de Israel y Estados Unidos. Pero la fuerza militar estadounidense lo llevó a su caída y muerte. Incluso Osama bin Laden logró un éxito considerable al unir a muchos musulmanes en contra de Estados Unidos y Occidente, pero eventualmente se vio forzado a esconderse, aunque fue encontrado y muerto.
Sin embargo, muchos musulmanes aún creen que hay otro Mahdi que, según sus profecías, aparecería durante un tumultuoso tiempo futuro para asegurar la victoria final de Islam sobre todas las otras religiones. Actualmente, al presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad y a sus aliados les gustaría desesperadamente hacer que este Mahdi final viniera, para acelerar los eventos de los tiempos del fin, según ellos los entienden.
Por supuesto, las Escrituras continúan siendo la guía principal para ayudarnos a entender el significado real de estos eventos históricos y lo que presagian.
¿Quién es el rey del sur?
Como se notó anteriormente, la mención inicial del rey del sur en Daniel 11 se refiere a la dinastía ptolemaica en Egipto. No obstante, la profecía nos muestra más adelante que surgirá un rey del sur de los tiempos del fin y desafiará al rey del norte. Al hacer esto, el gobernante del sur pondrá en acción (involuntariamente) una avalancha de eventos que conllevarán a una carnicería inimaginable, justo antes de que Jesucristo regrese a la Tierra y prevenga que la raza humana desaparezca (vea Mateo 24:21-22).
Note nuevamente en Daniel 11:40 un pasaje crucial que provee la perspectiva necesaria a estos culminantes eventos: “Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad . . . y entrará por las tierras, e inundará, y pasará”.
El poder que vendrá del sur en los tiempos del fin provocará al gobernante del norte y éste emprenderá una inmensa invasión militar en Egipto (v. 42). Después de este evento, el rey del sur deja de ser un factor en la profecía bíblica. Claramente, esta invasión liderada por la bestia centrada en Europa le dará a ella la victoria, ya que incluso lleva sus fuerzas a Israel.
Note los versículos 41-43: “Entrará a la tierra gloriosa [la Tierra Santa], y muchas provincias caerán . . . Extenderá su mano contra las tierras, y no escapará el país de Egipto. Y se apoderará . . . de todas las cosas preciosas de Egipto; y los de Libia y de Etiopía le seguirán”. Esta invasión y ocupación militar se extiende desde Israel hasta África del Norte. “Pero noticias del oriente y del norte lo atemorizarán” (v. 44). Este pasaje parece ser una referencia a un ejército masivo descrito en Apocalipsis 9, el que desafiará al rey del norte.
Los “reyes del oriente”
¿Cómo enlazamos todos estos eventos? La Biblia habla proféticamente de “los reyes del oriente”. Nos dice que cerca del tiempo del fin de esta era del hombre, el gran río Éufrates se secará “para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente” (Apocalipsis 16:12).
Junto con Apocalipsis 9:16, este pasaje describe los movimientos de ejércitos masivos que confrontarán a la superpotencia centrada en Europa poco antes del regreso de Jesucristo a esta Tierra.
Estos ejércitos podrían consistir de una fuerza militar multinacional, incluyendo a naciones islámicas como Turquía, Siria, Irak, Irán, Afganistán, Uzbekistán, Kazajstán, Pakistán, Bangladesh e Indonesia.
Pero también podrían estar conformados por otras tropas asiáticas del Lejano Oriente, incluyendo a soldados de Rusia, India y China. La Biblia no es específica, pero sin duda, Asia cuenta con las enormes cifras de soldados necesarios para formar tales ejércitos masivos. Y es posible que ejércitos del Lejano Oriente actúen a la par de las fuerzas islámicas en este intento final para obtener el control global.
(Sí vemos en Ezequiel 38 y 39 que poco después del regreso de Cristo, fuerzas de Irán y Asia Central se unirán con Rusia, China, India y el sudeste de Asia en otra invasión a la Tierra Santa, que según la profecía fracasará. Por lo tanto, es muy posible que ellos se unan para llevar a cabo esta invasión poco antes del regreso de Cristo).
Esto conlleva a lo que comúnmente (pero erróneamente) se llama “la batalla de Armagedón”. Vemos en Apocalipsis 16:14, 16 que las fuerzas militares se reúnen en Armagedón, la extensa planicie que se extiende a los pies del monte Megido, en Jerusalén (Joel 3:12-14). Pero la verdadera batalla tendrá lugar en Jerusalén, como a 88 kilómetros al sur de Megido.
Cuando Cristo descienda a Jerusalén, los ejércitos enemigos dejarán de atacarse mutuamente y se unirán para confrontarlo, pero serán completamente derrotados (Apocalipsis 19:19-21; compárese con Zacarías 14:1-4, 12).
¿Qué significa esto para usted?
Toda la maniobra, destrucción y devastación de los tiempos del fin cobrarán las vidas de más de un tercio de la raza humana. Jesucristo debe regresar para salvar a la humanidad de sí misma o estos conflictos catastróficos no dejarían sobrevivientes humanos. Pero él garantiza que regresará a la Tierra en un corto tiempo (Mateo 24:21-22). Él disminuirá la destrucción total provocada por una humanidad rebelde.
En el Medio Oriente regularmente se producen eventos cruciales que causan preocupación a muchos observadores. La profecía bíblica muestra que el Medio Oriente y Europa serán el centro de atención mundial en los próximos años. Los eventos en el Medio Oriente gatillarán la crisis final al ocaso de esta era perversa.
Jesucristo nos encomendó a todos: “Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la Tierra” (Lucas 21:34-35).
La mayoría de la gente será tomada por completa sorpresa. Al ignorar las señales del tiempo predichas en las profecías bíblicas, se encontrarán en la posición de los habitantes de Sodoma justo antes de que comenzara a llover fuego y azufre del cielo, y como el mundo antediluviano, justo antes del gran diluvio en los tiempos de Noé, que ahogó al mundo (vea Lucas 17:26-30).
Pero Jesucristo nos dice en Lucas 21:36: “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre”. BN