Recargue su dínamo espiritual

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Recargue su dínamo espiritual

En Efesios 6:10, Pablo nos dice: “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza”. La palabra “fortaleceos” se deriva del término griego dunamoo (Strong G1412). De ahí provienen las palabras castellanas dínamo, dinámico y dinamita. Un dínamo es un generador que convierte la energía mecánica en energía eléctrica. Necesita algo que lo impulse para girar y así generar energía, lo cual puede ser el viento que sopla a través de una turbina o el agua de una represa. El proceso da como resultado un producto.

La segunda parte del versículo 10 dice: “en el poder de su fuerza”. El Espíritu de Dios es un espíritu de poder (2 Timoteo 1:7). Para crecer en el poder de Dios, debemos utilizarlo cada minuto de cada día. Lo que vemos, oímos y pensamos debe filtrarse a través de él. El Espíritu Santo es una poderosa corriente que hace girar nuestro dínamo espiritual.

Empoderados para cambiar

Cuando se nos imponen las manos después del bautismo, recibimos el Espíritu de Dios (Hechos 8:17). Sin embargo, nuestras decisiones diarias influyen en la rapidez con la que el Espíritu Santo puede hacer girar nuestro dínamo.

¿Cómo decidiremos desarrollar nuestra relación con Dios? ¿Nos humillaremos y ayunaremos para romper la carga del pecado? (Isaías 58:6). Si nos enfocamos en la preciosa Palabra de Dios, abierta a nuestro entendimiento a través de su Espíritu
(1 Corintios 2:13), y vivimos según lo que aprendemos, nuestro motor girará más rápido y producirá el resultado que Dios quiere ver en nosotros.

Sin embargo, nuestro orgullo humano lucha contra la obra del Espíritu de Dios en nuestras vidas y por eso es tan importante la herramienta del ayuno. Dios escucha a los humildes (Salmos 10:17). Si usted no puede ayunar todo un día debido a problemas de salud, haga lo que pueda. Dios ve sus esfuerzos sinceros. Él nos ama profundamente y es muy misericordioso (Efesios 2:4). Combine el ayuno con la oración, el estudio de la Biblia y la meditación para crear un entorno favorable al crecimiento espiritual.

¡El Espíritu Santo es un don verdaderamente asombroso! ¿Lo consideramos así? Dios detalla la forma en que responde una persona agradecida por su don: “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide el Eterno tu Dios de ti, sino que temas al Eterno tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas al Eterno tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos del Eterno y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?” (Deuteronomio 10:12-13).

En Miqueas 6:8 se expresa de esta manera: “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide el Eterno de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”.

Un cambio en nuestra forma de pensar

Al igual que un dínamo físico convierte la energía mecánica en energía eléctrica, un dínamo espiritual convierte nuestra forma física de pensar en una forma espiritual. El detalle fundamental para el éxito de un dínamo es el punto de contacto.

El primer y más grande mandamiento de Dios —amar al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente— sirve como la pieza giratoria que transforma nuestra forma de pensar.

El segundo gran mandamiento, que nos insta a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, debiera ser la consecuencia natural del cumplimiento del primer gran mandamiento (Lucas 10:27). En 1 Juan 3:14 leemos: “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos”.  Sin amor abnegado, no somos nada (1 Corintios 13:2).

El Espíritu Santo produce un cambio real en nuestra actitud, una transformación espiritual que nos aleja de las preocupaciones y quehaceres de esta vida y nos lleva a complacer a Dios.

Por qué esto es importante

Lo que pensamos se traduce en nuestras acciones y,  por tanto, es importante examinar el propósito por el que vivimos. Dios pagó un alto precio por nosotros para ganar esta guerra. ¿Estamos sinceramente agradecidos de que Jesús lo diera todo por nosotros, de que él tendiera un puente entre nosotros y Dios? (Juan 14:6). ¿Le damos gracias por la verdad inspirada por Dios que tenemos el privilegio de leer cada día? (2 Timoteo 3:16-17).

¿Prestamos atención a lo que Dios nos dice, o cerramos la Biblia y olvidamos quiénes somos? (Santiago 1:22-25). Se nos ha dado una herramienta poderosa, un motor espiritual: ¿la estamos utilizando? (2 Corintios 10:4-5).

Camine en la luz

Dios ha dado su Espíritu Santo a aquellos que le obedecen (Hechos 5:32). A medida que usted ejerce el poder de Dios, este hará girar su dínamo para crear un carácter santo y justo, que a su vez alimentará su conversión para integrar la familia eterna de Dios. Una actitud que realmente cambia la vida comienza cuando dejamos que el propósito de Dios se convierta en el nuestro.

Cuanto más se someta a la guía de Dios a través del Espíritu Santo, más fluirá ese Espíritu, como el agua a través de una represa (Juan 7:38-39). Un dínamo físico que gira lentamente no puede producir suficiente energía eléctrica para iluminar una ciudad. Del mismo modo, un dínamo espiritual que gira lentamente no puede producir una luz brillante en nuestras vidas. Cristo dice: “Yo soy la luz . . . El que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).

En Mateo 25:1-13 leemos acerca de las cinco vírgenes necias y las cinco prudentes. Las necias no tenían aceite para encender sus lámparas y se perdieron el regalo más magnífico y emocionante que jamás se ha ofrecido. A Dios le complace darnos su reino. ¡No lo defraude quedándose sin combustible!

Mantengamos nuestras lámparas encendidas y nuestros dínamos en marcha. Ninguno de nosotros es lo suficientemente justo como para poder dormirse en los laureles (Apocalipsis 3:14-22). ¡Manténgase despierto! Un dínamo espiritual bien mantenido es esencial para transformar su forma de pensar. ¡Recargue su dínamo con el don del Espíritu Santo!  EC