¿Es severa la ley de Dios?
Si bien el sacrificio de Cristo reemplazó los sacrificios físicos, no abolió la ley de Dios. De hecho, él dijo haber venido para cumplir la ley (Mateo 5:17).
Los escritos de Pablo a menudo se usan para descartar cualquier ley que no sea estipulada específicamente en el Nuevo Testamento; sin embargo, Pablo se refiere a la ley como algo maravilloso cuando se trata de cómo vivir nuestra vida, pero de algo insignificante en cuanto a la salvación; esto significa que incluso si uno puede guardar la ley, esta no puede por sí misma salvarlo a uno. La Biblia claramente muestra que uno debe guardar la ley (Apocalipsis 22:14; Mateo 19:17;
Hebreos 5:9).
Somos hechos salvos por gracia, no por la observancia de la ley; sin embargo, muchos creen que pueden “escoger” cuáles leyes desean guardar siempre y cuando tengan “gracia” y “amor”. Pero, ¿cómo muestra uno amor hacia Dios, un requisito impuesto por Jesús (Mateo 22:37), si no sigue las leyes de Dios? El apóstol Juan incluso definió el amor divino como “[guardar] los mandamientos” (1 Juan 5:3).
En lo que se refiere a las leyes humanas, es crucial obedecerlas. Si estoy en Inglaterra, conduzco por el lado izquierdo de las calles y carreteras, respetando sus leyes, mientras que en los Estados Unidos lo hago por el lado derecho. No trato de imponer mi preferencia en el país que visito, sino que obedezco sus reglas.
Veamos qué pasaría si ignoráramos estas leyes de conducción vehicular creadas por el hombre: si decidimos manejar en cualquier lado de la carretera que se nos antoje, el resultado sería solo caos, accidentes y muerte, y no estaríamos mostrando amor ni a Dios ni a nuestro prójimo.
Satanás se dio cuenta de que si guardamos diferentes leyes, se produce lo que él busca: caos. Por tanto, ha engañado al mundo entero para que escoja sus propias leyes, sean estas físicas, morales o espirituales. Es imposible tener paz mundial sin una ley común.
En Estados Unidos la gente considera que la diversidad es una fuerza positiva. De hecho, puede serlo, y lo fue cuando la gente llegaba a este país en siglos pasados, se asimilaba dentro de la población y aceptaba las leyes del país. Hemos tenido una tremenda prosperidad gracias a que inmigrantes tanto antiguos como modernos han guardado las mismas leyes basadas en la Biblia establecidas por los padres fundadores. Dios promulgó una sola ley para todos en Israel (Éxodo 12:49; Levítico 24:22; Números 15:16).
No obstante, la inmigración no produce fortaleza cuando la gente lleva consigo su propio conjunto de leyes, como ha sucedido recientemente. Vemos esto cuando ciertas comunidades intentan establecer la ley sharia [ley islámica] en partes de Estados Unidos y Europa. En muchos aspectos estos dos conjuntos de leyes son tan distintos, que obedecer uno significa violar el otro.
Bajo el dominio de Satanás, el mundo en algún momento intentará crear un gobierno mundial y lo presentará como la panacea para todos los problemas de la humanidad. Pero estará basado en el camino de vida egoísta de Satanás, y jamás beneficiará a toda la gente. Antes del retorno de Cristo para dar comienzo al Milenio, veremos cómo fracasará el hombre en su intento final por gobernarse a sí mismo.
Cuando Jesús regrese, establecerá un código de leyes para todos los seres humanos y les exigirá cumplirlas. La ley de Dios traerá paz y prosperidad y la oportunidad para salvación “por gracia” para todos los que la acepten. EC