Deje su soltería en manos de Dios

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Deje su soltería en manos de Dios

Tal vez estás soltero y a menudo te preguntas por qué. Hace tiempo que estás preparado para pasar a “la siguiente fase” de la vida, pero ¿se trata solo de una fase o acaso estás destinado a quedarte así? Aunque me gustaría poder asegurarte que sí, que esto no es más que una etapa de un plan que un día incluirá el matrimonio, a cambio te contaré la inspiradora historia de un personaje bíblico. Él estaba muy consciente de que, tanto si se quedaba soltero como si algún día se casaba, la mejor manera de asegurarse una vida feliz era obedecer a Dios.

Booz era dueño de un campo de cebada cerca de Belén, y manejaba su negocio poniendo su confianza en Dios y siguiendo sus instrucciones. Una de ellas era la de dejar espigas para que las recogieran los pobres (Deuteronomio 24:19), en lugar de aprovechar hasta el último grano de la cosecha para beneficio personal. De hecho, en comparación con los campos de otros propietarios, el suyo tenía buena reputación por ser un lugar seguro para espigar (Rut 2:22).

Booz tenía un corazón bondadoso que lo impulsaba a cuidar de los demás. Proporcionó a Rut comida y agua cuando ella llegó a trabajar a su campo y se aseguró de que sus hombres dejaran a su disposición grano adicional (Rut 2:8-16). Lo que le llamó la atención de esta mujer fue la forma en que servía a los demás, una virtud que él mismo tenía y practicaba.

Pero la confianza de Booz en Dios en realidad fue puesta a prueba inmediatamente después de proponerle matrimonio a Rut. Ciertamente, Booz había esperado un tiempo para encontrar una compañera. En Rut 3:10 expresa su gratitud porque Rut lo ha elegido a él y no a un hombre más joven. Sin embargo, se enfrenta a un dilema: aunque es pariente cercano de Noemí, no es, como ella había supuesto, el pariente redentor de su familia (redimir significaba hacerse responsable de casarse con la viuda y proporcionar un heredero al difunto). Esto significaba que Booz no tenía la primera opción para casarse con Rut, por mucho que lo deseara (Rut 3:12-13).

Su respuesta natural pudo haber sido desesperarse y lamentarse de lo injusta que era la vida. Tal vez Booz se había enfrentado al rechazo o a esperanzas frustradas anteriormente, en sus años de soltería. Pero Noemí sabía que su pariente era un hombre de acción y le aseguró a Rut que “aquel hombre no descansará hasta que concluya el asunto hoy” (Rut 3:18). Booz confiaba en Dios y en su voluntad para su vida lo suficiente como para actuar valientemente a pesar de lo incierto del resultado.

Rut 4:1-12 detalla el encuentro entre el pariente redentor y Booz y cómo este siguió todos los procedimientos legales apropiados, incluso asegurándose de que hubiera testigos presentes. Y aunque el pariente inicialmente estaba ansioso por redimir la tierra, Booz esperó el momento oportuno para presentar la condición: junto con la redención había una responsabilidad. Si Booz hubiera tomado el asunto en sus propias manos y hubiera intentado casarse con Rut a cualquier costo, podría haber provocado una terrible batalla legal. Pero al ser honesto, confiar en que Dios tenía la situación bajo control y presentar los detalles cruciales de la herencia en el momento adecuado, Booz tuvo éxito.

Todo esto no quiere decir que al dejar en manos de Dios nuestras relaciones siempre obtendremos el tipo de resultado que deseamos. El pariente de Booz podría haber dicho: “Claro, la redimiré”. Pero tal como Rut había tomado la decisión de seguir a Dios, incluso cuando la llevó a la desconocida ciudad de Belén, Booz había decidido seguir a Dios en todos los ámbitos de su vida.

¿Significa esto acaso que si depositas tu confianza en Dios tendrás que esperar mucho tiempo por una pareja? Tal vez; ¿pero no es mejor eso que tomar una decisión de la que quizá tengas que arrepentirte? Las consecuencias de transar con el camino de Dios para conseguir un cónyuge no valen la pena.

No obstante, Booz no se quedó de brazos cruzados cuando puso su situación sentimental en manos de Dios. A pesar de todo, tomó medidas (legítimas) para remediar la situación. Encontró formas de servir a Rut, se las ingenió para pasar tiempo con ella y, llegado el momento, estuvo dispuesto y preparado para afrontar una conversación difícil que sabía que era necesaria.

Hay muchas formas en las que tú, como soltero, puedes obedecer y servir a Dios. Probablemente puedes relacionarte con quienes se sienten excluidos. Busca a personas de la Iglesia y de tu comunidad que a menudo están solas, y encuentra maneras de hacerlas sentirse incluidas.

Para aquellos que están confinados y no pueden salir, que alguien les escriba una tarjeta o se tome el tiempo de llamarlos por teléfono hace una enorme diferencia. En los servicios de la Iglesia, procura acercarte a las personas que asisten solas y encuentra formas de ayudarlas. Tal vez se trate de un padre o una madre cuyo cónyuge no asiste y está muy ocupado cuidando a los niños, lo que le deja pocas oportunidades para conversar. O quizá haya un visitante que ha venido por primera vez y no conoce a nadie lo suficientemente bien como para sentirse cómodo iniciando una conversación.

Dedica tiempo a acercarte a los adolescentes, que a menudo se sienten muy solos en congregaciones pequeñas llenas de miembros mayores. Esto es especialmente recomendable si eres joven y soltero, ya que a los adolescentes les puede resultar más fácil relacionarse contigo que con una pareja con hijos o con personas de la tercera edad y tal vez jubiladas.

Al mantener estas conversaciones y acercarte a otras personas de todas las edades, no te limites a escucharlas; hazles además preguntas que te permitan conocerlas mejor. Pregúntales cómo les va, cuáles son sus intereses y necesidades, etc. Así podrás desarrollar el hábito de preocupación por los demás que caracteriza a los siervos de Dios, como fue el caso de Booz.

Si te sientes atascado en esta fase de la vida, analiza cómo puedes seguir fielmente las instrucciones de Dios. Esperar en Dios no significa resignarse a meses o años de inactividad. Solo asegúrate de “[hacer] todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31). Deja que Dios guíe tus relaciones y asegúrate de darle las gracias mientras te conduce hacia el futuro que ha planificado para ti.  EC