Cómo lidiar con la ansiedad en un mundo cada vez más estresante
Cómo entender el estrés: Sus causas y efectos
El estrés es una reacción natural a los desafíos y situaciones amenazantes que nos presenta la vida. En muchos casos cumple una función importante, ya que puede motivar a la acción, a resolver problemas e incluso a asegurar la preservación de la vida en situaciones peligrosas.
El estrés puede deberse a sucesos y circunstancias externos, como las exigencias del trabajo, presiones económicas o cambios inesperados en la vida, cosas que a menudo escapan a nuestro control inmediato. También puede surgir de factores internos, como nuestros pensamientos, percepciones y respuestas emocionales, áreas en las que sí tenemos cierto control. La forma en que percibimos las situaciones angustiantes y cómo reaccionamos ante ellas tiene un gran impacto en el nivel personal de estrés que sobrellevamos.
Si bien el estrés a corto plazo puede ser útil para motivarnos a actuar, el estrés crónico o a largo plazo puede afectar gravemente nuestra salud física y mental. Con el tiempo, puede acarrear problemas de salud como enfermedades cardíacas, obesidad, hipertensión arterial y depresión.
El estrés a largo plazo y su impacto sobre la salud
Para reducir el riesgo de problemas de salud debidos al estrés, es importante desarrollar hábitos de vida saludables. A continuación citamos algunos hábitos básicos que pueden ayudar a controlar el estrés y favorecer el bienestar general:
Haga del sueño una prioridad:
Procure que su sueño sea de calidad, de entre siete y nueve horas cada noche. El descanso adecuado es esencial para el equilibrio emocional, la función cerebral y la salud física.
Manténgase activo y pase tiempo al aire libre; haga ejercicio por lo menos 30 minutos, de tres a cinco veces por semana. La actividad física aumenta la producción de serotonina y endorfinas, sustancias químicas del cerebro que combaten de forma natural la ansiedad y la depresión.
Aliméntese bien:
Una dieta equilibrada y nutritiva favorece la química cerebral y mejora los mecanismos del cerebro para afrontar situaciones. Los alimentos ricos en nutrientes ayudan a regular el estado de ánimo y los niveles de energía.
Evite las conductas adictivas:
Los métodos poco saludables para liberar la presión como la pornografía, el consumo excesivo de licor, el uso de drogas ilegales, los juegos de azar y comprar compulsivamente pueden ofrecer un alivio temporal, pero a menudo empeoran el estrés y provocan daños a largo plazo. Busque formas saludables de procesar y resolver los retos emocionales.
Cómo superar tiempos difíciles
¿Cómo tener paz y tranquilidad en situaciones difíciles? En momentos estresantes y complicados es esencial mantener una mentalidad enfocada en Dios, que contraste con las angustiosas actitudes fomentadas por el mundo y por nuestro adversario, Satanás el diablo. Desarrollar hábitos espirituales cimentados en la fe puede ayudarnos a tener paz genuina, incluso en medio de las tormentas de la vida.
Siete formas de encontrar la calma en momentos de estrés
1. Confíe en Dios: Ponga su confianza en el poder y sabiduría de Dios y espere en él. Recuerde que él tiene el control, incluso cuando las circunstancias son abrumadoras. “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3).
2. Enfóquese en el momento presente: Evite caer en la trampa del remordimiento acerca del pasado o en la ansiedad por el futuro. Jesús nos enseñó a no preocuparnos por el mañana (Mateo 6:34). Vivir el presente ayuda a reducir el miedo y nos ayuda a darnos cuenta del cuidado constante de Dios.
3. Busque la paz de Dios: Él ofrece una paz que sobrepasa todo entendimiento humano (Filipenses 4:6-7). Dedique tiempo a orar, a estar en silencio y pedirle la calma que solo él puede brindar.
4. Mantenga una actitud agradecida: Hacer un hábito de la gratitud aleja la atención de los problemas y la enfoca en las bendiciones de la vida. Ser agradecidos alimenta la satisfacción y renueva la mente. “Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos” (Colosenses 3:15).
5. Deshágase de las cargas: No tiene por qué cargar todo usted solo. Descargue sus preocupaciones sobre Dios (1 Pedro 5:7), confiando en que él cuida de usted y le dará la fuerza que necesita.
6. Medite en la Palabra de Dios: Las Escrituras son una fuente de verdad, consuelo y dirección. Reflexionar sobre las promesas de Dios ayuda a reordenar nuestra forma de pensar según su perspectiva, especialmente en momentos de estrés. “En tus mandamientos meditaré; consideraré tus caminos” (Salmos 119:15).
7. Busque apoyo en la Iglesia: Usted no está solo. Apóyese en su familia espiritual para recibir ánimo, oración y ayuda práctica. “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo” (Gálatas 6:2).
Reconsidere sus pensamientos: El poder de la fe para reducir el estrés
La ansiedad suele surgir cuando el cerebro advierte una amenaza, sea esta real o imaginaria. En cualquier caso, se activa la respuesta del cuerpo al estrés. Por eso, aprender a reformular sus pensamientos y ver los retos a través del prisma de la fe y la verdad puede ser muy reanimador. Si cambiamos intencionalmente los pensamientos de ansiedad por otros positivos y llenos de fe basados en la Palabra de Dios, podemos reducir o incluso eliminar el estrés, fortaleciendo así nuestra resiliencia emocional y espiritual. EC