¿Qué es una parábola? ¿En qué consiste? Es un relato ficticio que, no obstante, refleja la vida cotidiana y procura enseñar una verdad o una lección moral. Cada detalle de la parábola refuerza el tema principal, aunque no se debe tratar de ver en cada uno de sus puntos, alguna aplicación o un significado espiritual específico.

En sus enseñanzas, Jesús recurría con frecuencia a las parábolas por dos razones principales: la primera, para revelar la verdad a los que creían en él y segundo, para ocultar esa misma verdad a quienes finalmente la rechazaban o se empeñaban en no recibirla.

Esta palabra proviene del griego que significa comparar, lograr, similitud, es decir una narración simbólica moral o figurada. El término hebreo de esta palabra es mashál cuyo significado es adagio, poema, ejemplo, máxima y substanciosa. Comprende desde los dichos cortos sentenciosos y a veces enigmáticos. Muchos de los dichos de Jesús se acercan a una parábola, por ejemplo: Mateo 11:27. También podemos afirmar que la parábola es un simil elaborado donde el relato, aunque ficticio, es verosímil. en total contraste con la fábula.

Podemos interpretar correctamente una determinada parábola siguiendo algunas recomendaciones como las que damos a continuación:

Se puede determinar el momento o circunstancia en que ésta se emite analizando la razón por la que fue contada. Podemos averiguar su intención explicita y la aplicación de su mensaje para quienes la oyeron, sin tratar de forzar un sentido extra, más allá de lo que claramente expresa.

Debemos identificar la idea de una parábola, analizando el punto central de su énfasis, sin pretender interpretar independientemente los detalles secundarios, y sin sacar el contexto de la idea principal.

Es preciso identificar los detalles más sobresalientes sin tratar de identificar sentidos ajenos poco pertinentes a su tema central, porque puede perder su sentido principal.

Desde el punto de vista literario, la parábola es una de las once figuras retóricas que se encuentran inmersas en las Sagradas Escrituras, y se diferencia de la alegoría en el sentido de que la parábola tiene un punto central, enseña una sola verdad, en el que cada detalle refuerza y da énfasis al tema central, siendo su relato independiente de su interpretación y su aplicación directa sigue a la parábola. La parábola no establece ninguna doctrina adicional basada en una sola fuente de enseñanza. En realidad es un método llamativo de enseñanza indirecta que índice al pensamiento y acción; es de fácil asimilación y sus aplicaciones de quienes la reciben y entienden, resultan altamente edificantes e inolvidables.

Como parte integral de la proclamación de Jesús, sus parábolas enfocan y hacen un énfasis general en el futuro Reino de Dios. En ese sentido podemos dar tres enfoques en el desarrollo de este tema.

1. La inminencia del Reino muestra la inminencia que tiene que ver con el destino final de toda la humanidad, y principalmente con el futuroi de los llamados a ser primogénitos de la familia de Dios, bajo el primogénito de toda la creación, nuestro Salvador y Rey, Jesucristo.

2. Sin hacer mucho énfasis en el destino que correrán quienes declinan ser participantes del Reino que Dios nos ofrece gratuitamente, Jesús subraya más bien en el gozo que experimentarán los afligidos, los humildes, y los pecadores arrepentidos y oprimidos como el caso de las parábolas de la oveja perdida, la moneda perdida y el retorno del hijo pródigo.

3. Las parábolas de nuestro Maestro que enfocan en la inminencia de la venida del Reino, demandan que los hombres se arrepientan, tengan una fe viva por medio de la obediencia, amor y sinceridad, siendo hacedores de su Palabra, para ser dignos de entrar aquel día, en el gozo de nuestro Padre, y estar de pie delante del Hijo del Hombre en la segunda venida de nuestro amoroso Rey de reyes.

Las parábolas de Jesús no solo nos muestran su extraordinaria creatividad en las enseñanzas sino que además constituyen un permanente desafío a los deberes éticos, morales y honorables para el hombre de todos los tiempos.

Sabemos que la fuente misma de sabiduría, proviene de Dios, porque goza de un pensamiento evidentemente práctico para el ser humano, con un sentido de destreza total, apoyado en el discernimiento espiritual basado en la enseñanza y sensatez, para saber actuar en nuestra vida diaria, con cordura, prudencia, juicio, discreción y madurez espiritual.

Si bien estas sabias instrucciones las conocemos a través de los años, no por ello, dejamos de tropezar muchas veces. Por ello es preciso desarrollar el mayor esfuerzo posible para aplicar, cada vez más y de la mejor manera posible, lo que sabemos con lo que hacemos, desarrollando nuestra vida diaria, bajo la poderosa guía y sabiduría de nuestro misericordioso Dios.

Es obvio que resulta imposible pretender analizar todas las parábolas de Jesús con el detalle que quisiéramos como tema central del actual calendario que ponemos a su alcance y consideración, de ahí que, nuestra intención se limita exclusivamente a un sencillo acercamiento de las preciosas e impactantes enseñanzas de nuestro Pastor de pastores, Jesucristo.