#347 - Apocalipsis 2:18-29
"La Iglesia en Tiatira"
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#347 - Apocalipsis 2:18-29: "La Iglesia en Tiatira"
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La pregunta que surge en la mente es: ¿Por qué se mencionan las obras de esta pequeña iglesia como si estuviera haciendo una “gran labor”? Es probable que Tiatira fuera la más pequeña de las siete ciudades y estaba lejos de la pujante costa. Por eso tiene más sentido considerar que la evaluación de Cristo también describe proféticamente a una Era de la Iglesia, aquí en su cuarta etapa histórica en vez de solo tratar problemas locales de una pequeña iglesia mientras Juan estaba exiliado en la isla de Patmos.
Como relata el autor John Walvoord, “Muchos expositores creen que, además del mensaje normal a estas siete iglesias, también representan etapas espirituales y cronológicas de la Iglesia. Ellos señalan que el mensaje a Éfeso encaja más o menos con la época apostólica y que el progreso de problemas espirituales culminan con la Iglesia de Laodicea que describen el estado final de apostasía de la iglesia… El orden de los mensajes a las iglesias parece estar divinamente seleccionado para explicar proféticamente la historia de la Iglesia” (La Revelación de Jesucristo, 1989, pp. 51-52).
Por eso, Cristo los exhorta: “Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto: Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras’” (Ap 2:18-19).
El nombre de Tiatira, que significa “hija”, corresponde al nombre de una hija nacida del rey Seleuco I en 290 a.C. La ciudad estaba a 60 kilómetros al este de Pérgamo y era la más pequeña de las siete. Situada en el fértil valle del río Lico, era un pueblo mercantil, pero carecía de importancia política. Se destacó por su agricultura, trabajo en bronce, gremios, el oráculo caldeo y la tintura púrpura. De hecho, en Hechos 16:14 dice que Lidia era “una vendedora de púrpura de la ciudad de Tiatira”.
El Comentario Expositor relata: “Asociado con su comercio había un extenso gremio y sindicato comercial que debió desempeñar un papel destacado en la vida social, política, económica y religiosa de la ciudad. Cada gremio tenía su propia deidad patrona y festividades religiosas que incluían desenfrenos sexuales”. Esto era una gran tentación para miembros de la iglesia que pertenecían a esos gremios y, por lo que Cristo escribe, algunos transaron con la fe.
Es más, Cristo se presenta como el que tiene “ojos como llama de fuego”, símbolos de su ira hacia el pecado y quien “escudriña las mentes y los corazones” (v. 23). Sus pies como bronce fino indican tener una base sólida para emitir juicios.
Jesús primero los alaba por su dedicada labor de amor, servicio, fe y perseverancia, profetizando que la última etapa de sus obras sería mayor que la primera. De nuevo, eso suena como un largo período de tiempo y no solo unos pocos años. Luego sigue: “Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos. Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación. He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella. Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras. Pero a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esa doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás, yo os digo: No os impondré otra carga, pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga” (vv. 20-24).
El Comentario del Púlpito dice: “El que condena la ‘sinagoga de Satanás’ en Esmirna y el ‘trono de Satanás’ en Pérgamo, aquí condena las ‘cosas profundas de Satanás’ en Tiatira.” Como los Nicolaítas habían mezclado las creencias paganas en Pérgamo, así esta profetisa enseñó laxitud sexual y el comer alimentos sacrificados a ídolos, en otras palabras, violaciones claras de las leyes de Dios que se encuentran en el decreto de Jerusalén de Hechos 15”.
Ahora “Jezabel”, tal como “Balaam”, es un símbolo de una religión falsa que opera dentro y fuera de la Iglesia de Dios. Este grupo, encabezado por ella, estaba enseñando “las profundidades de Satanás”. El erudito Meyer afirma: “La ‘mujer Jezabel’ está representada como una maestra de carácter Balaamita o Nicolaitana”. De hecho, allí había un famoso santuario caldeo, justo como el de Pérgamo, pero este tenía una falsa profetisa a cargo, llamada “Sibil Sambate”, que lideraba los misterios babilónicos, o sea, las profundidades de Satanás.
Gill señala: “Las cosas profundas son aquellas que están ocultas a la vista, y por eso la palabra se usa para denotar misterios, o propósitos profundos”. Por eso, a través de una falsa profetisa que se hacía pasar por cristiana, algunos estaban mezclando sus creencias con esta religión pagana de misterios y cometiendo “fornicación espiritual”, tal como ocurriría en la Edad Media a través del papado.
De hecho, Pablo dijo que “el misterio de la iniquidad” ya operaba en su época. El mismo Juan advirtió: “Así ahora han surgido muchos anticristos… Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros” (1 Jn 2:18-19).
Así pues, si consideramos que esta era de la Iglesia comienza alrededor del año 1000 d.C., empieza cuando los Paulicianos y Bogomiles, con su obra en Turquía extinguida por las persecuciones bizantinas, se trasladan a la zona de los Balcanes e inician una obra en Europa, especialmente en el norte de Italia y el sur de Francia… Estarían dentro del período llamado la Edad Oscura, aproximadamente del año 1000 hasta 1585. Esta cuarta etapa cubriría estos siglos intermedios, entre las etapas iniciales de la Iglesia y las últimas etapas. Sería uno de los períodos más sangrientos para la Iglesia, que incluía resistirse a “las profundidades de Satanás” cuando los Papas, en su mayoría inmorales, alcanzarían el poder absoluto, desatando Cruzadas sangrientas contra ellos e iniciando la horrorosa Inquisición.
El autor Ivor Fletcher relata: “En el siglo IX, la mayoría [de Paulicianos y Bogomiles] se habían alejado tanto de las verdades bíblicas que recurrieron a soluciones políticas o militares para sus problemas de persecución. Anatolia (en Turquía), una de las primeras sedes paulicianas, quedó desolada por las décadas de guerra; por lo tanto, la era de “Pérgamo” de la verdadera Iglesia llegó a su triste fin”.
“La próxima era de la Iglesia de Dios, ‘Tiatira’ (Ap. 2:18-29),” sigue Fletcher, “inició una obra de cierta importancia alrededor del año 1000 d.C. Aunque tenía su… centro de operaciones en los montes y valles del norte de Italia y en el sur de Francia, su labor se extendió rápidamente a grandes áreas de Europa e incluso a Gran Bretaña. Los nombres más comunes para estas personas eran ‘Vaudois’ o ‘Valdenses’. ‘Los valdenses’, dice el historiador Popliner, ‘se esparcieron no solo por Francia, sino también en Gales, España, Inglaterra, Escocia, Italia, Alemania, Bohemia, Sajonia, Polonia y Lituania (Variaciones del Papismo, p. 52). [El historiador] Crosby nota que: ‘En la época de Guillermo el Conquistador (1070 d.C.) y su hijo William Rufus, parece que los valdenses y sus discípulos de Francia, Alemania y Holanda... abundaban en Inglaterra. La herejía berlingaria o valdense, como lo llama el historiador, alrededor del año 1080, se esparció por toda Francia, Italia e Inglaterra (La Increíble Historia de la Verdadera Iglesia de Dios, p. 154-155).
Los primeros líderes de esta era, fueron Pedro de Bruys y su discípulo Enrique. “La evangelización de los Paulicianos y Bogomiles de la región alpina", dice Fletcher, “produjo una cosecha fructífera de conversiones, tanto, que el Papa [Urbano II] en 1096 describió al Valle de Luís en Francia, como ‘infestado de herejía’. Fue en estas regiones, en Embrun, Francia, que Pedro de Bruys, alrededor del año 1104, comenzó a predicar un mensaje de arrepentimiento del pecado… él rechazó el bautismo infantil y solo personas mayores de edad fueron bautizadas… Luego que Pedro fue capturado y quemado en la hoguera [en 1126], su discípulo, Enrique, asumió el cargo de apóstol y continuó con la obra. Fueron acusados por la Iglesia Católica de ser fieles a toda la ley de Dios, incluyendo la observancia del sábado… Enrique fue quemado en Toulouse, Francia en 1147; sin embargo, otras fuentes afirman que murió en prisión en 1149” (p. 157).
Trágicamente, este período incluye los ataques más sangrientos contra la iglesia de Dios, con el Papa y el Emperador trabajando juntos bajo el Sagrado Imperio Romano. El papado alcanza el máximo poder, incluso humillando a un emperador (Enrique IV en Canossa en 1077). Así logra destruir la mayoría de las ‘obras’ de los primeros 150 años de esta era de la Iglesia, pero luego viene una obra mayor con Pedro Waldo y puede cumplir con la predicción de Cristo de que en esta era ‘las obras postreras serían mayores que las primeras” (Ap 2:19). Pedro Waldo aparece ahora en el escenario, probablemente el líder de la Iglesia más dinámico en cientos de años. “Fue en este instante de la historia [1160]”, dice Fletcher, “que Pedro Waldo, quizás el líder más importante de esta era de la Iglesia, comenzó a predicar. Era un exitoso y rico comerciante de Lyon, Francia, que quedó conmovido por la muerte súbita de un amigo. Se preguntó, “Si yo hubiera muerto, ¿qué habría sido de mi alma?” ... Estudió la Biblia por su cuenta y se sabe que se fue, junto con un grupo de seguidores, a Picardía, en el norte de Francia. Después de sufrir persecución en esa área, se trasladaron a Flandes y Holanda. En 1182, muchos conversos de esas regiones se unieron a su causa. Dondequiera que iban, los valdenses llevaban consigo una traducción propia de la Biblia al vernáculo… Por el rápido crecimiento, establecieron un colegio para capacitar a ministros y otros obreros… Los artículos y folletos fueron escritos y copiados a mano y se entregaron en forma gratuita” (págs. 161-162).
La influencia de Waldo ganó tantos conversos que el Papa Inocencio III inició una cruenta cruzada contra ellos, llamada la Cruzada Albigense (1209-1229), una guerra que duró 20 años en el sur de Francia. El Papa usó al rey de Francia para llevar a cabo la guerra y virtualmente los eliminó de esa región. No obstante, el trabajo de Waldo continuó, ya que predicadores valdenses llegaron a Inglaterra, donde fueron llamados Lollardos, por el predicador valdense Walter Lollardo que fundó una poderosa obra allí en 1315. Parece que sabían que eran la cuarta era de la Iglesia, porque en su sello había un candelabro donde se destacaba la cuarta estrella.
“La era de Tiatira de la Iglesia tenía severos problemas internos debido a que algunos transaban con la falsa doctrina”, agrega Fletcher. “En un antiguo libro valdense sobre el Anticristo [1120], encontramos que la 'Jezabel' de la profecía bíblica se equiparaba con el papado romano. La iglesia romana durante la Edad Media usó varios medios de persecución para inducir a los valdenses a participar en los servicios dominicales y en la misa católica. Muchos cedieron y cometieron ‘fornicación’ espiritual, incluso permitieron a los sacerdotes católicos a ‘bautizar’ a sus hijos pequeños. Generaciones de convivencia con el pecado llevaron a la Iglesia de Tiatira a alejarse gradualmente de sus doctrinas. Para 1380, muchos miembros ya no tenían la fe para confiar en Dios para su protección y comenzaron a usar la fuerza militar para resistir a sus perseguidores. Esto fue a pesar del hecho que Dios, en varias ocasiones, había milagrosamente creado que un muro de densa niebla para separar a los valdenses de sus enemigos… La mayoría, en el siglo XV, ya había olvidado que la Iglesia de Dios es un pueblo santo que usaba armas espirituales en vez de físicas (1 P 2:9) ... Hay indicios que el sábado fue rechazado por los valdenses en esta fecha, o tal vez antes… En el Sínodo de Chanforal [1532], los valdenses se declararon solidarios con los calvinistas y la reforma protestante. A partir de ese momento, copiaron cada vez más los caminos de las iglesias protestantes. La historia posterior del movimiento valdense está dominada por la persecución. Este período seguramente debe ser clasificado como uno de los episodios más negros en toda la historia de la inhumanidad del hombre hacia sus semejantes. Dios parece haber permitido la masacre masiva de multitudes de estas personas, quizás para inducirlas, a través de estas severas pruebas, a arrepentirse y regresar a las antiguas doctrinas verdaderas y su manera de vida piadosa” (p. 166).
Cristo termina la carta diciendo: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre; y le daré la estrella de la mañana” (Ap 2:26-29).
Según sus registros, existen unos 45,000 valdenses hoy día, mayormente en Italia. Samuel Bacchiocchi, el famoso historiador adventista, era de una iglesia valdense en Italia. Parece que algunos en el tiempo final, sacudidos por los eventos devastadores, volverán, como en el pasado, a guardar todos los mandamientos incluyendo el sábado y Fiestas Santas.
A los que vencen, Cristo les promete que gobernarán bajo él en el Milenio. En el griego. el término “gobernar” significa “pastorear”, e indica que gobernarán amorosamente a esas ciudades futuras, y, sin embargo, también tendrán la vara de hierro del pastor, lista para castigar a los que se rebelan y atacan al pueblo de Dios, probablemente al principio del Milenio y al final (Ez 38-39, Ap 20:9). Con respecto a darnos la “estrella de la mañana”, es una referencia al esplendor del planeta Venus a medida que se eleva justo antes del amanecer. Es el objeto más brillante después del Sol y la Luna. Cristo es descrito como tal en Apocalipsis 22:16. De manera similar, los santos brillarán en su gloria cuando resuciten en la Primera Resurrección (Dn 12:3, Mt 13:43).e