#216 - Jonás 1-4: "La historia de Jonás y Nínive"

#216 - Jonás 1-4

"La historia de Jonás y Nínive"

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El famoso crítico literario y escritor inglés, Charles Reade dice de este libro, “El libro de Jonás es el relato más hermoso escrito en forma tan breve”. Fue profeta durante el reinado de Jeroboam II, alrededor de los años 793-753 a.C. El poder dominante de la región era Asiria, cuyo imperio duró casi trescientos años, desde 900-607 a.C. Jonás fue enviado por Dios para advertirles a los habitantes de Nínive, la capital de Asiria, que pronto serían destruidos si no se arrepentían.

Halley explica: “Jonás fue nativo de Gat-hefer [cerca de Capernaum, donde más tarde fue la jefatura del ministerio de Jesús]. Vivió bajo el reinado de Jeroboam II, que recobró algo del territorio perdido de Israel (vea 2 Reyes 14:25 donde menciona a Jonás)… Así pues, Jonás fue llamado por Dios para prolongar la vida de la nación enemiga que aún entonces estaba en proceso de exterminar a su propia nación. No es extraño que huyera en dirección opuesta… por el temor patriótico contra una máquina militar brutal y sin misericordia que ya cercaba al pueblo de Dios” (p.325). En pocos años más, los asirios comenzarían a atacar y conquistar la nación norteña de Israel donde vivía Jonás.

Así podemos entender la reacción de Jonás cuando le dijo Dios que fuera a Nínive. “Vino palabra del Eterno a Jonás hijo de Amitai, diciendo: Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí. Y Jonás se levantó para huir de la presencia del Eterno a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia del Eterno” (Jonás 1:1-3).

¿Por qué huyó Jonás? Jonás entrega la respuesta más tarde: “Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal” (Jonás 4:2). Aquí revela que no quiso predicarles a los ninivitas por temor a que Dios los perdonara. Jonás quería verlos destruidos en vez de perdonados por toda su maldad.

Al contemplar la posibilidad del perdón por parte de Dios, Jonás rehusó obedecerlo y huyó al lugar más lejano en ese entonces, a Tarsis, o Tartessos, que parece estar en España. “Existe en griego el nombre de Tartessos, explica el Diccionario Ilustrado de la Biblia, ‘que se aplica a una vaga región en el sur de España’. La semejanza entre los nombres es grande. Además, desde muy temprano los fenicios comerciaban con el sur de España, de donde importaban metales” (p.644).

Aunque Jonás se sentía seguro lejos de la tierra de Dios, tal como el hijo pródigo, Dios Padre no había terminado con él y necesitaba aprender una lección de obediencia. “Pero el Eterno hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave. Y los marineros tuvieron miedo, cada uno clamaba a su dios… pero Jonás había bajado al interior de la nave, y se había echado a dormir… Y dijeron cada uno a su compañero: “Venid y echemos suertes, para que sepamos por causa de quién nos ha venido este mal. Y echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás” (Jonás 1:4-7).

Viaje de Jonás a Társis y de vuelta

Respecto a echar la suerte, normalmente era una forma de pedir a los dioses o a Dios que escogiera los resultados. Más tarde se convirtió también en un juego de azar. Hoy día la palabra “lotería” viene de echar “lotes” o partes de algo. En ese entonces, se usaban piedras con colores que se colocaban en una bolsa y la primera que salía era la escogida. Acerca de la lotería y los juegos de azar, el Dr. McGee comenta: “Considero que los juegos de azar son una terrible maldición. Creo que el uso de las loterías y los juegos de apuestas para recaudar fondos para el gobierno finalmente van a corromper a nuestro pueblo y nación. Al final, será mucho más destructivo que útil”. Por eso, hay que resistir las tentaciones de participar en este vicio que atrapa y termina arruinando a muchas personas.

En el caso de los marineros, le pidieron a los dioses que les mostraran por qué había aparecido esta extraña tormenta en una temporada benigna para la navegación. Al ver que Jonás era el culpable, le preguntaron por qué había huido de la presencia de Dios y qué podían hacer para apacentar el mar. Jonás respondió: “Tomadme y echadme al mar, y el mar se os aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros. Y aquellos hombres trabajaron para hacer volver la nave a tierra; mas no pudieron, porque el mar se iba embraveciendo más y más contra ellos. Entonces clamaron al Eterno y dijeron: Te rogamos ahora, Eterno, que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros la sangre inocente; porque tú, Eterno, has hecho como has querido. Y tomaron a Jonás, y lo echaron al mar; y el mar se aquietó de su furor. Y temieron aquellos hombres al Eterno con gran temor, y ofrecieron sacrificio al Eterno, e hicieron votos. Pero el Eterno tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás; y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches. Entonces oró Jonás al Eterno su Dios desde el vientre del pez, y dijo: Invoqué en mi angustia al Eterno, y él me oyó; desde el seno del Seol clamé, y mi voz oíste... Las aguas me rodearon hasta el alma, rodeóme el abismo; el alga se enredó a mi cabeza… Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé del Eterno y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo… yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; pagaré lo que prometí [obedecerlo en todo]… la salvación es del Eterno. Y mandó el Eterno al pez, y vomitó a Jonás en tierra” (Jonás 1:12-2:10).

El relato de Jonás en el vientre del pez ha sido uno de los blancos favoritos de los críticos liberales. Muchos profesores universitarios lo usan para mostrar lo ridículo que les parece esta historia. Dicen que la ballena tiene una garganta demasiado angosta para poder dejar pasar a un hombre. Sin embargo, hay bases científicas para mostrar que un hombre puede ser tragado y sobrevivir en el estómago de un gran pez.

Primero que nada, el término bíblico no es “ballena” sino “gran pez”, y puede referirse a varias especies de grandes criaturas marinas. Aunque es cierto que la mayoría de las ballenas tienen gargantas estrechas y filtran la comida, hay dos tipos de ballenas que pueden tragarse un hombre: la ballena azul y el cachalote.

Dimensiones de distintas criaturas marinas respecto al ser humano

La ballena azul, ese mamífero acuático que es la criatura más grande de nuestro planeta, filtra la comida a través de unas barbas, o un tipo de cadazo, mientras que el cachalote tiene más dientes y una garganta muy amplia.

Comenta el Dr. McGee sobre la ballena azul: “Tiene una forma interesante de comer. Abra su enorme boca al bajar su mandíbula inferior y nada a gran velocidad por el agua. Luego de filtrar el agua, se traga todo lo restante. En 1933 se capturó una inmensa ballena azul de treinta y tres metros de largo cerca de Cabo Cod, EE.UU. La boca tenía cerca de 4 metros de ancho, y era tan grande que fácilmente podía haberse tragado no sólo a un hombre, sino a un caballo. Estas ballenas tienen entre cuatro y seis compartimientos en sus estómagos cualquiera de los cuales puede fácilmente alojar a varios hombres. Hasta podría escoger cuál de las celdas prefieren puesto que la cabeza de la ballena tiene un lugar para almacenar el aire. Es una inmensa cavidad nasal que puede tener hasta dos metros de altura por lo mismo de largo. Si la ballena encuentra que se ha tragado algo desagradable, nada hasta la cosa más cercana y vomita el contenido, tal como se hizo con Jonás. Un diario norteamericano cita el testimonio del Dr. Ransome Harvey sobre un perro que cayó al mar y seis días más tarde fue encontrado en la cavidad nasal de una ballena arponeada. Todavía estaba vivo y ladrando.

Otro comentarista escribe: “En su libro, El Viaje de los Cachalotes, Frank Bullen describe la captura de una ballena cachalote cuyo estómago arrojó un tiburón de 5 metros de largo. En 1891, el ballenero La Estrella de la India estaba cerca de las islas Malvinas. Divisaron un cachalote y dos botes lo persiguieron. Con la cola la ballena derribó a unos de los botes, y se ahogó uno de los marineros mientras que el otro, James Bartley, desapareció. Luego de dos días, la ballena fue capturada. En el tercer día fue encontrado el marinero en el estómago de la ballena, inconsciente, pero vivo. Luego de bañarlo con agua de mar, revivió. Después de tres semanas se habría recuperado completamente y volvió a sus tareas marinas. Pero su cabeza, cuello y manos quedaron blanqueadas completamente por el ácido gástrico del estómago de la ballena. Bartley comenta que fácilmente podría haber seguido vivo y despierto dentro de esa “casa de carne” al no ser que se desmayó del susto y no por falta de aire” (Gleason Archer, A Survey of the Old Testament Introduction “Un repaso de la introducción del Antiguo Testamento”, 1964, p. 302).

La otra criatura marina que se conoce haber tragado un hombre es el tiburón ballena. McGee relata: “Cerca del Canal inglés, al intentar arponear un tiburón ballena, un marinero inglés se cayó del barco y fue tragado por ese enorme pez. Dos días después apareció el tiburón ballena de nuevo y lo capturaron. Al interior estaba el marinero inconsciente pero todavía vivo. Lo llevaron al hospital en estado de shock donde más tarde le dieron de alta. Se ganó un empleo al ser exhibido en el Museo de Londres como “el Jonás del Siglo Veinte”. En 1926, el Dr. Rimmer visitó al hombre y notó que carecía de pelo y su piel era amarillenta como un pergamino”. De modo que lo que le pasó a Jonás ha sucedido en ocasiones a otras personas.

Al encontrarse Jonás en la tierra firme, Dios le dijo por segunda vez: “Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré. Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra del Eterno. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino” (Jonás 3:1-3). No hubo quejas esta vez.

Respecto a Nínive, Unger comenta: “se demoraba tres días para recorrer el complejo de suburbios que formaban la gran metrópoli. La ciudad olvidada y enterrada hace ya tanto tiempo ha sorprendido a los arqueólogos al resurgir del polvo a partir de 1843. Se trataba de un complejo de ciudades como la moderna Nueva York. Incluía a Cala al sur, Resén entre Cala y Nínive propiamente dicha y Rehoboth-ir al oeste de la capital” (p.425). La ciudad tenía dos grandes murallas y la interior era de 15 metros de ancho y 30 m. de alto.

Según los registros asirios, la ciudad había sufrido recientemente el azote de dos terribles plagas y un eclipse total de sol. Se consideraban como señales de la ira divina y podían haber predispuesto a los habitantes a escuchar la advertencia de Jonás. Es probable también que Jonás pudo mostrarles las evidencias en su cuerpo de ser tragado por un gran pez.

Sea como sea, los habitantes creyeron las profecías de Jonás. “Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida. Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos. Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales… no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua; sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos. ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos? Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo. Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó” (Jonás 3:4-4:1).

Al saber que se habían arrepentido de sus pecados, Jonás se deprimió. Como eran enemigos de Israel, quería verlos muertos. Se quejó ante Dios por haber extendido la misericordia a los ninivitas. Se deprimió tanto que le pidió a Dios que le quitara la vida. Dios entonces le respondió: “¿Haces tú bien en enojarte tanto? Y salió Jonás de la ciudad, y acampó hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una enramada, y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué acontecería en la ciudad. Y preparó el Eterno Dios una calabacera… Pero Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó… y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida. Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte. Y dijo el Eterno: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció. ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda [los niños], y muchos animales?” (Jonás 4:4-11). Por fin aprende Jonás de la misericordia de Dios. Después de milenios, todavía al lado de Nínive hay un recuerdo de Jonás. Los nativos llaman la tumba “Yunas”, que significa “Jonás”.

¿Qué lecciones podemos sacar de este libro?

Primero Dios se preocupa no sólo de Israel, sino también de los pueblos gentiles. Más tarde Pablo preguntó: “¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles” (Romanos 3:29). Dios ama a toda la humanidad que creó y tiene grandes planes para ellos en el futuro. No quiere destruir a nadie, pues “se duele del castigo” (Joel 2:13).

Segundo, Dios logrará sus propósitos. Aunque tenga que llevar a Jonás en un gran pez, cumplirá lo que ha determinado. Dice en Isaías 46:10: “Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero”.

Tercero, Dios le muestra a Jonás que “no habrá nada el Eterno el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas” (Amós 3:7). Dios no hace acepción de personas, y tuvo que darle una oportunidad a Nínive de arrepentirse antes de castigar a la ciudad. Jesucristo usó el ejemplo de arrepentimiento de Nínive para mostrar que todos tendrán una futura oportunidad de la salvación. “Los hombres de Nínive se levantarán en juicio [después del Milenio, vea Apocalipsis 20:5] con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás y he aquí más que Jonás en este lugar” (Mateo 12:41). Estas son varias de las lecciones que nos deja el libro de Jonás.