#212 - Joel 1-3: "Explicación del Día del Señor"

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#212 - Joel 1-3

"Explicación del Día del Señor"

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Dios usó a este profeta para mostrarle a Israel su futuro profético, y en particular lo que significa “el día del Señor”. Un comentarista señala: "La importancia profética de este libro se debe a que Joel es el primer profeta que menciona "el día del Señor"... Después de él, solo tienen que mencionar los demás profetas' aquel día' y todo el pueblo sabe a qué se refieren… tenía que ver primero con un tiempo de gran castigo sobre la tierra pero que, en segunda instancia, cumpliría la promesa que le hizo Dios a David de establecer su reino (Salmos 89; Ezequiel 34:23). En ese entonces no habrá más guerras y la paz se extenderá por toda la tierra. Todos los profetas hablan de este tiempo, pero fue Joel el primero que usó el término 'el día del Señor'" (A Través de la Biblia, Dr. Mcgee). Se debe aclarar, sin embargo, que Oseas, el primer profeta de los 12, ya mencionó "el día de Jezreel" (Joel 1:11) que también significa "el día del Señor". Dice que en ese tiempo ''buscarán al Eterno su Dios, y a David su rey; y temerán al Eterno y a su bondad en el fin de los días" (Joel 3:5). De modo que todos los profetas describen el mismo periodo de tiempo. Ninguno se contradice.

Ahora bien, es importante recordar que Dios no le reveló a los profetas el marco de tiempo respecto a cuándo vendrá ese gran día. La perspectiva de Dios es muy distinta a la de nosotros. Sabemos que "para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día" (2 Pedro 3:8). Joel, como los demás profetas, solo pudo entender el mensaje según se aplicaba a su época, pero no al futuro lejano. Pedro explicó: "A éstos [los profetas] se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas..." (1 Pedro 1:12). El día del Señor no vendrá en los tiempos de Joel y es el apóstol Juan quien recibe los últimos detalles acerca de este "día" (Apocalipsis 1:1,10; Apocalipsis 6:17).

Capítulo 1-2: La plaga de langostas

Como en otras ocasiones, Dios usa un fenómeno local para explicar lo que sucederá proféticamente a su pueblo en un futuro lejano. Unger comenta: "Así como… Se emplea alguna circunstancia local como ocasión para una profecía de largo alcance, por ejemplo, Isaías 7:1-14 en el caso de la predicción del nacimiento virginal, también la plaga de langostas es tomada como símbolo del futuro día del Señor" (p. 411). De hecho, una parte se cumpliría alrededor de la época de los profetas [la plaga de langostas y las invasiones asirias y babilonias], otra en la primera venida de Cristo [el derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés], y la parte final [en el día del Señor] cuando Cristo vuelva. Veremos que estas profecías están parceladas de acuerdo a estas etapas.

Por lo tanto, Dios usa una plaga espantosa de langostas, jamás vista antes, como ejemplo para revelarle a su pueblo lo que sucederá en "el día del Señor". Dice: "Oíd esto, ancianos, y escuchad, todos los moradores de la tierra. ¿Ha acontecido esto en vuestros días [en el pasado de los ancianos]? De esto contaréis a vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la otra generación. Lo que quedó de la oruga comió el saltón y lo que quedó del saltón comió el revoltón; y la langosta comió lo que del revoltón había quedado" (Joel 1:2-4). 

La plaga de langostas había devastado la tierra de Israel como nunca antes. Hoy día, gracias al estricto control agrícola, estas plagas de langostas no son muy frecuentes. Pero hasta el siglo pasado, se iniciaban desde el Sudán y llegaban hasta Israel. Las langostas podían viajar hasta 1000 km y eran plagas devastadoras como dice Joel: "Como el huerto de Edén será la tierra delante de él, y detrás de él como desierto asolado" (Joel 2:3).

Mcgee comenta: “En efecto, Dios dice al pueblo: ‘Si creen que esta plaga de langostas es lo peor que ha sucedido, están equivocados. Vendrá un periodo llamado ‘el día del Señor’ donde la tierra quedará mucho peor’. Será indescriptible en magnitud, y tendrá lugar durante ‘La Gran Tribulación’. En la última etapa vendrá Cristo para establecer su reino… Respecto a las langostas, Proverbios 30:27 las describe como un ejército: “Las langostas, que no tienen rey, y salen todas por cuadrillas”. [Las langostas se dividen en batallones para devorar la tierra]. Los cuatro términos hebreos que usa Joel – oruga, saltón, revoltón y langosta son simplemente las cuatro etapas de maduración de la langosta y describen el ataque desde la tierra hasta el aire. Primero tenemos la oruga, luego, el saltón, que ya puede saltar, luego el revoltón, que puede volar y finalmente, la langosta madura]. La primera cuadrilla pasa rápidamente por la tierra, arrasando las áreas más verdes. Luego la segunda pasa con más cuidado por la zona. Después llega la tercera que busca lo olvidado, y finalmente, llega el equipo de limpieza, que termina el trabajo. Su voracidad es tan grande que se comen hasta la corteza de los árboles, mostrando el interior blanco".

No se debe confundir la etapa de la Gran Tribulación, que es traída por Satanás con su gran ira (Apocalipsis 12:12) Y el día del Señor que es ''la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?" (Apocalipsis 6:16-17). Cristo dijo: "...porque habrá gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo [quedaría vivo]; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados" (Mateo 24:21-22). En Apocalipsis, los cuatro jinetes pasarán por la tierra trayendo al falso Mesías, guerras, hambres y pestes. Dejarán la tierra como si hubiera pasado una plaga de langostas. Por ejemplo, al llegar el cuarto jinete, muere una cuarta parte de la humanidad: "...le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra" (Apocalipsis 6:8)". Son tiempos para estar cerca de Dios. De los 3 1/2 años, la Gran Tribulación durará los primeros años y "el día del Señor" es cuando llega Cristo y se desatan las 7 postreras plagas. Así llegará a una tierra devastada que tendrá que renovar y luego establecerá su reino.

Volviendo al fenómeno local, Joel describe el daño hecho por las langostas: "Asoló mi vid, y descortezó mi higuera; del todo la desnudó y derribó; sus ramas quedaron blancas. Llora tú como joven vestida de cilicio por el marido de su juventud [será como la angustia de una novia que pierde a su futuro esposo]. Desapareció de la casa del Eterno la ofrenda y la libación; los sacerdotes ministros del Eterno están de duelo [no hay alimentos para ofrecer sacrificios]. El campo está asolado, se enlutó la tierra; porque el trigo fue destruido, se secó el mosto, se perdió el aceite" (Joel 1:7-10).

Luego Dios compara esta devastación con el futuro "día del Señor", que es de una magnitud mayor. "¡Ay del día! Porque cercano está el día del Eterno, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso… Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra [noten que ya no es un fenómeno local], porque viene el día del Eterno, porque está cercano. Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra, que sobre los montes se extiende como el alba. Vendrá un pueblo grande y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás, ni después de él lo habrá en años de muchas generaciones. Delante de él consumirá fuego, tras de él abrasará llama… Como estruendo de carros saltarán sobre las cumbres de los montes; como sonido de llama de fuego… Irán por la ciudad, correrán por el muro, subirán por las casas y entrarán por las ventanas a manera de ladrones. Delante de él temblará la tierra, se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor. Y el Eterno dará su orden delante de su ejército; porque muy grande es su campamento [el ejército de ángeles que acompaña a Jesucristo a la tierra, (vea 2 Tesalonicenses 1:7)]; fuerte es el que ejecuta su orden: porque grande es el día del Eterno, y muy terrible: ¿quién podrá soportarlo?" (Joel 2:1-11).

Aquí describe la invasión de Israel por el rey del norte, o la futura Europa dirigida por los asirios modernos, que dejarán a Israel tan desolada como en el pasado. Recuerden que los asirios arrasaron con el norte de Israel y luego deportaron a todos los sobrevivientes. Así lo harán de nuevo. Es interesante notar que los mismos asirios se comparan con una plaga de langostas. Una inscripción asiría del tiempo de Sargón II (722-705 a.C.) relata los efectos de su ejército como unas langostas: ''La ciudad de Alliash-tania… junto a 17 ciudades, yo [Sargón] destruí. La arrasé hasta sus cimientos, quemé todo, sus graneros abrí a mis tropas. Como langostas revoltosas, mis ganados devoraron todo lo que era verde" (Ancient Records of Assyria and Babylonia, D. Luckenbill, 1926-1927,2:85).

Como prueba que este relato se refiere a los acontecimientos antes y durante la venida de Cristo, Juan dice: "Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla, y todo monte y toda isla se removió de su lugar. Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos… se escondieron en las cuevas… y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?" (Apocalipsis 6:14-17).

De modo que Joel describe la escena principal del día del Señor y los demás profetas agregarán los detalles. ¿Qué recomienda Dios que hagan para evitar pasar por esas terribles plagas y terremotos? Dice: "Por eso pues, dice el Eterno, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos al Eterno vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo. ¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejara bendición tras de él." (Joel 2:12-14). Aquí vemos claramente que a Dios no le agrada castigar o que sufran los seres humanos. No es un Dios cruel e insensible. Todo lo contrario. Es muy paciente y perdonador. El mundo todavía puede evitar este castigo venidero si se convierte a la ley de Dios, pero a pesar de todos los esfuerzos por difundir este mensaje a todo el mundo, muy pocos se han convertido. Por eso parece que todo este sufrimiento tendrá que venir y cumplirse al pie de la letra, aunque no lo deseamos para el mundo.

Luego de describir los acontecimientos del “día del Señor”, Dios revela que los sobrevivientes de su pueblo reconocerán su pecado y se convertirán a Él. Esto será cuando vean a Cristo establecer su reino. Traerá a su pueblo de entre las naciones y saneará la tierra. Dice: "Responderá el Eterno, y dirá a su pueblo: he aquí yo os envío pan, mosto y aceite [después de la devastación del día del Señor], y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré en oprobio entre las naciones. Y haré alejar de vosotros al del norte [se refiere al rey del norte y sus ejércitos que habían capturado a su pueblo y después estuvieron en el valle de Armagedón donde fueron derrotados], y lo echaré en tierra seca y desierta; su faz será hacia el mar oriental [Mar Muerto], y su final al mar occidental [el Mediterráneo]; y exhalará su hedor, y subirá su pudrición, porque hizo grandes cosas”. En Zacarías 14:12 dice: “Y esta será la plaga con que herirá el Eterno a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén: la carne de ellos se corromperá estando ellos sobre sus pies, y se consumían en las cuencas sus ojos, y la lengua se les deshará en su boca. Y acontecerá en aquel día que habrá entre ellos gran pánico enviado por el Eterno; y trabará cada uno de la mano de su compañero, y levantará su mano contra la mano de su compañero, [Dios continúa describiendo el Milenio]”. Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite… Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo… y mí pueblo nunca jamás será avergonzado" (Joel 2:19-27).

Noten que en ese entonces podrán recibir el Espíritu Santo y convertirse en una nación santa. Es lamentable que hay una separación de capítulos que impide ver el contexto total: "Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne [en el Milenio] y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones, Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso del Eterno. Y todo aquel que invocare el nombre del Eterno será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho el Señor, y entre el remanente al cual él habrá llamado. Porque he aquí que, en aquellos días, y en aquel tiempo en que haré volver la cautividad de Judá y de Jerusalén, reuniré a todas las naciones, y las haré descender al valle de Josafat y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra" (Joel 2:28- Joel 3:2).

Al leer esta sección en su totalidad, entendemos que cuando Pedro citó Joel 2:28-32 para referirse al Espíritu Santo que recibieron en Pentecostés, no se trataba de la totalidad de la profecía, sino a una parte parcial, al establecer la Iglesia, o Israel espiritual. Pero no fue "el día del Señor", no hubo terremotos ni el sol se oscureció. Más bien lo citó para que los diligentes judíos entendieran que esto había sido profetizado. Ellos los ridiculizaban por los distintos idiomas que usaban totalidad en ese entonces. Noten que en Joel se está describiendo principalmente las condiciones del Milenio.

Capítulo 3: Ejércitos en Armagedón y valle de Josafat

Respecto al valle de Josafat, se encuentra al oriente de Jerusalén, entre la ciudad y el monte de los Olivos. Actualmente es conocido como el valle de Cedrón.

Las naciones primero se juntan en Armagedón y luego llegan al Valle de Josafat

Dios les dice a estas naciones rebeldes: "Proclamad guerra, despertad a los valientes, acérquense, vengan todos los hombres de guerra. Forjad espadas de vuestros azadones en lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy. Juntaos y venid, naciones todas de alrededor, y congregaos; haz venir allí, oh Eterno, a tus fuertes [los ángeles]. Despiértense las naciones, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor. Echad la hoz, porque la mies está ya madura [la intervención de Dios está lista]. Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos [citado en Apocalipsis 14:14-16]. Muchos pueblos en el valle de la decisión porque cercano está el día del Eterno en el valle de decisión. El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor. Y el Eterno rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; pero el Eterno será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel" (Joel 3:9-16).

Al finalizar el libro, Dios de nuevo describe las condiciones durante el Milenio: "...y Jerusalén será santa, y extraños no pasarán más por ella. Sucederá en aquel tiempo, que los montes destilarán mosto [estarán llenos de viñas], y los collados fluirán leche [mucho ganado] y por todos los arroyos de Judá correrán aguas: y saldrá fuente de la casa del Eterno [vea Ezequiel 47:1-12: Zacarías 14:8] y regará el valle de Sitim [que queda al otro lado del Jordán, vea mapa arriba]. Egipto será destruido y Edom será vuelto en desierto asolado por la injuria hecha a los hijos de Judá; porque derramaron en su tierra sangre inocente. Pero Judá será habitada para siempre y Jerusalén por generación y generación. Y limpiaré la sangre de los que no había limpiado; y el Eterno morará en Sion” (Joel 3:17-21).