#205 - Daniel 7: "La explicación de las 4 bestias"

#205 - Daniel 7

"La explicación de las 4 bestias"

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Se puede decir que estos últimos capítulos son una elaboración de la profecía de Daniel 2 sobre la gran imagen de los imperios mundiales. Ahora Dios revelará muchos más detalles que también hay en el libro de Apocalipsis.

“En el primer año de Belsasar rey de Babilonia tuvo Daniel un sueño, y visiones de su cabeza mientras estaba en su lecho; luego escribió el sueño, y relató lo principal del asunto. Daniel dijo: Miraba yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar” (Daniel 7:1).

Normalmente, el viento sopla de una sola dirección, pero aquí había mucha agitación sobre “el gran mar”. El gran mar es identificado en la Biblia como el Mar Mediterráneo (Números 34:6-7; Ezequiel 47:10, Ezequiel 47:15, Ezequiel 47:20). Además, la Biblia revela que las aguas son un símbolo de multitudes de personas: “Las aguas que has visto… son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas” (Apocalipsis 17:15). Por tanto, esta profecía tiene que ver con las multitudes de pueblos que habitan la zona alrededor del Mediterráneo, es decir, el Medio Oriente y Europa.

Los cuatro vientos representan esa agitación y violencia que habrá en la tierra cuando surgen estos grandes imperios. Sobre la cuarta bestia dice: “...a toda la tierra devorará, trillará y despedazará” (Daniel 7:23). Los pueblos están asustados y tratan de impedir su surgimiento. No quieren ser conquistados y esclavizados. Los vientos, entonces, simbolizan la agitación y el miedo nacional de estos países.

No obstante la oposición, la primera bestia que surge es el imperio babilonio y somete a estas multitudes de gente. En Daniel 2, es descrito como una cabeza de oro, muy hermoso y glorioso por fuera, pero aquí vemos su verdadera naturaleza interior, la de una bestia cruel y rapaz. “Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar. La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas fueron arrancadas, y fue levantada del suelo se puso enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre” (Daniel 7:3-4).

El león alado – Símbolo del Reino Babilonio

¿Por qué se menciona que se le arrancan las alas y se convierte en humano, con un corazón de hombre? Fue Dios quien arrancó la soberbia y poder de Nabucodonosor por 7 años y lo convirtió literalmente en un tipo de bestia. Al final del tiempo, él reconoció a Dios como el verdadero Dios y se volvió más “humano” y humilde en su trato con los demás. Era algo muy distinto a su antigua forma cruel de someter a los pueblos. En el capítulo 5, Daniel le hizo ver a Belsasar esa actitud “humana” de su abuelo.

El oso – símbolo del Imperio Medo-Persa

Ahora surge la segunda bestia que corresponde al pecho y brazos de plata de la imagen de Daniel 2. “Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que del otro, y tenía en su boca tres costillas entre los dientes; y le fue dicho así: Levántate, devora mucha carne” (Daniel 7:5). La descripción del Imperio Medo-Persa es muy certera. No tenía alas como el anterior reino, pues su ejército era lento, no como el de Nabucodonosor. “El ejército de los Medo-Persas” dice el Dr. McGee, “se movía lento pero poderoso como un gran oso -hasta llevaba a sus familias consigo”. Por esa lentitud, más tarde los griegos pudieron fácilmente vencerlos.

Menciona que tenía un costado más alto que el otro, que corresponde a la preeminencia de los persas sobre los medos. Al final sólo se llamó el Imperio Persa. En su boca tenía “tres costillas” y se le mandó que siguiera devorando más carne. Lo más probable es que estas tres costillas significan los tres reinos que devoró este imperio: el babilonio, el lidio, y finalmente, el egipcio.

El leopardo – la rapidez del Imperio Griego

La tercera bestia corresponde a los lomos de la imagen y es el Imperio Griego. Fue el más rápido de todos en conquistar a esta región alrededor del Mediterráneo. “Después de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado dominio” (Daniel 7:6). La rapidez de este imperio se simboliza por las cuatro alas, dos más que el babilonio, y ninguno para el Medo-Persa. Las cuatro cabezas representan a los cuatro reyes que realmente gobernaron el Imperio Griego, pues Alejandro Magno, su primer rey, sólo estuvo ocho años al mando de este imperio. Halley comenta: “Alejandro Magno asumió el mando del ejército griego en 336 a.C. [a los 20 años], y con rapidez de un meteoro se lanzó al Oriente sobre las tierras que habían estado bajo el dominio de Persia, Babilonia, Asiria y Egipto. Cinco años más tarde, en 331 a.C., el mundo entero estaba a sus pies. En su invasión de Palestina, 332 a.C. mostró gran consideración hacia los judíos y dejó intacta a Jerusalén. Luego de un reinado breve, murió en 323 a.C. Después de la muerte de Alejandro, su imperio pasó a cuatro de sus generales. De los dos sectores orientales, Siria le tocó a Seleuco, y Egipto a Tolomeo [Grecia estuvo bajo Casandro y Asia Menor bajo Lisímaco” (p. 354).

La cuarta bestia corresponde a las piernas y los pies de la imagen, que es el Imperio Romano. De hecho, el Imperio Romano se dividió en dos partes en 330 d.C. con sus dos capitales: Roma y Constantinopla. “Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos. Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas. Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve...y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos. Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego. Habían también quitado a las otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo. Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido” (Daniel 7:7-14).

Veamos la explicación que Dios entrega: “Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra. Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre” (Daniel 7:17-18). Vemos de esta manera que los paralelos con la imagen en Daniel 2 encajan perfectamente. Los cuatro reinos corresponden a las cuatro partes de la imagen que será golpeada por la roca que aquí corresponde a Jesucristo, ese “uno como un hijo de hombre” que recibe autoridad y el reino del Anciano de días, o Dios el Padre. Los libros que se abren son los libros de la Biblia, para que la humanidad se someta a sus leyes o sea condenada (Hebreos 4:12).

La cuarta bestia es entonces el Imperio Romano. Noten que este “pequeño cuerno” que sale de entre los diez viene del Imperio Romano, no del griego. Leamos qué más dice sobre esto: “Entonces tuve deseo de saber la verdad acerca de la cuarta bestia… acerca de los diez cuernos que tenía en su cabeza, y del otro que le había salido, delante del cual habían caído tres; y este mismo cuerno tenía ojos, y boca que hablaba grandes cosas, y parecía más grande que sus compañeros. Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía, hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino. Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra… Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a tres reyes derribará. Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos [¿domingo por sábado?] y la ley [de Dios]; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo. Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin, y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán” (Daniel 7:17-27).

Los diez cuernos de la cuarta bestia corresponden a los diez reinos que saldrán de este sistema hasta que venga Jesucristo. Dice el Sr. Armstrong: “Los 10 cuernos son, pues, 10 gobiernos que saldrán del Imperio Romano. Estos reyes, llamados también reinos, se prolongan desde el año 476 hasta el momento en que la roca (Cristo y su reino) triture los pies de la imagen y el reino sea entregado a los santos” (Folleto, ¿Qué o quién es la Bestia Profética?, p. 9).

La clave para entender estos 10 cuernos en que 3 son derribados por el pequeño cuerno se encuentra en la imagen que Dios entrega en Apocalipsis 13:1-8. Estos no corresponden a los diez dedos de la imagen, sino a las partes de las piernas que terminan en los pies.

En Apocalipsis 13:1-7, las cuatro bestias están unidas en un solo ser: el Imperio Romano que tiene siete cabezas y diez cuernos. Representa los resurgimientos del Imperio Romano después de su caída en 476 d.C. “Y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos” (Apocalipsis 13:1). Las tres cabezas o cuernos fueron derribados. Son removidos por el pequeño cuerno luego de caer el Imperio Romano. Estos primeros tres cuernos de Daniel representan a los tres reinos transitorios que surgieron luego del derrumbe del Imperio Romano.

Dice el Sr. Armstrong: “El Imperio Romano en África del Norte fue invadido por los Vándalos que luego saquearon a Roma en el año 455. Después, en el año 476 Odoacro estableció en Roma su gobierno de los Hérulos. Pero esto no sanó la herida de muerte porque se trataba de un gobierno situado en Roma, pero no romano sino de los bárbaros extranjeros. Después vino el reino de los Ostrogodos (493-554). Este fue otro pueblo extranjero que gobernó ese territorio, pero fue expulsado de Italia y desapareció. Estos tres reinos que barrieron el territorio romano llenaron el período que la historia conoce como la “edad de transición”, o sea una transición entre la herida y el momento en que ésta se sanó. Ahora Daniel vio un “cuerno pequeño” que surgía entre estos 10 y que arrancó a los tres primeros (Daniel 7:8). Eso deja siete cuernos por venir. De ese cuerno pequeño dice Daniel que “parecía más grande que sus compañeros” (Daniel 7:20). [Es] el papado que dominó completamente a todos los cuernos subsiguientes… En el año 554 de nuestra era Justiniano, emperador del Imperio Romano Oriental en Constantinopla, estableció su gobierno [en Roma] mediante legado imperial en Ravena, Italia, y realizó lo que se llama en la historia la “restauración imperial” ... Ahora debemos aclarar que la mujer mencionada en el capítulo 17 de Apocalipsis... es el “cuerno pequeño” de Daniel 7, que “parecía más grande que sus compañeros” e hizo que fueran arrancados los tres primeros” (páginas 12-13). Es el comienzo del Sagrado Imperio Romano. En su primera etapa duró 1260 años proféticos (los 42 meses, día por año profético) desde 554 hasta la caída de Napoleón en 1814.

Así, este cuerno pequeño que hablaba grandes cosas es la Iglesia Romana, bajo cuya influencia “arrancó” a estos tres gobiernos transitorios “no católicos”. La iglesia en Roma resistió a estos reinos, que para ellos eran “paganos” aunque en realidad eran arrianos. Luego, con la venida de Justiniano, la Iglesia Católica vuelve a tomar el mando. Ahora este cuerno pequeño de Daniel es descrito en Apocalipsis 17 como una mujer que monta estas siete últimas cabezas de la bestia romana. Comenzó con Justiniano y se prolongará hasta que sea destruida junto con el líder político-militar del Imperio Romano. Noten lo que les sucede cuando viene “la Roca no hecha de manos” de Daniel 2; o “el hijo del hombre” que recibió dominio de Daniel 7; o el Verbo de Apocalipsis 19: “Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba… El Verbo… De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones… Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta [o el pequeño cuerno o la mujer]... Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego” (Apocalipsis 19:11-20).

De modo que los 10 cuernos que vemos en la cuarta bestia de Daniel son las 10 prolongaciones de ese imperio hasta la venida de Cristo. El pequeño cuerno estará dominando a los últimos siete resurgimientos y ya se han cumplido seis. Falta uno último que estará a cargo de 10 gobernantes europeos bajo la bestia y el pequeño cuerno, que representa a la iglesia romana.

Noten, según Apocalipsis 13:11-14, lo que hará este pequeño cuerno en los tiempos del fin: “...tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón...También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vive”. Es decir, se jacta de sus poderes milagrosos y su gran capacidad para hablar y persuadir.

Así vemos en forma progresiva cómo Dios llena los detalles de estos cuatro reinos desde la imagen de Daniel 2 hasta Apocalipsis 17, en particular sobre el último imperio.